He dejado pasar una horas para distraer la mente antes de encarar este artículo que requiere mesura y no dejarme llevar por las tripas que me inspiró, primero la noticia, y luego los detalles que aporta con dureza y grafismo el artículo leído de mañana https://www.lavanguardia.com/vida/20230111/8672988/manada-castelldefels-hijos-amantisimos.html
He templado el ánimo realizando las tareas domésticas que de siempre me acaldan los disturbios que se producen en mi cabeza ante hechos semejantes y ahora intento desde la calma analizar lo sugerido por dicha lectura. El artículo comienza realizando un símil con el que coincido totalmente. El paralelismo que existe en las vidas de personas normales, socialmente integradas, con trabajos y estudios y el monstruo que anida en su interior. La comparación de esas Manadas machistas criminales con las turbas nazis me parece perfectamente traída. Poco o nada distingue a esas jaurías que se unen con el fin de abusar, vejar y torturar a mujeres débiles o con ciertas incapacidades y en situaciones de vulnerabilidad extrema, con las bandadas de nazis que masacraban judíos y otras etnias consideradas inferiores.
Tendemos a relacionarnos con semejantes. Es posible que mis lectores/as no conozcan personajes como los que quedan al descubierto en los mensajes intervenidos por los mossos. O que creamos que no conocemos personajes así. Y ese es el error. Los wassaps intervenidos intercambiados por los miembros la Manada de Casteldefels, similares a los de otras manadas, no son excepcionales en el mundo masculino. Digo que no son excepcionales, no que sean frecuentes…aunque si me retan, me arriesgo a decirles que también. Que es frecuente el trato vejatorio que se produce en los rebaños de tíos reunidos al calor de la intimidad y el compadreo de esas fratrias infames.
Cada una de nosotras podemos hacer un largo, larguísimo, guion de exabruptos escuchados hacia nuestra persona o hacía otras mujeres. Las descalificaciones personales en base al físico, a la edad, al peso, a la posibilidad de una conducta sexual promiscua son tan frecuentes que pasan desapercibidas por la costumbre.
Quizá en los medios de comunicación no dicen que “la tía es gorda y tiene las tetas como serpientes” pero sí que su conducta sexual ha propiciado el cargo que tiene (¿les recuerdo las recriminaciones usadas para criticar a Irene Montero?) O que se utilice el alcohol para ligar “cuando vaya bien borracha y cachonda es tu momento” No se dice comúnmente, pero se hace. Recordemos que en las fechas navideñas se tuvo noticia de un grupo de wasap entre militares en donde proyectaban como forma de celebrar la Navidad, sortear a una mujer prostituida.
Hemos tenido que rescatar más de una vez amigas que, inconscientes, eran manipuladas con riesgo de violación como para saber que cuando una mujer está bebida se encienden los pilotos automáticos de algunos tipos, aparentemente normales, para abusar del momento. Y se normaliza. “Está borracha. Es culpa suya por beber ¿Qué se espera si bebe y se va con cualquiera? que la violen. Lo normal” O “que hacía a esas horas y sola por la calle” O “con esa ropa, escote, falda corta ¿qué espera? que la propongan matrimonio? Van provocando y luego se quejan”
Hace poco discutía en twiter con un tipo, de no más de treinta años, de izquierda…muy de izquierda, que me decía que cuando una mujer en las redes enseña cacho, o se pone ropa sexi, los calificativos de “puta” “zorra” y el acoso era lo normal porque si se mostraba se exponía a ello… Lo normalizaba la criatura.
Como respuesta, utilicé el argumento de que si paso por un escaparate y veo un vestido que me gusta, rompo la luna y lo tomo. Según su teoría lo que se muestra se puede tomar sin permiso…También intenté hacerle ver que ella mostraba SU cuerpo, lo cual no daba derecho a nadie para utilizarlo o insultarla. Poco debí convencerle, puesto que ha seguido manifestando ideas similares.
El patrón que mantienen los tipos que conforman las jaurías -y muchos de los que no, porque no se atreven o no tienen ocasión- es que debemos ser nosotras quienes nos protejamos y pongamos barrera. Porque la mujer, según mandato patriarcal, está en el mundo como servicio y utilidad masculina. Mujer madre, que cuida. Mujer esposa, que mantiene el hogar caliente. Mujer puta que estimula las pasiones y las pulsiones más bajas. También incluimos aquí el concepto de mujer niña a la que hay que guiar y mostrar la verdad de la vida, como pretende el peculiar vicepresidente de CyL , García-Gallardo, con sus diatribas en contra del aborto libre. Que hay que hacernos pensar y enfrentarnos a la realdad, dice, el pavo. Porque de todas es sabido que una mujer se enfrenta a un aborto como a un paseo por el parque. Para eso están ellos, para salvarnos y mostrarnos la realidad. ¿Qué sería de nosotras sin su iluminación?
