El 8 de enero, la extrema derecha llevó a cabo una fuerte acción golpista en Brasilia. Financiados por empresarios y apoyados por las tropas allí presentes, invadieron el Palacio del Planalto, el Congreso y el TSF (Supremo Tribunal Federal). Los bolsonaristas quieren una dictadura militar, donde no haya oposición, se cierren los sindicatos y se detengan o directamente se asesine a quien se manifiesten por salarios o derechos sociales. Así fue en el Estado Novo y en la Dictadura del ’64. Esto es inaceptable. Debemos responder en las calles, impulsando una amplia unidad de acción, para aplastar las acciones golpistas bolsonaristas y su proyecto de instaurar una dictadura. En las calles debemos derrotar a todos los sectores militares, parlamentarios y empresarios que defienden un golpe militar.
Se debe convocar a un plenario nacional de luchas populares y asambleas de base
Los actos del 09/01 fueron un paso correcto en respuesta a las acciones que agitaban un golpe en Brasil. Se realizaron actos en las principales capitales del país y ahora la tarea es movilizar a toda la base obrera y popular que está en contra de las acciones bolsonaristas.
Pero el 9 de enero hubo una gran debilidad: el gobierno de Lula y el Frente Amplio no se jugaron con toda su fuerza a la movilización y no dan continuidad a esta lucha en las calles. Lula, el PT y el Frente Amplio sólo apuestan por acciones institucionales, cuando al neofascismo hay que derrotarlo con la movilización popular en las calles. Lo fundamental es buscar masificar el movimiento. Por eso, decimos que Lula, el PT y el Gobierno Federal deben llamar a la movilización callejera contra las acciones golpistas del bolsonarismo.
Es necesario que los frentes que agrupan a la CUT, CTB, MST, MTST, UNE y UBES retomen la convocatoria del plenario de las organizaciones de las luchas populares con representantes de los sindicatos y los movimientos contra las acciones golpistas, por la defensa de las libertades democráticas y de nuestros reclamos: por la recomposición salarial, el congelamiento del precio de los alimentos y de las tarifas, más fondos para educación y salud, lo exigido por los trabajadores de las App, las demandas del pueblo negro, de las disidencias sexuales y de las mujeres.
Las centrales sindicales y los movimientos deben organizar la lucha en cada lugar de trabajo y estudio y en los barrios, a través de asambleas democráticas que unifiquen nuestra movilización en una nueva jornada nacional de lucha con marchas, asambleas y retrasos de turnos de trabajo. Y organizar la autodefensa desde los sindicatos y las organizaciones populares.
Debemos organizarnos para hacer como las hinchadas del Galo y de los Gaviões da Fiel o los trabajadores de Angra dos Reis, que impidieron los bloqueos de carreteras de los bolsonaristas y las acciones golpistas en esos lugares.
¡Basta de impunidad!
Está claro que la política del gobierno de Lula, de hacer un Frente Amplio, del PT y los partidos patronales, es incapaz de detener las acciones golpistas bolsonaristas. Apuestan únicamente por la vía institucional, por el Congreso y el TSF y siempre acaban pronunciando discursos, publicando mociones contra quienes agitan un golpe, pero llevando a cabo pocas acciones concretas. No hicieron nada para castigar realmente los actos golpistas de la pandemia y del 7 de septiembre. No hicieron nada contra las acciones de la policía militar y el PRF y los campamentos en los cuarteles que pedían a los militares instaurar una dictadura bolsonarista. Hasta ahora no han hecho casi nada contra Roberto Jeferson y Carla Zambeli.
El acto golpista frente a la comisaría de la Policía Federal terminó sin castigo. El intento de atentado fue tratado como algo menor. El propio Bolsonaro abandonó impunemente el país. ¡Esto no puede continuar! Las primeras medidas del gobierno de Lula deberían haber sido ajustar cuentas con los bolsonaristas y su proyecto autoritario, sin perdón ni amnistía.
El día 8 de enero quedó claro que el gobernador de Brasilia, Ibaneis/MDB, y el ministro de Defensa, José Múcio/PTB, eran cómplices de estas acciones. La breve intervención federal en Brasilia y la exoneración de la dirigencia estatal, la remoción de Ibaneis y la detención de Anderson Torres o el bloqueo de los bienes de algunas empresas son medidas insuficientes. Son medidas mínimas que no están a la altura de las acciones golpistas del 8/01.
