La patria son retales de otras patrias
fundidos a deshora por manos trabajadas.
La patria son rincones que los ojos
pasean gustosos, solo a ratos.
La patria, la mía, es una gente
que mira hacia arriba y nunca se somete.
Lo demás, no son patrias… Son dementes.
Orates que gustan de sacar la violencia
y usan banderas por rescate.
La patria es pisar el barro de la gente
sufrir y acarrear historia, a veces enconada…
sin base, apenas un liviano sendero caminado
con ansia y con recelo.
Unirse, a veces, otras, las más, dispersarse
ante el exterior, espejo inabarcable
tan falso como las voces que esgrimen
el vocablo, con fines espurios. Caínes,
que dicen amarla y solo la restriegan
por el fango y solapan la verdad:
que no hay patria que merezca el dolor
ni la lagrima furtiva de unos hijos
que se dejan matar, a veces matan
por eso que algunos, a gritos, llaman patria.
María Toca
Santander-03-01-2020. 13,10
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