TREVOR DOG Y TIRABIQUE KANSAS

Vaya por delante que uno es quien dice ser o cree ser, y esta aseveración se desentiende del tiempo, del espacio y del juicio ajeno y no está sujeta a hipotecas morales ni mentales, de modo que usted anoche pudo ser, si lo cree, un apache mescalero y hoy el sujeto que lo mira desde el otro lado del espejo mientras se afeita antes de ir al trabajo.
Dicho esto, yo un día fui Tirabique Kansas y punto. No daré más explicaciones ni diré por qué sí ni por qué no. Fui también otros muchos que irán apareciendo por el muro si tienen el valor de hacerlo y ustedes el mérito de seguirlos. Bien.
Cuando yo era Tirabique Kansas fui un tipo feliz. Poco inteligente, como puede verse en la foto, pero feliz, a pesar los implacables tiempos. Mi perro Trevor Dog y yo conducíamos ganado desde Texas hasta Kansas. Manadas de tres mil cabezas a lo largo de mil millas. Trevor Dog siempre a mi lado, con sus ojillos redondos y negros oteando el horizonte en busca de vacas fugitivas, de cuatreros o de pieles rojas.
Trevor Dog y yo también trabajamos duro en el ferrocarril, en el rodeo, en granjas familiares, en caravanas de colonos… Buscamos oro en California, pero gente más lista que nosotros nos robaba las pepitas. Siempre hay alguien más listo que uno. En mi caso, la mayoría. El mundo es así. Aun con todo, éramos felices buscando oro, bateando en la orilla del río bajo el cielo azul, viendo a las nubes navegar como barquichuelas blancas sobre las aguas cristalinas.
Un día Trevor Dog confundió a un piel roja con un coyote, le royó los tobillos y lo derribó. El indio resultó ser el jefe Tejón Rabioso, que apestaba a coyote mojado y se rindió sin oponer resistencia. Un lechuguino del Herald West presenció la escena, escribió una crónica en el periódico y nos convirtió en leyenda: Trevor Dog y Tirabique Kansas, los héroes que capturaron a Tejón Rabioso.
Desde entonces recorrimos el país con el Crazy Horse Circus, repitiendo el número de Trevor Dog cazando a Tejón Rabioso. La carpa se llenaba de gente y Trevor Dog correteaba tras un tipo de Oregón turrado por el sol que hacía el papel de jefe indio. En aquella época comíamos caliente a diario, dormíamos bajo techo y me salía novia en cualquier pueblo. ¿Puede ser más afortunado un tipo con mi aspecto?
Esta foto nos la hizo en Wichita un fotógrafo famoso que quiso comprarme a Trevor Dog por mil dólares. Le dije que no lo cambiaría ni por todo el territorio de Kansas. Trevor y yo fuimos muy felices juntos hasta el día de su muerte.
Solo a veces, cuando recordábamos al jefe Tejón Rabioso, nos mirábamos avergonzados, porque nada nos había hecho y lo ahorcaron en el fuerte por culpa de nosotros y de su olor a coyote mojado. Toda mi vida sentí pena por aquel pobre indio, la única persona del mundo menos lista que yo.
José Antonio Illanes.
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Escritor de novela, relato,poesía. Ha recibido tantos premios que nos llenaría la página, destacamos los siguientes: Premio de Novela Corta Malela Raenes. ,, Nacional de Cuentos Alzahir ,, Poetas del Mundo ,, Narrativa Ateneo de Sanlúcar. ,, Nacional de Narrativa Breve...

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