Vacaciones de una autónoma/comercianta/pringaeta/pobreta

Seis años. Seis con sus correspondientes días y noches sin vacaciones. Me tomo una semana para disfrutar de mis peques, ejercer de Yaya a tiempo completo y disfrutar de ese tiempo tan corto que es la infancia. Bien, por la mañana la pequeña hace un campus de rockand roll, porque nos sale disfrutona, bailona y cantona.

La llevo a las nueve mientras el púber sigue descansando de sus entrenos futboleros y de tanto wassap de amigos como gasta. Es mi tiempo del día. Voy al gym; un rato de nadar, unos pocos estiramientos por mantener la espalda operativa más bien. Hoy, estaba la comida casi preparada, no hacía falta comprar más que el pan y me las prometía feliz  durante dos horas de calma. Teléfono. Suena. Trabajo…mal rollo. “Han entrado a robar María, está todo por el suelo”.

Salgo pitando, dejando aparcados los buenos propósitos de calma y recogimiento. Unos cacos delgaditos y contorsionistas han entrado por un ventano de no más de veinte centímetros. En dinero se han llevado los cambios, no más de 150€ Conforman el paisaje del desaguisado unos papeles tirados, revolución de desorden y poco más. Ordenadas las cosas nos damos cuenta de que el ratón del ordenador, no funciona, salgo a desayunar y a comprarlo rauda.  En la tienda un chico que me saluda afectuoso: “hola,  la leí a usted el otro día en Facebook, daba cera a (concejal del PP de turno, da igual el nombre)” Yo, con cara de buena chica y de no romper un plato: “vaya…yo es que quería un ratón para el pc” Bla,bla,bla. Yo: “ya, tengo pelín de prisa sabes, solo quiero un ratón y sí todo anda muy malamente, al PP le crecen los enanos” Sigo con cara de buena chica porque desde una esquina de la abigarrada tienda me observa una enorme bandera española erguida en su mástil que me contempla con censura monárquica , en la otra esquina la foto de la familia real (con infantitas y todo) y el polito de muchacho, además de la muñequera y el reloj portan más banderitas rojigualdas de diversos tamaños que relucían más que el sol.

Porque sabe usted, yo soy militante del PP (con voz engolada y orgullosa) ¿Usted no es del PP, verdad?” Yo: “no hijo, es evidente que soy lo más lejana al PP que entrará hoy en tu tienda. Me atrevo a decir que soy lo más alejada del PP que nunca entró en esta tienda. Me das el ratoncito…” Bla, bla, bla. Siguió su larga plática durante un buen rato, que imaginarán me pareció eterno.

Acabó el buen chico recomendándome una alarma conectada con la policía, seguridad privada con un tipo cachas que fostiara a palos al caco que osara profanar mi centro la próxima vez. Yo: “verás, hombre, han sido 150€…una paliza por eso, como que no lo veo” Ya en la puerta, con mi ratoncito en la mano (por fin) me despido con afecto del chico, pensando que he conocido a un militante actual del PP. Siento una infinita ternura por el  zagal experimentando una especie de síndrome de Estocolmo que se me pasa en cuanto salgo del tiendín. Luego, tornada a casa procedo a contárselo a ustedes para que sepan que existen. Sí, todavía existen los jóvenes que militan en el PP, porque a lo mejor les pasa como a mí, que no lo pensaban. Pues sí. Y lo cuentan sin vergüenza alguna. ¿No les inspira ternurica?

 

María Toca

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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