Cuando aún no eras un edificio en ruinas y todas bebíamos los vientos por ti. Cuando te veíamos pasar por la calle y llevabas una guitarra al hombro y pensábamos que tú sí, que tu te escaparías del barrio y serías alguien. Cuando nos mirabas con aquellos ojos tristes como si ya supieras que no, que tú tampoco lo lograrías, que todo lo más estabas a punto de escribir una gran canción que nadie recordaría en unos meses y de pincharte por primera vez después de un concierto en el baño de la casa de alguien. Cuando aún no eras el zombie más hermoso de la ciudad, mucho antes de que viéramos cómo te perdías cada tarde en dirección a la tapia donde vendían tu herida favorita, antes de que tuviéramos que girar la cara para no recordarte. Cuando tú aún no eras tu sombra y tu nombre estaba escrito en todos los corazones de las paredes del barrio, en las puertas de los retretes de todos los bares , en las palmas de nuestras manos.
Patricia Esteban Erlés
Deja un comentario