Tremendo follón el que se montó la mañana del 8 de Septiembre del 2030, festividad de la Virgen del Pino, en la estación de Santa Catalina de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla de Gran Canaria, también conocida como “Isla Redonda”.
Al frente del inmenso gentío allí congregado, destacaban todas las autoridades del Cabildo y Gobierno Canario, junto con los alcaldes y respectivas corporaciones de los Ayuntamientos de la isla implicados en el acontecimiento… Todos ellos vistiendo de impecables fracs, aunque para su suerte el Sol se hallaba oculto por una gruesa capa de nubes bajas que los lugareños denominaban la sempiterna “panza de burro”, dada su obstinación en prolongarse durante meses, un día sí y otro también, y su similar aspecto al presentado por la panza de los burros y, supongo, también de las burras.
Algunos pueblos y aldeas, habían desplazado grupos musicales para la ocasión, que continuamente interpretaban ritmos y canciones locales. Y pese a ser de día, sin esperar a la noche, se lanzó una colección de fuegos de artificio, que aquí llaman voladores, por aquello de crear ambiente con el ruido.
Había niños y niñas de todos los colores por doquier. Tantos, que contradecían las estadísticas oficiales sobre el descenso de la natalidad en los últimos tiempos..
Los habituales vendedores de la playa, hacían su particular septiembre, vendiendo refrescos, barquillos, pan de huevo y hasta sandía, si bien esta última no tenía mucha venta ante la ausencia de calor y de personas foráneas en el acontecimiento.
Entre este singular follón, un ciego gritaba: “Salven las vacaciones, miniños, compren un cupón. Que son un millón de euros si les toca, un meuro miniños, salven las vacaciones”.
Poco antes de las doce horas, apareció el señor Obispo de Las Palmas, acompañado de sus acólitos, diáconos, subdiáconos y sacerdotes, portando el calderín del agua bendita y el hisopo para proceder a la bendición de Los Trenes de “Isla Redonda”, alimentados con energía eléctrica de generación eólica, de los más de diez mil molinos de viento, o aerogeneradores, que inundaban toda la isla como una nueva Mancha quijotesca.
Era un gran acontecimiento para “Isla Redonda”. Muchos de cuyos habitantes jamás habían montado en ferrocarril, de no haberlo hecho en la península o en otro país.
Algunos recordaban que sus bisabuelos conocieron uno, movido por vapor, al que llamaban “La Pepa»
Pero, a pesar de todas las novedades técnicas expuestas, lo que más llamaba la atención en aquella multitudinaria e histórica inauguración, era la existencia en una única vía de dos trenes alineados en direcciones opuestas con el mismo destino final: el Puerto de Mogán en el Sur de “Isla Redonda”. Esta aparente paradoja fue el ingenioso resultado del también tremendo follón que se montó en la Isla cuando la Comunidad Europea concedió una importante ayuda de mil millones de euros para desarrollar un tren eléctrico, que unieran por ferrocarril el norte y el sur de la isla, paliando así en gran medida el insoportable tráfico de personas y mercancías por unas autovías colapsadas de vehículos.
El Cabildo, contra todo pronóstico, convocó, cinco años antes de la presente inauguración, a una reunión a todos los alcaldes de la Isla para explicarles el proyecto. Se trataba de un trazado casi paralelo a la autovía Sur, saliendo de la mismísima capital, salvando obstáculos con algunos túneles y puentes de corto recorrido. Tremenda también fue la bronca que se montó. Los gritos de los alcaldes de las localidades del centro, norte y noroeste de la Isla, sonaron en Santa Cruz de Tenerife, como si de un terremoto en Gran Canaria se tratase. Cosa que, muertos y heridos aparte, les congratulaba enormemente, dada la tradicional y enfermiza rivalidad que mantenían.
