Los hombres de verdad no piden perdón

Le vi. No en directo, no tengo tan mal gusto.  En un pequeño receso de mi trabajo que aprovecho para comer, suelo ojear la prensa digital. Ya sé que no se debe, no me lo repitan, soy nutricionista y me canso de insistir al personal de que no debe hacerse, pero qué quieren ustedes, dispongo de poco tiempo y una necesidad imperiosa de conocer la actualidad, en parte para luego comentar aquí. Servilismos de coordinar y escribir en esta su casa @LaPajareraMgzn. Como les decía, le vi. Me topé con esa cara de cartón, con ese labio cual belfo de perro rabioso y ese ceño acementado mientras su media melenita le corona un cráneo sepulcral. Era él. La sombra de la vieja España, esa de odios viejos y rencores renovados, la que acumula guano y befa debajo de un lustre falso de capitalismo moderno americanizado. Ese tipo que calzó camperas de chichinabo y falseó un deje tejano para cortejar a otro más tonto que él (que ya es decir) pero con mucho poder, el inefable y oligofrenico Bush Junior. El mismo que nos infló la economía liberando el campo para hacerse orégano con burbujas de ladrillo endemoniado para que poco más tarde la ruina más atroz nos asoballara. El que emprendió una guerra para congraciarse con sus amiguis de los USA y de la Unión Jack, tan rancios como él. El mismo que troqueló una boda en arte mafioso donde eran ladrones hasta los enchufes de la luz. El que dobló la espina dorsal de la libertad con cucamonas de fascistilla mediocre porque jamás llegaría a ser uno principal, acostumbrado como estaba a ser gris, a reptar por el poder en busca de alguien a quien traicionar, a quien vejar con tal de medrar un poco y destilar un veneno que de no hacerlo le ahogaba.

 

Él. Genuino espécimen de la genuina carcunda española. Un español de raza, un hijo de Caín o de la España cañí que deslumbra a propios y a extraños. El de las tropas a Perejil  pero genuflexo ante  el poder del dinero. El que se rodeó de mafiosos queriendo ser el Patrone y se quedó en muñeco de ventrílocuo mientras otros le tomaban la delantera. El incombustible, el demócrata que llevaría los tanques hasta la Diagonal y  la Legión hasta la Moncloa, aunque no tuvo mayor escrúpulo en pactar con vascos y catalanes cuando hizo falta cediendo a todo con tal de manejar el poder y colocar a los suyos. Esos amigos que le salieron rana porque de puro ladrones y falsarios se les vio el plumero rápido.

Ay ese amor con Pujol (perro no muerde a perro).

Él, que nombró a su santa como desvalijadora de Madrid y crió a los polluelos como buenos hijos de águila rapaz capaces de emprender empresas que desahuciaran a cientos de madrileños con sus fondos buitre.  Carroñero como los son los buenos españoles de rosario y sacristía devotos de Frascuelo y de María.

Él, llegó al Congreso con su frente ensartada de sombras, su media melenita al viento soez de su soberbia  y el atisbo de un bigote oscuro que se tornó blanco a base de bilis y mentiras.

No se arrepiente de nada, dice. Todo lo hizo bien, dice. Ni aun escuchando a sus amiguis, que confesaron que se arrepentían porque mintieron a sabiendas de que lo hacían, porque las armas de destrucción masiva estaban en la fantasía de fanfarria sanguinaria que el monguer Bush contó según trama de sus generales para seguir vendiendo armas y haciendo el tarín mundo adelante. Él no se arrepiente, porque los españoles y mucho españoles, los de raza, los que beben a morro y torean al pueblo, no se arrepienten de nada.

Su arrogancia es la medida exacta de su abyección y de su inanidad. Solo un cretino integral es capaz de decir con esos años  y el tiempo que gobernó que todo lo hizo bien. Pero es que ustedes no saben con quién están hablando. Un español de raza no se arrepiente porque no es de recibo, aunque haya sido el creador, disfrutador y usufructuario de la Gürtel que se arrellanó en el Escorial mientras él casaba a la niña, cual Patrone siciliano. Él y solo él construyó o dejó que le construyeran la trama que ha hecho más daño a este país que un tornado salvaje. Todos los procesados son hijos de Aznar. Todos los corruptos han mamado de sus ubres. Y todo el fascio que rezuma la derecha española se la debemos a él. El genuino, el inefable tonto útil: Don Asnar.

 

María Toca

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

12 comentarios

  1. Como una culebra, trataba el individuo de zafarse de las acusaciones mintiendo, mintiendo y mas mentiras que disculpas. La egolatría le puede y le vence. «Pobre hombre que se cree algo muy importante. La miseria de su alma se impone y se ve. La gente que, por su miserable culpa, ha muerto y vive de miseria se le refleja en su tosca y retorcida cara y destila por sus poros. Acción y reacción ese es su futuro al que no puede, ni podrá, eludir. Se lo ha ganado a pulso.

    • Lo describe muy bien Sebastian. Pobre hombre que no ve en su tiempo de gobierno nada de que arrepentirse, cuando todos le han desdecido. Pobre canalla. Un saludo Sebastian y gracias por su colaboración

  2. Este «pobre hombre» es uno de los artífices de la pobreza cultural de este País, pobreza que esta haciendo mucho mas daño a nuestro presente y al futuro de nuestras jóvenes generaciones que todo lo robado por el y toda su parentela y acólitos.

