Te preguntarás ¿quién es ti? ¿a quién se dirige la misiva que se publica hoy con cierto tufo de alharaca? No es nadie y eres tú.
La Pajarera Magazine, es consciente de la limitación que tiene, dolorosamente consciente, diría. No más de ochocientos, quizá menos, de lectoras/es al día, cierto es que a veces hacemos picos donde lo petamos. Nunca se sabe cuándo ni porqué porque de saberlo tocaríamos el cielo a diario. Te he contado que los artículos salidos de la tripa, los menos elaborados, los que se volcaron en el teclado bajo efecto de la rabia o del desdén, sin apenas correcciones ni documentación. dieron el salto a la contundencia y casi podría decir a la inmortalidad. Vale, no me llames soberbia, que tienes razón. Hoy, inmortal no hay nadie, ni nada. Cada escrito dura lo que dura una piedra de hielo en un whisky on the rocks, que diría Sabina. Cierto, pero tiempos hubo de trending topic, de llamadas de prensa, de compartir espacio con los grandes medios. Pocos, para mi gusto, si te soy sincera. Por mí andaríamos a toda hora enfrascados con el pandemonio de redes y papel impreso, pero no es así.
Te dirás tú ¿por qué La Pajarera Magazine no es como esos medios que andan en boca de todas? pues porque no hay pelas. Ni publicidad (abiertas estamos a publicitar cosas racionales, nos negamos a casinos, prostitución, drogas, alcohol y todo lo que huela a capitalismo desvariado) no hay concilio con poderes, ni, aunque sean afines, porque ya nos negamos a colaborar con un partido al que votamos porque queríamos seguir teniendo la libertad de crítica que es prioritaria tanto en el magazine como en mi persona. Ni recibimos paguitas (ay, duele cuando nos acusan de ello porque ya nos gustaría siempre que fuera a fondo perdido y sin vender el alma) Se ve que la independencia, la honestidad no cotiza. Ni te cobramos a ti, porque me empeñé en que este magazine debía ser gratuito para toda persona que quisiera leerlo. ¿Por qué y para qué? manías que tiene una, activismo cultural, anticapitalismo militante, lo llaman los que saben llamar a las cosas…Ya me lo avisó mi padre hace mucho: “hija, te vas a morir de hambre de la que vas” Pues de hambre no, pero de penuria, a veces.
Entonces, te preguntas ¿para qué me escribe la plasta esta? Lo primero para desearte las mejores fiestas y una felicidad tranquila que te impulse a seguir. Con nosotras, con La Pajarera, por supuesto; seguir con la controversia, con la rebeldía y con la indagación de las diversas realidades que conforman el universo en el que habitamos. Porque nos le disfrazan de colorines diversos y es obligado dar la vuelta a la realidad para conocerla bien, no para evadirse sino para enfrentarla.
Nos dicen que Europa es chachi guay (una de boomer) Y cuando nos acercamos a mirar comprobamos la inercia, el absoluto racismo de las leyes que protegen una frontera impermeable para los que llegan pero permisiva y permeable para los que salen a expoliar, a esclavizar y a robar a los mismos que al llamarnos a la puerta, les damos con ella en las narices. Nos dicen que somos la isla pacifica del universo y mantenemos amistad y tratos de negocios impíos, con genocidas y criminales. Nos aseguran que nuestros gobiernos respetan los derechos humanos y resulta que apalizan a quien busca limpiar el clima y protegen a los liberticidas. Que chamuscan con su fogueo a raperos, titiriteros y gentes de faranduleo y mal vivir, mientas aplauden y subvencionan a prostitutos del arte y potencian la comedia humana de serviles al poder. Que somos civilizadas, cultas, super listas, mientras despreciamos culturas diversas que nos superan de largo.
Nos cuentan que las guerras son por una bandera, un territorio, una religión. Visten la sangre y el crimen de niños/as de bonitos colores para que sea digerible, cuando la realidad es que en Ucrania la empresa norteamericana, que ya se repartió Irak, Blackwater (ahora llamada Xe) ha llegado hace tiempo para rapiñar las resmas de la guerra y devorar un país tan rico que nunca tuvo paz. Porque las guerras ya no son cosas de ejércitos patrióticos, sino de profesionales que matan para nutrir al capitalismo que llega después a repartir la tarta y el tinglado. En Gaza hay un proyecto de construcción de bonitos chalets en los asentamientos futuros de Gush Katif, con una golosa maqueta para que los futuros compradores inviertan cerca del mar y vivan sus doradas vidas sobre cadáveres construyendo con descaro una lujosa urbanización como la que visité sobre el terreno de Gusen, donde los nazis eliminaban de forma industrial a todo ser humano agotado, herido, mutilado. Vi sus jardines, las bonitas flores que crecen en sus aceras, los columpios donde se divierten los pequeños sin saber que pisan tierra que hace unos años fue justo el centro del infierno. Solo hay un memorial sobre aquel terreno y fue porque una de las víctimas del Holocausto compró dos parcelas y en vez de construirse su casa hizo un museo que muestra el horror de lo que fue Gusen. En Gaza no se hará, seguro.