El primero en alzar la voz fue el Alcalde de Arucas, Don Tirso Matalauva, Cho’Tirso para todos, que levantándose del asiento espetó a los del Cabildo:
-Arucas, es mucho Arucas pa’dejarla pa’fuera-comenzó diciendo Cho’Tirso– Por población, por historia, por industria, por el «peazo» de Catedral que tenemos y hasta por los lagartos autóctonos- y cogiendo respiración continuó- Y si se trata de que las localidades «aigan » de tener mar, ahí tenemos Bañaderos que es de nuestro municipio y por donde Arucas se asoma a la mar. Si no fuese por la piedra y el ron de Arucas, muchos hogares canarios ni tendrían paredes, ni alegría, en sus casas. O sea, y termino, que yo creo que el tren debiera de salir de Arucas y tirar luego pa’lla alantrito, hasta Las Palmas, donde además de llevar pasajeros, podría transportar mercancía hasta el Puerto: ron, plátanos, “papas”, y hasta piedra, ¿por qué no? Digo yo…- Y dando un fuerte golpe con su cachaba en el suelo, se sentó.
Aprovechó entonces para levantarse, el Alcalde de Santa María de Guía, Don Jonathan Santana, Jony, para los más íntimos, que en tono solemne, dijo:
– Señores y Señoras, yo lamento discrepar de lo dicho por mi colega de Arucas, pues ello presupone que la única ruta para ir al Sur, sea la del Noreste. Nuestra querida Isla, como todos sabemos, es redonda, por lo que si trazamos una línea diagonal entre Las Palmas y Puerto Mogan, pasando imaginariamente por el Roque Nublo, los itinerarios a recorrer son prácticamente equidistantes en ambos sentidos. Con la ventaja de que el itinerario por el Noroeste y pese a una orografía más dificultosa, probablemente sería más rápido, al instrumentarse menos número de estaciones, pues con parar en Arucas, Guía, Agaete y La Aldea de San Nicolás, el tren se plantaría en un periquete en Puerto Mogán.
– Efectivamente, tiene razón Don Jonathan- gritó la Alcaldesa de Agaete, Blanca Flora del Dedo de Dios- Además, no debemos olvidar que la conexión natural con Tenerife es por nuestro Puerto de las Nieves, lo que atraería mayor número de visitantes , tanto isleños como extranjeros, hacia el Sur de nuestra Isla.
Los miembros del Cabildo se miraban unos a otros, profundamente arrepentidos de haber convocado una reunión, en un atisbo de democracia, que se les escapaba de las manos, pues anticipadamente, su proyecto no era otro que establecer un ferrocarril entre Las Palmas y Puerto Mogan, siguiendo el corredor de la autovía del Sur, con estaciones en Telde, Aeropuerto, Cruce de Arinaga, Vecindario, Playa del Inglés, Maspalomas, Arguineguín, Puerto Rico y Puerto Mogán, interrelacionando lo industrial con lo turístico, tratando de sacar de la autovía el mayor número posible de turismos y vehículos pesados. El moderador de aquella informal reunión dio unos golpes al micrófono y levantando la voz, dijo: “ Por favor señores, han sido Uds. invitados por deferencia del Ilmo. Sr. Presidente del Cabildo de Gran Canaria, para que conozcan de primera mano las ideas del Cabildo en cuanto al Proyecto de Ferrocarril que la Unión Europea nos subvenciona en gran parte. No caben aquí las peleas para que un Ferrocarril, eminentemente turístico y de descongestión de la Autovía del Sur, se transforme en un Ferrocarril de cercanías, con apeadero en cada pueblo, en cada barrio y hasta en cada casa, pues no llegaría jamas a su destino; como tampoco es económicamente rentable que le hagamos atravesar territorios de difícil orografía, pues al paso que vamos, van ustedes a proponer que pase por el Roque Nublo a 1800 metros de altitud, como ya se ha citado aquí, y eso no…»
Las últimas palabras del portavoz del Cabildo, fueron ahogadas por el enorme griterío, con abundancia de improperios y una zapatada colectiva, del grupo de alcaldes del interior de Isla Redonda.
