Siento no estar entre las que aclaman sin fisuras la serie Gambito de dama, incluso diría que me ha sorprendido tanta unanimidad en la reiterada admiración por la serie. Se me entienda, no es que no esté bien hecha, porque tanto la puesta en escena, la fotografía, con esos encuadres perfectos con imágenes narrativas impolutas, son de lo mejor que se ha podido ver en Neflix como la ambientación son perfectas. El cambio de color que se produce a lo largo de la serie , con el predominio de grises en los primeros capítulos donde la huérfana campa dentro de la campana de soledad que la cubre, para luego convertirse de crisálida oscura y silente en hermosa mariposa plena de color en los siguientes capítulos, es magnífica , concordando con los cambios en el pelo de la hipnótica protagonista de la serie.
Técnicamente es perfecta, plásticamente hermosa ¿Qué es entonces lo que no termina de llenarme de esta serie? Quizá sea la impavidez de la protagonista con unos ojos fríos que no muestran ninguna sensación, tan solo la perplejidad ante un mundo incomprensible. El mismo gesto en la boca, la misma inanidad pase lo que pase…con la peculiaridad que el triunfo la glorifica y se le nota. Un poco. Muy poco. Se me dirá que es premeditado y exponencial de su trayectoria de huérfana sin historia porque se la arrebatan al llegar a siniestro hospicio, y como fría y calculadora jugadora de ajedrez…Sí, pero no. No termina de convencerme la interpretación de Taylor-Joy, en cambio la de la niña que interpreta a una joven Harmon sí consiguen convencerme.
Anya Taylor-Joy hace un papel comedido, a mi juicio en exceso, como Beth Harmon, bajo la dirección de Scott Frank. La historia está basada en la novela de Walter Tevis, El calor del dinero. Me dice quien ha leído la novela, que han falseado a la protagonista totalmente. En el libro es una fea e insignificante niña víctima de burlas y abusos por su fealdad, siendo, al hacerse mayor, una desgarbada joven con una inteligencia fuera de lo común pero escasa de condiciones físicas. ¿Por qué a las mujeres cuando se las lleva a la pantalla se las refleja siempre guapas? ¿No será posible representar a una protagonista identificable sin condiciones físicas de modelo maravillosa? Y esto ocurre cuando se nos hace pasar la serie por feminista y a una se le abren los ojos como platos. O poco saben los señores de Neflix de empoderamiento femenino o lo reflejan mal, porque Gambito de dama, al igual que otras series similares, no son más que fieles exponente del American dream, o como hacerse a sí misma con voluntad y esfuerzo. Lo típico. Nada de empoderamiento personal, nada de solidaridad o sororidad, no, la chica se crece, sale adelante porque en EEUU todo es posible y si quieres puedes. Muy visto.
Otra de las cosas que me empequeñece la serie es la pobreza de los secundarios. Meras caricaturas manidas y poco definidas. Esa madre biológica que se nos queda colgada de la incertidumbre de no saber que pasa ni quien es. La madre adoptiva, nunca sabemos si va o si viene con una indefinición tan plana como la del resto de personajes. Todos con la nada dibujada en la cara. Todos con la planidad de la protagonista a la que todo sorprende y parece deslizarse por la vida de forma totalmente impermeable.
La plasticidad es pura ambrosía, pero a la serie…le falta vida, humanidad. Y le sobra discurso conocido, manido y previsto. Sabemos perfectamente que (spoiler) va a conseguir ir a Rusia. Sabemos que el éxito coronará su trayectoria porque en el fondo, a pesar de drogas y alcohol, no deja de ser una buena chica americana. Ya les dije: American dream…a cascoporro.
María Toca
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