
DECÍAMOS AYER…
Me hierve la sangre cada vez que veo o escucho a un representante de cualquiera de los dos partidos conservadores hispanos salir en defensa de nuestra Constitución, y ninguno de los progresistas les de un toque de atención,
recordándoles su postura durante su proceso de elaboración y aprobación. Bien está que la defiendan – ¡faltaría más…! –, pero para eso ya la podían haber apoyado y votado cuando hubo que hacerlo, hace cuarenta años. Ni que decir tiene que los representantes de CIUDADANOS no habían ni siquiera pensado en nacer como organización política, que no así algunos de sus componentes, por lo que vayan ustedes a saber cual habría sido su postura en aquellos momentos a juzgar por sus actuales actitudes. Pero, los populares… ¡Madre del amor hermoso! Refresquemos las memorias…


Durante los meses de mayo, junio y julio de 1978 se debatió en la correspondiente Comisión del Congreso el anteproyecto redactado por los “siete padres constitucionales”, introduciéndose una serie de enmiendas. Por fin, el 24 de julio se aprobó un texto por 258 votos a favor, 2 en contra, y 14 abstenciones. Entre agosto y octubre fue debatido en el Senado, siendo aprobadas las correspondientes modificaciones, que fueron nuevamente debatidas y aprobadas el día 20 por la Comisión Mixta Congreso – Senado. Los Plenos de ambas Cámaras, por separado, rarificaron el mismo día, 31 de octubre, dicho dictamen.

Es suma: de los 16 diputados con que contaba Alianza Popular en aquellas primeras Cortes constituyentes,
8 votaron a favor del texto constitucional, 5 lo hicieron en contra, y 3 se abstuvieron, a pesar de que la postura oficial del partido fue contar con su apoyo. Las divisiones internas producidas a consecuencia de la votación del Congreso de los Diputados no impidieron que Alianza Popular pidiera a sus seguidores, con la boca pequeña, el voto favorable en el referéndum de ratificación. Otra cosa es saber qué votaron realmente los antecesores del actual Partido Popular, a juzgar por la división de sus diputados. No creo muy arriesgado suponer que muchos de los 1,4 millones de votos negativos, y 8,7 millones de abstenciones fueran suyos.


EUSEBIO LUCÍA OLMOS
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