Con unos treinta óleos, Fuensanta R.Urien nos invita a emprender viaje por el país vasco francés y español. Una invitación al viaje, al estilo de Beaudelaire. Dejémonos llevar entonces “allí (donde) todo es orden y belleza. Lujo y calma”.
La playa de Biarrritz con sus casetas y sombrillas coloridas. De noche, desde el puente Pannequeau, en Bayona, sobresale las agujas góticas de la catedral, mientras el río Nive, en un primer plano, “se adormece en una cálida luz” (Flores del Mal). Proseguimos nuestra itinerarancia por la costa, con una parada en Socoa, justo enfrente de la bahía de San Juan de Luz.
De la costa, pasamos al interior con lienzos que relatan la paz de los caseríos rojos y blancos de los pueblos vascos, entre ellos, el de Ainhoa.
Continuamos rumbo a Bilbao, de donde es oriunda la artista. Paseamos hasta el emblemático Guggenheim reinterpretado con colores cálidos y volúmenes redondeados. Bajo la gigantesca araña de Louise Bourgeois, nos resguardamos del chirimiri insistente y persistente.
Baile de paraguas negros.
Recurrente es la temática de los barcos pesqueros navegando mar adentro, bajo cielo medio encapotado. Entrañable y sugerente este diálogo de pesca entre dos hombres enfrascados en su aventura profesional. Más barcos pesqueros que descansan amarrados al muelle de madera. Cuadro doble con espuma ligera de olas que lamen la arena ocre. La bajamar deja entrever aquí el empedrado fangoso de las rampas de un puerto.
Fascinantes los reflejos danzantes de los cascos de los pesqueros “cuyo humor es vagabundo”(Flores del Mal). Duermen a la espera de nuevas faenas marinas.
El viaje sigue hasta … el corazón de Castilla, tan lejos de los puertos del cantábrico. Madrid con la silueta de la torre de Telefónica. Madrid aérea casi. Vista desde las cristaleras de la parte alta del Círculo de Bellas Artes. Otro diálogo se entabla entre lo de “dentro y fuera”.
Fuimos a disfrutar de la exposición de Fuensanta R. Urien en un ambiente distendido y amigable. Conversaciones animadas acerca de la multiculturalidad, de la alteridad y, por supuesto, de la estética.
Damos la bienvenida a una artista que vino, desde Bayona (Francia), a compartir sus inquietudes artísticas con nosotros.
Dominique Gaviard.
Imágenes: Fuensanta R. Urien
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