Es necesario investigar y castigar a todos los responsables en el gobierno del Brasilia y en el gobierno federal, y castigarlos. Por eso decimos que las declaraciones de Capelli, interventor de Brasilia: «El problema no son los funcionarios, no es la corporación», son erróneas. Cualquier intento de pacificación con los militares golpistas no hará sino fortalecer a quienes defienden el proyecto neofascista y una dictadura militar.
El camino es atacar a los oficiales de la PM y a los bolsonaristas en el gobierno federal: el ministro de defensa, el GSI y la jerarquía militar federal. Además, hay que confiscar los bienes de los dirigentes y expropiar las empresas que financian el golpe, empezando por Havan.
¡Contra la restricción del derecho a la libre manifestación! ¡Cárcel a los golpistas ya!
Es un grave error del gobierno Lula/Alckmin fortalecer al ministro Alexandre de Moraes y al TSF. Ahora acaban de decretar la restricción momentánea del derecho a manifestarse mediante marchas u ocupación de edificios públicos. En ningún caso estamos de acuerdo con que el TSF restrinja la libertad de manifestación.
Los bolsonaristas no están utilizando el derecho de manifestación, están organizando acciones golpistas y deberían ser detenidos. Para parar a los bolsonaristas hay que movilizarse masivamente en las calles y, si es necesario, ocupar edificios. Para defender las refinerías de los ataques bolsonaristas, los trabajadores del petróleo tienen derecho, si así lo deciden, a ocupar refinerías y mantenerlas en funcionamiento.
¡Lula se equivocó al aliarse con sectores bolsonaristas en el gobierno!
La alianza con la extrema derecha en el gobierno es un grave error. Con está alianza el gobierno entregó el Ministerio de Defensa a José Múcio del PTB de Roberto Jefferson y el Padre Kelmon, y el Ministerio de Turismo a Daniela de Waguinho de União Brasil, partido vinculado a las milicias. Y pactó con Arthur Lira para el cierre del presupuesto en secreto, quien fue cómplice del bolsonarismo e impidió la apertura del impeachment contra el propio Bolsonaro. El pacto con el bolsonarismo no es más que una consecuencia de la política de conciliación de clases de Lula y el PT con el vicepresidente Alckmin (representante de los empresarios), de alianzas con patronales, multinacionales, partidos de derecha y representantes del imperialismo norteamericano y europeo. Con estas alianzas patronales, con pactos con Arthur Lira y los del «centro», es imposible estar al servicio de la clase obrera y a los sectores populares.
Al mismo tiempo, es equivocada la línea de ir por los canales institucionales frente a los golpistas, lo que solo significará ser rehén del Congreso Nacional, de los gobernadores bolsonaristas como Tarcisio y del TSF, que es el eje de acción del frente amplio, del presidente Lula y del PT. El frente amplio, por ejemplo, no lanzó con toda su fuerza el acto del 09/01 y ahora no da continuidad a esta lucha. Proponen una nueva acción institucional de desautorización de la democracia en el Congreso Nacional, junto con un montón de bolsonaristas que controlan el parlamento y los gobiernos estatales. Pero lo que necesitamos son nuevas manifestaciones callejeras combativas y masivas, en una amplia unidad de acción, para derrotar el golpe de una vez por todas.
Luchamos por una izquierda clasista y un gobierno de la clase obrera, ¡sin patrones!
El 8 de enero, la extrema derecha llevó a cabo una fuerte acción golpista en Brasilia. Financiados por empresarios y apoyados por las tropas allí presentes, invadieron el Palacio del Planalto, el Congreso y el TSF (Supremo Tribunal Federal). Los bolsonaristas quieren una dictadura militar, donde no haya oposición, se cierren los sindicatos y se detengan o directamente se asesine a quien se manifiesten por salarios o derechos sociales. Así fue en el Estado Novo y en la Dictadura del ’64. Esto es inaceptable. Debemos responder en las calles, impulsando una amplia unidad de acción, para aplastar las acciones golpistas bolsonaristas y su proyecto de instaurar una dictadura. En las calles debemos derrotar a todos los sectores militares, parlamentarios y empresarios que defienden un golpe militar.
Se debe convocar a un plenario nacional de luchas populares y asambleas de base
Los actos del 09/01 fueron un paso correcto en respuesta a las acciones que agitaban un golpe en Brasil. Se realizaron actos en las principales capitales del país y ahora la tarea es movilizar a toda la base obrera y popular que está en contra de las acciones bolsonaristas.
Pero el 9 de enero hubo una gran debilidad: el gobierno de Lula y el Frente Amplio no se jugaron con toda su fuerza a la movilización y no dan continuidad a esta lucha en las calles. Lula, el PT y el Frente Amplio sólo apuestan por acciones institucionales, cuando al neofascismo hay que derrotarlo con la movilización popular en las calles. Lo fundamental es buscar masificar el movimiento. Por eso, decimos que Lula, el PT y el Gobierno Federal deben llamar a la movilización callejera contra las acciones golpistas del bolsonarismo.
