Hemos iniciado una relación de amor verbal. El frutero pakistaní del barrio y yo. Cuando entro me dice cielo. Cuando palpo las papayas me dice amor. Cuando calibro los melones me dice bonita. Cuando sopeso los calabacines no dice nada, pero me sonríe. Ambos nos decimos cariño y reímos cuando va a por el cilantro. Ya sabes, suele apostillar él. Ésto es entre nosotros. No lo comentes por ahí. Mi decirte cariño es distinto, no se vayan a celar las demás y después no me compran.
Hoy le he dicho cariño yo nada más lo he visto. Me ha dado el doble de cilantro de lo habitual. Se ha reído y me ha dicho. Ya sabes, cielo. Y cómo sabes cielo. Luego nos hemos despedido hasta mañana.
Había gajos de naranjas para probar en el mostrador. Seguro que no eran tan dulces como esta no historia de no amor.
Texto: Eva Barreiro
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