Acercarse al personaje de Jane Auer es abrir una sima de desconcierto, contradicciones y tópicos que ocultan a un personaje singular, lo dejan en la sombra, detrás de la figura de su marido Paul Bowles del que tomó el apellido durante toda su vida. Paul Bowles eclipsa a Jane y la desfigura. Intentaremos desentrañar su peculiar personalidad.
Jane Auer, nació en Nueva York, en Febrero de 1917, este año celebramos su centenario. Nació en una familia judía, aunque a lo largo de su vida irá adoptando varias religiones, la protestante por su matrimonio con Bowles, la musulmana por su pasión por Charifa, su amante marroquí y por último la católica, imbuida por las monjas que la cuidan en el psiquiátrico de Málaga donde pasó sus últimos y perdidos años. Quizá ese cambio de creencias será la sintonía de toda su vida, ya que si algo padece Jane Auer es de una baja autoestima, una terrible duda sobre si misma,de su talento, de su capacidad intelectual, lo cual le hace padecer dependencias continuadas.
De pequeña sufre tuberculosis que le afecta a una de sus piernas, dejándola coja. Su madre la traslada a Suiza intentando curar sus males pulmonares. A su vuelta, de adolescente, entabla relación con el Greenwich Village y toda la corte de bohemia imperante, convirtiéndose en un miembro activo del movimiento. Es en ese momento cuando toma conciencia de su homosexualidad.
Escribe su primera novela en 1943, Dos damas muy serias, sobre temática lésbica. Tanto su familia como su amante de entonces, Helvicia Perkins, le aconsejan que no publique ya que muestra con toda crudeza las relaciones lésbicas. Ella no acepta las presiones y publica la novela con notable éxito.
Se casa con Paul Bowles, realizando un matrimonio de conveniencia en que ambos mantienen relaciones con entera libertad fuera de la pareja. Bowles, es homosexual y define de forma perfecta su matrimonio con estas palabras: «si ella se casó conmigo fue porque huía de su madre más de lo que huía de los hombres. Yo nunca huí de las mujeres. Me bastaba con ignorarlas».
Comienzan ambos un periplo de viajes, excesos de alcohol, fiestas salvajes y sexo, que les llevará por diferentes países, hasta llegar a Marruecos, a Tetuán. Bowles sueña con sus calles enrevesadas, con los aromas embriagadores de la cultura árabe y propone vivir en esa ciudad que era hervidero de espías, huidos y gentes de vida peligrosa. Se instalan en Tetuan y consagran la ciudad como meca de la cultura beat , mientras los amigos de la pareja como Tenesse Williams, Truman Capote, Burroughts, Kerouac o Gore Vidal, los visitan con asiduidad.
Publica su segunda obra, Placeres sencillos y en 1953 estrenó en Broadway su obra In the summer house, con notable éxito. Es alabada por Williams y por Capote. Muchos opinan que su escueta obra literaria excede en calidad a la más conocida de Paul Bowles, que halló fama universal con su novela: El cielo protector, llevada más tarde al cine por Bertolucci. La obra está basada íntegramente en la relación del matrimonio Auer/Boules.
Jane era muy inteligente, con un fino humor y una ironía que le hacían brillar y ser adorada por sus amigos. Truman Capote, de forma especial la quiere y la admira ,parte de él, el mote de Cabeza de Gardenia, con que siempre la nombra.
En Tetuán, conoce a una vendedora musulmana, Charifa, con la que entabla una relación enfermiza de dependencia. El mismo Bowles, acusa a Charifa de realizar magia negra, administrar a Jane, tewkal (un veneno) para minar su voluntad y someterla a sus caprichos, hasta conseguir que la casa donde reside el matrimonio pase a manos de la amante. Verdad o mito, lo cierto es que la vida y la lucida inteligencia de Jane Auer, se eclipsan siendo aún joven.
Sea por sus excesos, por el veneno y el maltrato de Charifa o por la fatalidad, en 1970 sufre un derrame cerebral que la dejó casi ciega y con sus facultades mermadas. Apenas tiene recuerdos, le cuesta encontrar palabras para expresarse, se apoya más en Charifa que la trata de forma vejatoria, según se cuenta. En 1973 sufre el segundo derrame que la aparta de la lucidez, teniendo que ser ingresada en una clínica donde pasa el resto de sus días en condiciones lamentables.
Muere abandonada de todos en Málaga, siendo enterrada en una tumba sin nombre, de la que es rescatada del abandono por una estudiante que lee su vida, busca sus restos, paga los gastos del traslado (iban a ser llevados a una fosa común en otro cementerio, porque se construía una autopista en el que se encontraban los restos) y consigue hacer una tumba digna donde reposa, por fin, una mujer intensa como pocas. Una genio desconocida del siglo XX.
María Toca
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