Es necesario que los frentes que agrupan a la CUT, CTB, MST, MTST, UNE y UBES retomen la convocatoria del plenario de las organizaciones de las luchas populares con representantes de los sindicatos y los movimientos contra las acciones golpistas, por la defensa de las libertades democráticas y de nuestros reclamos: por la recomposición salarial, el congelamiento del precio de los alimentos y de las tarifas, más fondos para educación y salud, lo exigido por los trabajadores de las App, las demandas del pueblo negro, de las disidencias sexuales y de las mujeres.
Las centrales sindicales y los movimientos deben organizar la lucha en cada lugar de trabajo y estudio y en los barrios, a través de asambleas democráticas que unifiquen nuestra movilización en una nueva jornada nacional de lucha con marchas, asambleas y retrasos de turnos de trabajo. Y organizar la autodefensa desde los sindicatos y las organizaciones populares.
Debemos organizarnos para hacer como las hinchadas del Galo y de los Gaviões da Fiel o los trabajadores de Angra dos Reis, que impidieron los bloqueos de carreteras de los bolsonaristas y las acciones golpistas en esos lugares.
Luchamos por una izquierda clasista y un gobierno de la clase obrera, ¡sin patrones!
Por lo tanto, creemos que es fundamental mantener nuestra independencia de clase, no integramos ni apoyamos al gobierno de Lula, y reivindicamos una agenda obrera y popular. Luchamos por construir una izquierda clasista y
revolucionaria, que luche por una salida obrera y popular, lo que incluye la pelea por un gobierno de la clase obrera, sin patrones, y por un Brasil socialista.
La CST (Corriente Socialista de los Trabajadores – Tendencia del PSOL) no componen ni apoya al gobierno de Lula, pero lo defiende frente a las acciones golpistas de los bolsonaristas y la extrema derecha. Por eso somos parte activa de la movilización obrera, popular y democrática contra cualquier proyecto de
dictadura militar. Y en este sentido, exigimos el refuerzo de las acciones
callejeras y su continuidad.
Llamamos a ocupar las calles y exigir al gobierno de Lula/Alckmin una movilización nacional y el castigo de todos los golpistas.
Exigimos que Lula, el PT y el gobierno federal, junto con la CUT, CTB y otros movimientos convoquen a una movilización nacional en las calles en repudio a los intentos golpistas de los bolsonaristas y por los siguientes puntos:
– Detención inmediata de todos los implicados en las acciones golpistas y en actos anteriores. A los financiadores, además de detenerlos, exigimos que que se confisquen todos sus bienes. Bolsonaro, su familia, sus ex ministros y sus líderes en el Congreso deben ser arrestados y sus bienes confiscados inmediatamente.
– Apertura inmediata de todos los secretos a empresarios bolsonaristas (bancarios, fiscales, telefónicos y electrónicos de todos los dirigentes de Bolsonaro (políticos, artistas, empresarios, youtubers y militares). Castigar a
todos los que agitan una dictadura militar bolsonarista. Expropiación de las empresas que financian los movimientos bolsonaristas y donde hubo coacción patronal en las últimas elecciones.
– ¡Fuera José Múcio/PTB del Ministerio de Defensa! Destituir a todos los ministros de partidos bolsonaristas y que se saque a todos los consejeros bolsonaristas del gobierno federal ¡ya! ¡Destitución de toda la cúpula de la GSI, Ejército, Armada y Fuerza Aérea!
– ¡Justicia para Marielle, Genivaldo, Dom Phillips, Bruno Pereira y todos los que han sufrido las consecuencias de la violencia policial y armada en el campo y en la ciudad! ¡Fin de la PM, el PRF, las milicias bolsonaristas y los pistoleros del agronegocio!
– Que se dejen sin efecto los ataques como las reformas laboral y jubilatoria y el límite de gasto, y privatizaciones como la de Eletrobras.
– Destitución e investigación inmediata a todos los militares y seguidores de Bolsonaro que han ocupado altos cargos en el gobierno y a todos los rectores de las instituciones de educación superior.
– Recomposición salarial, congelamiento del precio de los alimentos y de los aranceles, más fondos para la educación y la sanidad, las agendas exigidas por los movimientos de trabajadores de las App.
Secretariado de la Corriente Socialista de las y los Trabajadores (CST), sección brasilera de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI),
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