La guerra, el hambre y las religiones,
igual que el mal,
nunca descansan en el mundo.
Otro año imprevisible sometido a las caprichosas leyes del azar,
para continuar mi aprendizaje
paseando con Maryuma,
en estos prolegómenos de su segundo añito de vida.
Y aunque comenzó con bastante frio,
lo que es normal en invierno,
siempre está dispuesta a que le den paseítos,
como si el clima para nada le influyese,
ya que pasear para ella,
no solo es aprendizaje, también es vida .
Paseítos que aunque a nadie de la familia apetezcan,
siempre consigue se conviertan
en una realidad luminosa,
gracias a sus gimoteos y a su inocente mirada
cargada de chiribitas .
Y es que en ese lento oscurecimiento
de vivir muriendo felices y mirar sin querer ver
en el que los adultos vivimos,
la mirada inocente de Maryuma,
nos obliga a sus padres y a mí
a mirar la realidad con una luz
más tranquila y brillante,
en el lento pasear diario
por ese camino de aguas turbulentas
que es la vida.
Enrique Ibáñez Villegas
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