Por eso, “los pobres” integrantes de la Manada de Casteldefels (de todas las manadas) lamentaban el sufrimiento que la investigación y la posible detención produciría en sus madres. Todos buenos hijos. Incluso buenos novios. Tanto que uno de ellos confirma en wassap que jamás tendría una novia que se hubiera acostado con sus amigos.
No, sus novias y futuras esposas son decentes. Quizá disfruten con el sexo, poco o mucho solo dependiendo de la habilidad del susodicho, pero son asexuadas hacia el resto del universo. Como sus madres, a las que debió de fecundar la misma paloma que a la Virgen María (de ahí, de las religiones, partieron muchos preceptos patriarcales) porque son incapaces de sentir el más mínimo deseo sexual, no como las zorras con las que se acuestan sus hijos.
Simplifican los grupos femeninos según sus patrones patriarcales y no se mueven de ahí. Madre, novia/esposa y puta. Cualquier mujer que beba, baile, salga con amigas (algo buscan, siempre buscan macho) alterne, viaje y muestre pulsión sexual es catalogada en la categoría de puta y se hace merecedora de cualquier vejación, violación o aberración. Porque su convencimiento es que solo ellas, las zorras(en la acepción que nos dan ellos) sienten deseo sexual. Las normales, no. Y si lo sienten se aguantan…Porque eso es lo decente. Puta si disfrutas del sexo. Puta si sales con amigas. Puta si bebes. Puta si vuelves a casa de noche. O viajas. O te arreglas. O alternas con hombres y mujeres sin poner empalizadas de pudor. Putas todas. Menos la madre, la esposa o la hermana.
La crueldad mostrada en esos mensajes, nos hielan la sangre y eso que sabemos que los más bestias fueron borrados al percatarse que los mossos iban tras de ellos. Nos espantan porque, enguantadas en nuestros grupos sociales, no concebimos que se piense y se diga sin inmutarse “A ver si te crees que vas a traer una paella y te la vas a comer tú solo” . No lo pensamos, porque esos tipos, o no están en nuestros grupos sociales, o si lo están se cuidan de moderar el lenguaje, aunque saltan a la mínima descubriéndose con el consabido: “ya está la feminazi” “no tienes sentido del humor” “a ti lo que te pasa es que no follas” y similares frases que vamos interiorizando y normalizando en el día a día sin saltar ante el resorte de punta de iceberg que suelen ser las consabidas frases. Quien manifiesta esos comentarios, quien piensa que una mujer llega al poder gracias a saber estar de rodillas ante el jefe, no duden de que es capaz de hacer manada con similares. Y salir de caza cada poco.
Fíjense que entre las cosas encontradas por los mossos en la investigación del piso franco que tenían, se encontraron pastillitas para producir estimulo sexual. Se las encargaban unos a otros por wassap. Se trata siempre de hombres jóvenes (alrededor de la treintena) deportistas, sanos…que necesitan estimulo químico para sus “hazañas” Es decir, ni tan siquiera es pulsión sexual irrefrenable –ese tópico patriarcal de que el hombre es fuego y necesita sexo de continuo- Al contrario, les desagradan físicamente las “presas” cazadas por el guapo del grupo. Uno de ellos manifiesta que hay que subir el listón porque las que están trayendo son escoria. Las mujeres gordas, bebidas, no normativas, son escoria para ellos, material de desecho al que follar entre todos y vejar hasta el infinito. Al despersonalizar a las víctimas se las somete a cualquier vejación, tortura y humillación. No son seres humanos. Son escoria, putas, zorras que les gusta follar aunque se quejen o digan que no.
Por eso les sorprende tanto la denuncia. No la entienden, no comprenden que la escoria, no esté agradecida ante el“esfuerzo” que hacen ellos al tomarlas como objeto de su diversión. Diversión que ni tan siquiera es deseada (si lo fuera no necesitarían ayuda química, salvo que la disfunción eréctil sea crónica) es solo cuestión de poder. Violo, humillo, vejo y maltrato porque puedo, se piensan los machotes. Porque soy hombre y en la pirámide social estoy en lo más alto.
Algo así se decían los nazis cuando gaseaban a las razas “inferiores” Algo así se decían los dueños de plantaciones cuando lanzaban latigazos a la espalda del esclavo y perseguían a las niñas para desflorarlas. Lo hacen porque pueden y porque la víctima no tiene entidad personal. Solo es escoria. Eliminada la condición humana cualquier aberración es posible.
Mucho nos tememos que esta mentalidad misógina asesina está más enraizada de lo que queremos pensar, o queremos ver. Si escucháramos conversaciones privadas, o entráramos discretamente en los wassap de cientos, quizá miles de hombrecitos “normales” mucho me temo que nos quedaríamos sin habla al comprobar cómo se despersonaliza y se hunde en el fango la condición de mujer. Salvo la madre, la novia/esposa o la hermana. Esas no, a ellas las fecunda el Espíritu Santo y jamás tendrían sexo por placer. El resto, ya digo, material desechable.
María Toca Cañedo©
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