-Pues señor Betancur y Bethencor, si el sentido de solidaridad con los municipios del interior de la Isla es el que usted demuestra, ni mis colegas de otros Ayuntamientos, ni yo, pintamos aquí nada, salvo que se nos haya convocado para completar la foto de familia del Cabildo- espetó el Alcalde de Artenara, el municipio mas alto de la Isla, Don Bartolomé de la Vega, hombre siempre muy impulsivo.
Y dicho lo dicho, se levantó del asiento, y con un ligero movimiento de cabeza dirigido al grupo que mas pateaba, se dirigió a la salida del Salón, seguido en tropel por los Alcaldes de Santa Brígida, Firgas, Moya, San Mateo, Tejeda, Valleseco, Valsequillo y Teror. Siendo este último, el que, desde la puerta y antes de cerrarla con gran violencia, les soltó: “Esto es un ultraje a la capital religiosa de la Isla, cuna de la espiritualidad de Gran Canaria, que la Virgen del Pino os hará pagar muy caro”. Dicho esto, la puerta tembló del golpetazo. Y a continuación se hizo un silencio tenso, que nadie se atrevió a romper…
Por fin, el portavoz del Cabildo reaccionó, tras cruzar la mirada con sus compañeros, apoltronados en los sillones- Sres.- dijo- mis compañeros y yo, lamentamos profundamente que se produzcan estas situaciones, que por no analizar los asuntos con la debida calma y ponderación dan lugar a tensiones innecesarias. Estamos, Sres. ante un proyecto de enormes posibilidades futuras. Que en modo alguno pretende cerrar puertas, por más que algunos las hayan golpeado con tanta saña, se trata más bien de un proyecto abierto. Que no descarta que en futuras fases no se puedan ir ampliando ramales de conexión internos a la línea principal, salvando claro es, el equilibrio entre lo posible, lo probable, lo imposible, lo realizable, y cómo no, las disponibilidades económicas, pues, señores, soñar es lo más barato, pues hasta sin la ayuda del ron, y que me perdone el Alcalde de Arucas, se puede soñar sin que cueste un euro.
En ese momento, el Alcalde de Telde, Don Gil de Calasio y Jaraquemada, levantó la mano con ánimo de intervenir, y viendo el representante de Cabildo el momento propicio para romper el impasse y continuar la reunión, se dirigió solícito hacia él, diciéndole: ¿ Díganos Sr. Calasio, desea Ud. hacer algún comentario? A lo que el señor Calasio contestó con gran aplomo: “Mas que comentario, lo que quería es recordar a su señoría, o lo que sea, que en esta Isla no sólo se fabrica ron en Arucas, sino también en Telde y quizá mucho antes que en Arucas se fabricó ron en Telde, uno de los mejores rones del mundo, hasta tal punto que en Las Antillas, en momentos de plagas y sequías, se ha consumido ron de Telde como antillano. Y en cuanto al ferrocarril, debo decir que todos los teldenses, damos por sentado que Telde debe tener una estación prominente, no un sencillo apeadero, pues no en balde es la segunda ciudad en población de Gran Canaria y la tercera de todo el Archipiélago. Y si de playas hablamos, no serán tan extensas como otras, pero toda Las Palmas sabe que la única forma de burlar a la “Panza de Burro”, sin tener que desplazarse hasta el Sur, es acercarse a disfrutar del sol en nuestra playa de Melenara».
