Maryuma ha aprendido a sus 17 mesecitos,
como convertir la transparente espumilla
del jabón de un pequeño juguetito,
en multitud de bulliciosas pompas de jabón
iridiscentes.
Estrellitas aladas que al igual que frágiles mariposillas multicolores,
son arrastradas caprichosamente por el viento,
hacía los cielos,
haciendo las delicias de unos cuantos pequeñuelos,
que embrujados por la simplicidad y ligereza de las pompas de jabón,
las persiguen , entre tropiezos y caídas,
con gran guirigay
para antes de que se disuelvan en el aire,
darles caza y destruirlas a manotadas,
saludándose felices tras su éxito,
ajenos todavía al color de los ojos ,piel , pelo o procedencia de sus compañeritos de hazaña,
y acompañados por la sonrisa complaciente de algunos familiares cercanos.
¿Quién sabe cuándo los adultos,
dejaremos de seguir engañándoles
considerándoles como una mera reproducción de nosotros,
si nos atrevemos a ahogar en el olvido
las falsas creencias culturales,
forjadoras de inducidas identidades de autojodimiento,
para ser como ellos?:
pajarillos felices, aprendiendo a volar
saltando solos fuera del nido
para perseguir la libertad de las inútiles pompas de jabón iridiscentes.
Enrique Ibáñez Villegas
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