Es una tarea más ardua honrar la memoria
de los seres humanos anónimos
que no la de las personas célebres.
La construcción histórica se consagra a la memoria
de los que no tienen nombre.
En Sobre el concepto de la historia de Walter Benjamín
Dedicado a los miles de Aylans ahogados en el Mar Mediterráneo, en busca de refugio, que nunca conocerán a su madrastra, la vieja Europa.
I
Donde están las llaves,
mararile, rile, rile,
donde están las llaves
matarile, rile, ron,
chim, pun.
En el fondo del mar,
matarile, rile, rile,
en el fondo del mar,
matarile, rile, ron,
chim, pun.
¿Quién irá buscarlas matarile, rile, rile?
¿Quién ira a buscarlas, matarile rile ron?
¡Aylan, Aylan!,
diminuto taponcito a la deriva,
con su camisetita roja chorreando,
la pancita al descubierto llena de agua,
sus ojitos oscuros cerraditos y amoratados,
como si un impío cordón umbilical violáceo
se le hubiese enredado en la garganta.
Llegó cabrilleando,
flotando como dormidito mecido por las olas,
para embarrancar plácidamente,
en la orilla tranquila de una playa turca,
El mar juguetón le quitó silenciosamente
el cubito y la palita,
con los que pensaba llenar de flanes,
la arena de las playas Europeas
para después pisotearlos
entre risas y chim, puns.
Pero el cubito y la palita
se escaparon ligeros como el viento
en el mismo momento que la frágil barquichuela
en que viajaban Aylan y su familia
se fue escorando hasta volcar,
y en el sálvese quien pueda
se fueron columpiando entre las olas,
como traviesos pececillos de colores
o saltarines caballitos de mar
quien sabe
si a buscar las llaves,
matarile, rile ,rile,
si a buscar las llaves
matarile, rile, ron,
chim, pun.
Y él se fue con ellas al fondo marino
para abrir las puertas
de los castillos soñados,
entre el balanceo de las algas,
los dragones marinos,
el dormitar de las flores
y los barquitos de papel,
matarile, rile, rile.
En el fondo del mar
matarile, rile, ron
chim, pun.
II
Fotos, gritos, dolor y más dolor,
cabeceras airadas
de la prensa diaria del planeta,
interpelando a la conocida y vieja madrastra,
la genocida Europa,
por qué dejó encallar
en las playas de la costa Turca
a ese indefenso niño Albano-Kosovar,
que igual que un osito de peluche roto y deshilachado,
encharcado de agua salada
llego sin vida a la playa,
víctima de ese ventero cruel
creador de culturas,
transformado hoy día
en maligno cementerio azulado
de sorda ceguera.
III
Luego llegaron muchos más Aylans
dos , tres , cuatro…,
así hasta miles de niños y niñas,
que el mar va escupiendo sin remilgos,
ninguno de ellos ya nos interpela,
ninguno nos estremece,
ninguno nos escupe,
pues ni siquiera tienen nombre:
son la realidad prescindible
eterizadora del ocaso,
ya no hay fotos, ni gritos,
ni clamor humano mirando hacia acá o hacía allá
según nos pidan,
solo nos queda al despertar
el espantoso engaño
de nuestras complicidades cotidianas,
para con dignidad,
soportar la ausencia de tanta injusta inocencia sacrificada
en el chim, pun marino del teatro
“Donde están las llaves,
matarile, rile, rile,
donde está las llaves
matarile, rile, ron,
chim, pun.
En el fondo del mar
matarile, rile, rile,
En el fondo del mar
matarile, rile, ron,
chim, pun.
¿Quién irá a buscarlas,
matarile, rile, rile
¿Quién irá a buscarlas?
matarile, rile, ron,
chimp, pun.
Los niños se fueron,
matarile, rile, rile,
los niños se fueron,
al fondo del mar,
chim, pun.
A buscar las llaves,
matarile, rile, rile,
a buscar las llaves
al fondo del mar
chim, pun.
Enrique Ibáñez Villegas
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