En la sinfonía de la infancia, una melodía resonaba con fuerza, el anhelo de escapar de la rutina, de ser diferente, de buscar algo más allá de lo ordinario. Subiste al tren de la vida, sin un destino claro, pero con la esperanza en tu interior.
Pero la noche te envolvió en su manto, cegando ese viaje que debía ser de descubrimiento. La luz de la esperanza seguía allí, aunque dejaste de verla. La vida así fue que te llevó por caminos inesperados, alejándote de tus sueños infantiles, pero nunca pudo apagar la chispa que siguió ardiendo en tu corazón.
En cada rostro que cruzabas, buscabas un reflejo de las emociones que habías perdido. Ansiabas encontrar alegría, una conexión humana, un pedacito del sueño hecho realidad. Y en lo más profundo de tu ser, la pequeña luz brillaba, iluminando tenue el camino, recordándote en susurros que la magia se guardaba dentro de ti.
Atravesaste ciudades, viviste experiencias y creíste que seguías vivo. Pero ahora, al mirar hacia atrás, comprendes que cada rostro esconde una historia, una emoción, una búsqueda. Algunos viven para sobrevivir, otros buscan fama o fortuna. Pero todos, en el fondo, anhelan algo más.
Un destello de alegría, una conexión profunda, un sueño hecho realidad. Algo que la vida les permita atesorar, para alimentar la luz que aún brilla dentro de ellos.
El mundo se ha convertido en un escenario donde buscas conectar con los demás. Con pequeños gestos, pretendes iluminar las vidas de los que te rodean, encendiendo alguna llama de esperanza. El camino no siempre es fácil, hay victorias y derrotas, momentos de alegría y de tristeza. Pero la esperanza es el motor que te impulsa a seguir adelante.
En algún lugar de la noche, la magia del niño que fuiste vuelve a resurgir. Es una magia invisible para el mundo, que reside en lo más profundo de tu corazón. Ese es tu lugar sagrado, donde nadie ha podido penetrar, donde mora la esencia de tu ser.
Allí reside la fuerza que te impulsa a seguir soñando, la valentía que necesitas para enfrentar desafíos, la capacidad de transformar sueños en realidad. Abre tu corazón a esa magia interior, déjate guiar en el viaje y descubre el universo infinito que reside dentro de ti.
Todos tenemos vida para regalar a los demás.
Rodriac Copen.
Imágenes: Soroya.
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