Las palabras de Don Gil ayudaron a distender el ambiente, pues su intervención fue seguida por sonrisas, que culminaron en un aplauso por parte de varios alcaldes al finalizar la intervención; más aún sonaron los aplausos, cuando el Alcalde de Galdar, por azar del destino llamado Don Fernando Guanarteme, al igual que el jefe aborigen que se alió a las tropas castellanas durante la conquista, levantó su vozarrón para decir: “Un momento señores, por encima de las anécdotas y chascarrillos que aquí se han dicho últimamente, no quisiera dejar pasar, la omisión, voluntaria o involuntaria, en que el Alcalde de Santa María de Guía ha incurrido, no citando entre las estaciones necesarias por la ruta del Noroeste, a la muy noble villa de Gáldar, que asumiendo su presente y su pasado, se merece un lugar destacado en el futuro, como lo tiene en el presente y lo tuvo en el pasado. No quiero con ello decir que Santa María de Guía no deba tener estación, aunque de todos es conocido, que dependió durante siglos de Gáldar, y que sólo con la intervención de los castellanos, fue dotada de Alcaldía Real y Vara de Justicia; pero es Gáldar, con su Montaña y su Caldera Volcánica, la que da carácter a todo el norte grancanario. De aquí salen las más bellas piedras doradas para muchas de las iglesias y construcciones nobles de la isla, más bellas aún, por su color rojizo, que las grises y tristes de Arucas. Gáldar– continuó diciendo Don Fernando, entusiasmado- es la cuna histórica de Gran Canaria, capital que fue del guanartemato o reino, hasta la conquista por las tropas de Fernando El Católico. Y por ahora no tengo más que decir…pero que conste que los galdenses no vamos a permitir que el tren de la historia, pase por Gáldar sin detenerse para recoger nuestra aportación».
El Alcalde de Santa María de Guía, se levantó como un escopetazo del asiento y gritando, dijo: “Un momento, un momento, quiero hablar por alusiones, pues no ha sido intención mía excluir a Gáldar de la línea de ferrocarril, sino que daba por hecho que parando en Guía, servía, y valga el pareado, a los intereses de Gáldar también, dada la cercanía de los dos ayuntamientos”.
-Pues, erró Ud. en el criterio colega -dijo de nuevo el Alcalde de Gáldar con su enorme vozarrón- pues a poco largo que fuese el convoy, parando en Gáldar la locomotora y los primeros vagones, los restantes quedarían al servicio de su municipio, sin necesidad de hacer dos paradas en cuatro escasos kilómetros.
El portavoz del Cabildo, terció en la discusión, pues aquellas desavenencias y viejas rivalidades, favorecían su tesis de un ferrocarril al Sur por el Noreste de la Isla. En fin -dijo-, como ya me referí hace breves momentos, no puede ser que cada villa, pueblo o barrio, pretenda tener su apeadero, sacrificando en su globalidad y en su finalidad, por intereses casi domésticos, el proyecto. Señores, seamos más serios. Europa nos está mirando. Ellos subvencionan un tren, no un espectáculo de circo.
Surgieron abundantes abucheos a esta intervención, hasta que el Alcalde de la Aldea de San Nicolás de Tolentino, golpeó repetidamente con su cachava en el suelo del salón para hacerse oír y, blandiéndola como un puntero, dirigió la misma hacia el portavoz del Cabildo diciendo: “Señores del Cabildo, se supone que si se nos ha convocado aquí, a esta reunión, no es solo para escuchar, algo también tendremos que decir nosotros u opinar. ¿Es o no así? –Desde los miembros del Cabildo, se dejaron oír algunos murmullos, que el Alcalde de La Aldea, interpretó como aprobación-. Pues bien, yo opino que la idea de un ferrocarril por el Norte-Noroeste de la Isla es una muy buena idea, que ayudará al desarrollo armónico de la Isla. Y que aunque no existiese el proyecto Norte-Sur, la necesidad de una línea de ferrocarril desde Las Palmas a La Aldea es más que evidente y contribuiría a un más rápido desarrollo del Norte-Noroeste de la Isla. Muy olvidado, por la invasión turística del Sur. La Aldea tiene necesidad de dar salida a sus muchos productos hortícolas de forma rápida, tanto hacia la capital, como hacia el Sur, por lo que la línea que defienden mis colegas del Norte no me parece ningún despropósito, puesto que la zona Noreste de la Isla tiene ya un próspero desarrollo, con una acumulación industrial impresionante: grandes superficies comerciales, aeropuerto, ciudades dormitorio de los trabajadores del Sur, puerto industrial y hasta cualquier día una plaza de toros, más o menos al Sur. Por todo lo dicho, yo voto por que la línea de ferrocarril discurra por el Norte-Noroeste, desde Las Palmas o Telde, que tanto me da, hasta Puerto Mogán, con parada también en Mogán, que aquí nadie ha citado y que está a punto de morir por el éxito turístico de Puerto Mogán, abandonando la juventud las tierras y cultivos, para servir de camareros y camareras de los guiris, dicho sea con respeto».
