Respeto

De las cosas que están pasando en este sorprendente país que damos en llamar en @LaPajareraMgzn, Borbonia, hay varias que han ocurrido en los últimos días que nos hace acreedores de premio. Propongo institucionalizar el premio Azcona (por Rafael) y el premio Gila (por Miguel) a la noticia más estulta que se produzca. Soy consciente del ímprobo esfuerzo que tendrían los expertos que se ocuparan de juzgar a los merecedores del premio porque nuestro aparato de producir patadas a la lógica no tiene freno.  Viene a cuento la entradilla  a la noticia de la multa que se le impuso al atrevido joven que insertó su rostro en una foto del Crucificado (observe censor la mayestática mayúscula, no sea que me pula mi precaria cuenta corriente también) Aduce el juez, que supone falta de respeto a las creencias religiosas. Las nuestras. Las genuinas. Las católicas apostólicas y romanas. Que si hacemos burla de Mahoma o de Buda, no quebrantamos leyes, se me entienda. Tal como nos decían en el Catecismo (otra vez mayúscula) porque tenemos la Única Religión Verdadera. Y por eso, el preclaro juez supone que es burla y quebranto de fe, reo de multa y escarnio.

A una, educada en colegio católico, en la fe verdadera, se le hacen agua las carnes al recordar las veces que la Santa Iglesia Católica nos faltó al respeto con alevosía y premeditación. Y se quedó sin multa, claro, porque para eso siguen siendo los amos del cotarro.

Me faltaron el respeto los curas que a los doce años me hacían cavilar en lo que podría encontrar en mi cuerpo cuando me indicaban que usara manopla de esparto en vez de esponja para no tocarme  en la ducha(real como la vida misma, jesuita y en ejercicios, para más señas) Cuando me culpaban de un pecado original, que debía serlo tanto (original, digo) para no enterarme de cual y como le cometí. Culpable del resabio a todo lo espiritual que solo los años amortiguaron a fuerza de pensamiento y reciclaje. Culpables de tanto dolor en niños/as abofeteados físicamente y sicológicamente en su inocencia ante la perversión de sus ministros que tanto cuesta sea reconocido a nivel oficial y poco resarcen a las víctimas. Culpables por aterrar y amordazar a las personas lgtbi a las que  destrozaron juventud y restañan heridas a fuerza de terapias. Culpables de atar en santo matrimonio y lo que ha unido Dios no lo desate el hombre, a menos que deje hacienda en los Tribunales de la Rota. Culpables de perdonar los pecados del Pardo, imagino que conocen la historia de la misa y comunión diaria que ofrecían al Caudillo en su casa. Culpable de exonerar culpas, asistir a penados de muerte y ocultación de datos de fusilados. Aún me rechina contemplar la tumba bajo el altar de la ermita de la Virgen del Mar en Cantabria, del que era capellán del cementerio de Ciriego cuando se fusilaba a diario y él (sí, el cura) hacía desaparecer los nombres de los condenados, señalándolos como desconocidos en el intento de borrar sus vidas, de borrar su memoria. Culpables de tener el monopolio de la fe, de la enseñanza, durante años y ser cómplices de una dictadura que todavía colea.

Soy consciente de que la lista sería infinita, pero me atengo a lo que mi recuerdo me dicta en el momento. Y sin culpa. Y sin pedir perdón jamás, sin reconocer nada, eximiendo responsabilidad. Como se comportan los tiranos auténticos porque cuentan con el apoyo del poder legislativo, judicial y económico, que son los que molan de verdad. Olvidando, como institución, lo que ese judío palestino les dijo hace más de dos mil años; eso del ojo de la aguja y camello, y mercaderes del templo, y escandalizar a las criaturas… Hoy la ley se pone de parte de ellos, una vez más, y señala con el dolor de la multa la falta de respeto por hacer un collage con la cara de Cristo. Es el mismo país que mantiene presos sin juicio a tres personas por ideas polítcas, aunque lo disfracen de quebranto a la ley. El mismo país que mantiene un presidente, M.Rajoy, inscrito en otro collage, esté en papel pautado y amarillo, escrito por un tal Bárcenas. Sí, el mismo país que mantiene con el erario público a la familia de ese delincuente libre y viajero que se llama Iñaki Urdagarin. Lo que me pregunto es como tienen estómago sus señorías en dictar sentencias condenatorias de cualquier reo con lo que se acumula debajo de la alfombra de un país que hiede cada día más.

Nos piden respeto para sus creencias porque ignoran que el respeto se gana, jamás se exige. Bueno, ellos sí, porque pueden.

 

María Toca

 

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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