Calma.
Como cuando después de la verbena
uno pasea a altas horas
por la sucia y desierta zona de la fiesta.
Calma.
Como cuando después de la tormenta,
el barco por fin entra a puerto,
y los marineros respiran tranquilos.
Calma.
Como cuando después de la pelea,
pasados los besos redentores,
viene el abrazo que conduce al sueño.
Calma.
Como cuando después del furioso vendaval,
las hojas secas, marrones,
descansan inertes en el ocre suelo.
Calma.
Como el dormir de un niño.
Calma.
Como el sentir tranquilo.
Calma.
Como el vivir presente.
Calma.
Javier Gutierrez
Imagen cedida para «La madriguera»
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