– Bravo, Bravo. Así se habla-gritó el Alcalde de Mogán, batiendo en solitario las manos, en un aplauso escuálido, pero fervoroso, que el portavoz del Cabildo trató de cortar con un: “Señores, les pido formalidad., varias televisiones locales han sido invitadas a este acto, que no debemos convertir en un guirigay sin sentido. Nuevamente, llamo a su sentido de la responsabilidad. No convirtamos esta reunión, informal eso sí, propiciada por el Cabildo, en un espectáculo de feria. Agradecemos las palabras, las ideas que dice, Don Galo Artejévez, Alcalde de la Aldea de San Nicolás, que se han expuesto en esta reunión y que el Cabildo, a buen seguro, tomará buena nota de ellas y las estudiará con cariño, pero con todo el realismo que la situación impone, porque Europa, nos está mirando. No lo olvidemos-
De nuevo, un montón de murmullos entre los Alcaldes, pusieron fin a las palabras del portavoz del Cabildo, hasta que el Alcalde de Las Palmas, Don Francisco José White Acosta, hombre menudo, de buen criterio y verbo fácil, pidió la palabra para decir: “Ilustrísimos señores del Cabildo, señoras y señores colegas de Alcaldía, he seguido con gran atención todo lo aquí dicho. La verdad es que, contra las sencillas intenciones del Cabildo, de exponernos, comentarnos, hacernos partícipes, de sus decisiones en un proyecto tan vital, fundamental e histórico para Gran Canaria. La realidad, tozuda ante los hechos, ha creado una nueva dinámica, que yo estimo fructífera. Es lo que los americanos llaman brainstorming, tormenta de ideas en castellano, y son esas ideas, que a veces parecen peregrinas, las que a mí y a mi colega del Ayuntamiento de Ingenio, Don Yeray Guayadeque, nos han hecho reflexionar, hasta alumbrar una nueva idea, síntesis de las muchas hoy aquí expuestas, que quisiéramos consensuar con el resto de Alcaldes aquí presentes, y lamentando las ausencias de nuestros impacientes colegas que abandonaron la reunión, para presentar una oferta formal, alternativa a lo proyectado por el Cabildo, que a nuestro juicio mejoraría la misma, con un costo parejo al presupuestado. Y es por ello que solicitamos un receso de quince minutos para consensuarla con el resto de alcaldes aquí presentes. -¿Puede ser señorías?» dijo mirando profundamente a los miembros del Cabildo.
El portavoz del Cabildo, un tanto desconcertado, pero preso del peso político y del carisma del Alcalde de Las Palmas, asintió con la cabeza, al tiempo que, acercándose al micrófono, dijo: “Por tratarse de una reunión informal y que lo que aquí se proponga a esta representación del Cabildo no tiene carácter vinculante, accedemos respetuosos al receso solicitado. Se suspende la sesión, digo la reunión, por quince minutos.”
Pasados quince minutos, los alcaldes, reunidos en salón aparte, fueron entrando al salón de Plenos del Cabildo, con un semblante sonriente y feliz, por haber dado con la piedra filosofal en la tormenta de ideas. Comenzó a hablar el Alcalde de Las Palmas, dirigiéndose a los Sres. del Cabildo: “Perdón, señorías, pero mis colegas de Alcaldía ya vienen llegando”.