En Palestina, cuando se retiren los cascotes y las vísceras de los pequeños muertos, comenzarán a construir sus chalecitos y el mundo olvidará. Como olvidamos que nuestro país y nuestra democracia se asienta sobre una lóbrega fosa de 140.000 desaparecidos a los que se les niega el nombre y la dignidad.
Queremos encontrar un espejo donde mirar nuestra cara de europeítas conformadas para vernos la crapulosa realidad en descomposición de nuestra mirada cultural. Queremos preguntarnos constantemente ¿y eso por qué es así? ¿y esa ley es justa? ¿y ese trato es humano? ¿y qué pensaría yo si estuviera en una frontera o en la patera perdida vagando por el Mediterráneo, en Gaza, en una zona esquilmada de la Amazonia, en un buque de pesca, en una aldea perdida de cualquier lugar olvidado?
Te escribo para que te hagas esas preguntas y otras parecidas, para que busques respuestas y cuestiones las verdades inamovibles de nuestra enfática forma de colonialismo cultural y social.
Te escribo para pedirte por favor que te incomodes, que incomodes al poder porque la Navidad no es solo un periodo de villancicos y familia, que hay realidades que no podemos obviar. Pedirte que muevas tu silla, que muevas la silla del poder. Pedirte, por favor, que jamás te conformes ni dejes que se conformen; que mires debajo de la alfombra que cubre las vergüenzas de una sociedad adormecida que vota a tipas que estrechan la libertad en una caña de cerveza mientras dejan morir ancianos y sin luz a miles de niños en la Cañada Real. Que levantes el polvo y el guano de una sociedad que vota a un enfermo mental que habla con perros muertos y va a provocar una masacre social en el país hermano, Argentina. Te escribo para que te des cuenta que aplaudimos a musulmanes poderosos que ahogan a su pueblo mientras discriminamos a los que llegan o están desde hace mucho, llamándoles moros, criminalizando su raza y religión. Que te cuestiones, que preguntes, que incomodes, que seas la mosca cojonera para cualquiera que ande acomodada en sus percepciones. Te escribo para que no olvides que nos matan, que nos violan, que nos asesina en todo el mundo, en España también, por el solo y único motivo de ser mujeres.
Te escribo a ti para darte las gracias, para animarte, y para suplicarte que hagas todo eso con nosotras, sí, las de esta casa. Porque si algo mueve a la sociedad, a la comunidad, al barrio, al pueblo, es eso: la incomodidad, el cuestionamiento constante de la cómoda situación en la que tendemos a recostarnos.
Y no hablo del poder, ni de los políticos, que va. Hablo de nosotras, las del pueblo, las que votamos, las que compramos, las que viajamos barato y contaminando, las que elegimos un alimento u otro. Las que especulamos sin darnos cuenta, las que envenenamos el medio ambiente. Las pequeñas que hacemos cosas pequeñas, y si nos diéramos cuenta del poder de las pequeñeces, cambiaríamos el mundo.
Por eso, esta Navidad, he decidido escribirte a ti.
Sí, a ti, mismamente. Para desearte Feliz Navidad y para darte por el saco. Y que des a tu vez, mucho por el saco al resto del mundo acomodado.
María Toca Cañedo©
Feliz navidad Pajarera, me acompañas desde hace un año y te espero todos los días. Espléndido trabajo.
Gracias a ti José Luis, por tu lectura, por el apoyo que es manantial de donde bebemos, compañero.
Mi apoyo incondicional a ti por hacerme ver cosas que nunca vi, gracias
Gracias a ti Juan, por tu lectura, por el apoyo que es manantial de donde bebemos, compañero.
Felices días, María. Aunque cueste a veces, debemos disfrutarlos; no hace daño a nadie. Mis mejores deseos para ti y todos tus proyectos.
Gracias, así se hará
Soy de las fieles, una de las 800 y pico. Y no tengo palabras para agradecer el conocimiento, el impulso, la tanta verdad
Gracias…significa mucho. Mucho, de verdad, Georgina.