Trigésimo sexto día con cuento de mujer. Svetlana Alexiévick y «Los niños de Chernóbil». Siempre que pienso en la realidad como materia susceptible de convertirse en relato me planteo un inconveniente: que el texto derive en informe, que simplemente transcriba datos sin aportar ese algo más que nos hace comprender cuando leemos que la experiencia ha cambiado, que es algo nuevo y mucho más profundo que la reconstrucción por escrito de unos hechos. Cuando la realidad es tocada por la literatura se queda atravesada dentro, como una verdad que ha dejado de ser solo algo que ocurrió en algún lugar y tiempo.
Al leer este texto me pasó justamente que tuve la sensación de que se me contaba la historia más triste que un autor hubiera podido imaginar. No una noticia. La verdad desoladora de un mundo que es el nuestro donde sucedió una tragedia que nos resulta lejana pero que es el pan nuestro de cada día para otros. Seres humanos que aprenden de pronto a pensar en la muerte a todas horas. Profesoras de literatura que ven cómo los niños enjaulados en la clase con el uniforme prescrito se vuelven otros. Habitantes de pueblos que comen productos de su huerto cargados de radiactividad porque al fin y al cabo al día siguiente están vivos todavía.
Hermoso y triste. Doloroso y literario como esa realidad que es capaz de engendrar historias.
Me gusta esta crónica porque consigue que la leamos como un cuento de terror moderno. Todo es real pero la autora ha seleccionado bien el tono, el personaje narrador, los núcleos narrativos con los que va armando el argumento. La pesadilla es cierta y extraña. La comida está envenenada, los niños son obligados a llevar ropa limpia cada día y no salen al recreo. Los adultos se encuentran con el final del camino mucho antes de lo que pensaban.
Patricia Esteban Erlés
Cuento breve recomendado: [Los niños de Chernóbil], de Svetlana Alexiévick
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