Los últimos alcaldes penetraron en el salón, entre cuchicheos y comentarios, ocupando de inmediato sus asientos.
-Ilustrísimos Sres. del Cabildo-comenzó diciendo el Alcalde de Las Palmas- les agradecemos profundamente su amabilidad y su paciencia, a fin de articular con mis colegas una solución consensuada a su proyecto de Ferrocarril en la Isla. Pues bien, fruto, como decía antes de esa tormenta de ideas, ha fructificado una nueva idea, que unánimemente aceptada por todos nosotros, les presentamos como alternativa viable. Se trataría de construir una sola vía férrea que partiendo de Las Palmas situaría dos trenes o convoyes en sentido opuesto, pero con el mismo destino: El Puerto de Mogán, en el sureste de la Isla. Uno discurriría con dirección Noroeste, vía Arucas, Gáldar-Guía, Agaete, La Aldea, Mogán y Puerto Mogán, donde se encontraría con el que en sentido opuesto, pero con el mismo destino, salió de Las Palmas, pasando por Telde, Aeropuerto, Cruce de Arinaga, Vecindario, Playa del Inglés, Maspalomas Norte, Arguineguín y Puerto Rico, muriendo en Puerto Mogán. Allí, los dos trenes se cruzarían, continuando su viaje, una vez efectuadas las labores de descarga y carga de pasajeros, mercancías y vehículos en dirección de regreso a Las Palmas por itinerarios opuestos. Así de sencillo, una sola vía y dos trenes circulando en sentidos opuestos, con un solo origen y destino: Las Palmas – Puerto Mogán. Con casi los mismos costos de un Ferrocarril de vía doble, tendríamos dos en vía sencilla, dando respuesta a los problemas de casi toda la Isla y sin desatender la mirada solidaria de Europa. Ilustrísimos Sres.- terminó el Alcalde de Las Palmas- este es el resultado de la tormenta de ideas de los alcaldes periféricos de la Isla de Gran Canaria: La Isla Redonda. Muchas gracias por su atención.
Los ilustrísimos Sres. del Cabildo, estaban pálidos como muertos, ante la espectacular tormenta que les había caído encima y ni siquiera acertaron a colaborar en el estruendoso aplauso con que los Alcaldes pusieron fin a la intervención de su portavoz, Don Francisco José White Acosta, Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria.
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Diez años más tarde, el coro-ronda de la Aldea de San Nicolás de Tolentino, entonaba una Isa que decía:
“Hay cinco días del Pino
que causan gran alegría:
La Bajada, Los Romeros,
La Gran Fiesta y las Marías,
que sumados a Dos Trenes
circulando por la vía,
hacen el quinto,
el quinto gran día”.
El Sr. Obispo, acompañado por su séquito, mojó el hisopo en el agua bendita y santiguándose, proyectó el líquido en gruesas gotas hacia los trenes, mientras sus palabras de bendición eran ahogadas por los gritos enardecidos de la muchedumbre allí congregada para ver partir en direcciones opuestas a Los Trenes de Isla Redonda, con el permiso de la Unión Europea.
F I N
Seleccionado y publicado en el octavo Concurso de relatos cortos “Rescatando la memoria” de la Fundación Mapfre-Guanarteme y el Excmo. Ayuntamiento de ARUCAS (Gran Canaria)- 2008.
Estamos en el año 2020 y después de gastarse unos cuantos millones de Euros en los proyectos sobre papel de las futuras estaciones a construir para el corto trayecto de 55 Km. aún no se ha movido un metro de tierra, de la idea que comenzó en 2003. Es probable que la incidencia del Coronavirus-19 obligue a plantearse otras fórmulas de desplazamientos no masivos y el Relato Programa que yo sitúo en el 2030, jamás llegue a consumarse, salvo que la Virgen del Pino obre algún milagro.
Jesús Gutierrez Diego
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