  3. Hablando del Padrino os recuerdo una frase que viene al caso «no odies a tus enemigos, nublará tu razón». El odio solo genera odio, no me gusta ese rencor, se debe ser más razonable. No seré yo el que defienda la «corrupción», ni a uno de sus principales protagonistas, pero por desgracia son mucho y en todas la ideologías «cuecen habas». Espero con mucha paciencia, creo que la voy a necesitar, un artículo sobre la clase política que padecemos, sin ideología, sin odio, simplemente con sentido común y seguro que todos estaremos de acuerdo en que necesitamos gente que este con los que curramos, con los que pagamos y con los que sufrimos a esta banda de atracadores, repito todos y cada uno de los que se ríen todos los días de la gente decente. ¡Un saludo y viva el sentido común!

    • Presupones varios supuestos que no son. No odio, y hablo de forma personal porque firmo el artículo. No te equivoques, Miguel Tausía, decir o escribir crudamente no es odiar. Quizá estés acostumbrado a un lenguaje más «fino» más «buenista» lo siento no es el mío, tengo por costumbre llamar ladrón a quien roba, sin mayores circunloquios, abierta naturalmente a la critica y a la respuesta. Si sigues nuestro magazine desde tiempo habrás observado que hacemos critica de todo y de todos, sin sesgar, por supuesto que tenemos ideología pero hemos dado fino a los que parecen (solo parecen) ser de la cuerda. Lo que ocurre es que quien ha gobernado, quien ha mancillado es más reo que quien no tocó poder. Cuando lo haga, hablaremos. De todos modos, te invito a colaborar en lo que consideres y que cubras nuestras carencias. Y sí, el sentido común es importante, tanto como la verdad, la memoria y la honestidad. Cosas que el señor al que se refiere el artículo carece. Y de las buenas formas. Saludos y gracias por tu aportación y tus «consejos».

      • Muchas gracias por tu respuesta María, efectivamente me has equivocado, después de leer:

        1.- «Me topé con esa cara de cartón, con ese labio cual belfo de perro rabioso y ese ceño acementado mientras su media melenita le corona un cráneo sepulcral.»
        2.- «El que dobló la espina dorsal de la libertad con cucamonas de fascistilla mediocre porque jamás llegaría a ser uno principal, acostumbrado como estaba a ser gris, a reptar por el poder en busca de alguien a quien traicionar, a quien vejar con tal de medrar un poco y destilar un veneno que de no hacerlo le ahogaba.»
        3.-«.Un español de raza, un hijo de Caín…»
        4.- «Carroñero como los son los buenos españoles»
        5.- .Solo un cretino integral»
        6.- «Y todo el fascio que rezuma la derecha española se la debemos a él. El genuino, el inefable tonto útil: Don Asnar.

        He llegado a la extraña conclusión que había algo de odio; solo le pido a mi futuro que nunca me odies porque creo que deberé buscar un sitio donde nunca nadie me encuentre porque en caso contrario…

        Yo, María, no me considero lo suficientemente formado como para dar consejos a nadie, simplemente he sugerido mi opinión, esa sí que no me la quita nadie, y en mi opinión el odio solo genera odio, y todas esas cosas, que por supuesto respeto, hasta ahí podíamos llegar, que tú llamas crudas, sólo, repito según mi opinión, solo generan odio.

        Que el Sr. Aznar es el capitán de la corrupción, creo que es verdad, pero de hay a «cara carton», «perro Rabioso», «fascista», «hijo de Caín», «cretino», «carroñero», etc, etc.

        En fin, quizás es que la ideología, en vez del odio es la que nos nubla la razón. No sé que será más peligroso. Mi ideología es el trabajo, la honradez y la inteligencia y este buen Señor tampoco entra en mis planes, pero ni este ni la mayoría de la clase política que sufrimos.

        Recibe un cordial saludo, y te vuelvo a agradecer que respondas a un «loco» como yo, es difícil encontrar a alguien que debata aunque no le guste lo que lee, y eso de verdad es de agradecer.

        Un saludo y muchas gracias.

        Miguel Tausía

        • Tengo a gala responder a toda persona que tiene la amabilidad de participar en @LaPajareraMgzn, por corrección y educación. El que analice mi escrito con tanta rotundidad no sé si me halaga…Ante todo entienda que mi estilo es propio y personal. Sarcasmo que ampara la rabia que siento como ciudadana en precario, testigo de un tiempo duro que intento ,con mi granito de arena, cambiar. Sí, Aznar me merece mucho desprecio, por su grosera altaneria y su gobierno al que considero nefasto. Sacar frases, palabras del contexto es falacia porque no hay mejor forma de mentir que parcelar la verdad. De todos modos me siento orgullosa de mi trabajo literario, aunque como lector tiene usted derecho a darme lecciones y crítica. Saludos y abrazos cordiales Miguel

        • Y si mis artículos generan odio, agradezcamos al protagonista de los mismos, no a la corresponsal de las noticias, querido Miguel, aunque si le soy sincera, no tengo tanto poder. Mis palabras producen sonrisa, o mueca…pero ¿Odio? Ni por asomo, no me sobreextime. Salud y abrazo, Miguel

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