No es país para niños

Normalmente se asume que los niños y las niñas no son culpables de nada, no son culpables de nacer en familias pobres y, por tanto, en general, incluso desde las más neoliberales, se intenta paliar la desigualdad en la que nacen para, al menos, darles alguna oportunidad. Todos los países europeos, incluso aquellos que han privatizado los derechos y desmontado el sector público, suelen concentrar su ya escasa sensibilidad social en los niños y las niñas; en tratar de ofrecerles alguna opción que les permita no perpetuarse en la pobreza de sus familias o, más específicamente, de sus madres; porque pobreza femenina e infantil van por lo general de la mano y es imposible combatir la pobreza infantil sin combatir la pobreza femenina;  ambas son la misma. Por eso, aunque no todos los países combaten con la misma intensidad la desigualdad de género, una de cuyas peores expresiones es esa pobreza generizada, sí que parece que hay acuerdo en combatir la pobreza infantil; un cierto acuerdo en el que, desde luego, no está el Partido Popular, uno de los partidos de gobierno europeos que menos hace por mejorar la vida de la infancia o, mejor aún, que más hace para que niños y niñas vivan sus vidas sin más horizonte que el de la pobreza severa. Los presupuestos recientemente presentados lo demuestran.

 

Ong’s nada sospechosas como Cáritas, Save the Children o Ayuda en Acción lo vienen denunciando ante la indiferencia general. España es nada menos que el segundo país con mayor tasa de pobreza infantil: uno de cada tres niños en España está en riesgo de pobreza. Tenemos un sistema de protección a la infancia muy escaso y que no sólo no ha mejorado en estos años de crisis, sino que va a peor y estamos dedicando a combatir la pobreza infantil el mismo dinero que en 2008. Nuestro país tan sólo invierte el 1,3% de su PIB en protección social a la familia e infancia; lejos de la media europea del 2,3% y muy lejos de la inversión de países vecinos: Francia dedica un 2,5% de su PIB a proteger a la infancia y la familia aun cuando su pobreza infantil es la mitad que la española. Dinamarca dedica un 3,7% aun cuando apenas tiene pobreza infantil. Tratemos de darnos cuenta de lo que significa que los niños y niñas españoles son más pobres que los griegos, por ejemplo. Únicamente nos supera en este siniestro ranking Rumanía.

 

Y aunque la crisis se ha cebado con niños y niñas, esta situación no es sólo consecuencia de la misma, sino que ésta sólo ha puesto de manifiesto una tendencia  consolidada de antes, desde que gobierna el PP en realidad. Incluso en los momentos de bonanza económica la pobreza en España era ya más severa y más intensa en la infancia que en cualquier otro grupo demográfico. Lo que ha hecho que ésta aumente aun más han sido los recortes, que se han cebado en las ya escasas ayudas a la infancia. Esas ayudas son imprescindibles para sacar a niños y niñas de la pobreza. En España el porcentaje de niños en riesgo de pobreza antes de recibir las ayudas sociales es de 37,5% y después de las ayudas alcanza el 29,6%. Es decir, las ayudas redujeron la pobreza en 7,9 puntos porcentuales en 2015. En Irlanda, por ejemplo, un país similar al nuestro en cuanto a la profundidad de su crisis, las ayudas sociales redujeron la pobreza infantil 27.3 puntos; en  Inglaterra más de 25 puntos, en Noruega, Suecia y Finlandia 20 puntos…y así podríamos nombrar a casi todos los países europeos, con el nuestro a la cola.

Esas ayudas a la infancia pasan por atacar decididamente las desigualdades  de género del mercado laboral que para el PP no existen a pesar de los datos que demuestran que el desempleo de larga duración, la precariedad, los bajos sueldos, se ceban en las mujeres. Esas mujeres que no consiguen, aunque trabajen, salir de la pobreza, lo tendrán aun más difícil si forman familias monoparentales matrifocales y serán sus hijos e hijas, junto con ellas, las principales víctimas de esa situación de pobreza, así como de los desahucios o de la  pobreza energética. La desigualdad laboral no es la única razón, sino que a esto se suma la inexistencia en España de servicios públicos de cuidado a los que pueda darse ese nombre. Pero el verdadero punto focal de la lucha contra la pobreza infantil son las mal llamadas medidas de conciliación, espacio en el que se dirime el actual conflicto capital-vida, central hoy en nuestras sociedades. Las políticas del Partido Popular no tienen en cuenta sino los intereses de las empresas frente a la idea de corresponsabilidad social en la crianza. Para el PP la crianza es algo exclusivamente privado que cada una/o se tiene que arreglar como pueda, y eso aunque los perjudicados sean los y las menores. El PP no ha aprobado ninguna medida que redunde en beneficio de los menores sino, al contrario, ha paralizado o recortado lo poco que había: permisos de paternidad iguales e intransferibles, (a los que el partido en el gobierno se niega), cuidadorxs a domicilio si son necesarios, horarios de verdad flexibles, una red suficiente de escuelas infantiles, ayudas a la vivienda… Pero también, fundamentalmente,  ayudas directas a la infancia, es decir, transferencias periódicas por hijo/a a cargo y no desgravaciones fiscales insuficientes, además de  regresivas, que es lo que ocurre en España.

 

El Partido Popular ha venido recortando sistemáticamente en ayudas a la infancia porque los niños/as no se organizan, no protestan y son invisibles. Y ese terrorífico cálculo es el que hace constantemente el Partido Popular mientras condena a estos niños y niñas a una infancia sumida en la pobreza de la que ya no saldrán puesto que según las estadísticas de cada 10 niños o niñas pobres, 8 lo serán de adultos.  Vivimos en un país en el que los niños y niñas son invisibles y su bienestar no está en la agenda política. No es de extrañar que a Montoro le desagrade que Cáritas o Save the Children publiquen los informes en los que nuestro triste récord se pone de  manifiesto y se hace visible. Este es un país completamente indiferente al bienestar de la infancia. Uno de los más injustos con los niños/as de la Unión Europea, una vergüenza.

Beatriz Gimeno. Diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid. Consejera Estatal
Isabel Serra.
Diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid. Consejera Autonómica

Sobre Beatriz Gimeno 48 artículos
Feminista. Directora del Instituto de la Mujer Ha sido diputada en el Parlamento de la Comunidad de Madrid por Podemos. Activista derechos lgtb

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