Los desnudaron y prohibieron hablar,
Temían que al lenguaje lo usaran para conjurar.
Temían, en realidad, al poder de seducción
que tienen las palabras.
Temen siempre que el discurso del hombre
les haga flaquear, enfrentándolos al espejo
de la justa verdad.
Y qué más…
Texto: Mario Yudicello.
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