SOY padre y esa cualidad la tendré de por vida, de forma permanente, independientemente de la relación que pueda mantener con mi hija o con mi hijo, lo seré siempre en las distancias cortas y en las largas, de forma indeleble, aunque los afectos pueda modificarlos el tiempo, cargado de avatares, de trabajos imprevistos.
No SOY esposo de la mujer a la que amo, aunque muchas veces tenga la sensación de que ese sentimiento morirá cuando yo muera. No SOY esposo, igual que ella tampoco ES esposa, digamos que ambos ESTAMOS casados. El carácter permanente, indeleble, en esta cuestión, lo crea la Iglesia, pero yo no me siento dentro de esa institución.
El castellano es un idioma muy rico, expresivo hasta el límite y preciso, tremendamente preciso en casos como éste. Me refiero a la distinción del SER y el ESTAR, algo de lo que no puede presumir el inglés, el idioma impuesto por el imperio económico. En esta lengua, la permanencia y la ocasionalidad se resuelven en un sólo término, TO BE, una simpleza, una síntesis muy peligrosa.
Que los anglohablantes tengan problemas, cuando aprenden el castellano, en utilizar el SER y el ESTAR es lógico. Sin embargo, no debiera serlo -o sí- que haga un mal uso de los mismos un castellanohablante. Ese mal uso puede ser causado por la falta de educación en el conocimiento y uso de la lengua -competencia y actuación-, pero , a veces, ese mal uso puede estar inducido, perversamente inducido.
En los últimos días, vengo observando con mucha tristeza el enfrentamiento cainita entre las personas que defienden la postura de PODEMOS y el resto. Mi tristeza es doble, cuando observo la pobreza infinita que muestran los debates en las redes, pobreza que anida en ambos «bandos». Aunque he de reconocer que, quizás, por el sentimiento de agravio que muestran, esa pobreza se hace más patente en las que toman parte por la postura de PODEMOS.
En muchos de los hilos abiertos que he podido seguir, el final del debate, incluso el comienzo, se reduce a un sólo «no argumento»: SOY DE PODEMOS, pero ese «no argumento» también lo he podido observar en el otro bando: SOY DE SUMAR. En ambos casos, hay un error en el uso del SER, un error que suele traer consecuencias funestas: una adhesión inquebrantable que acabA en sectarismo e incomunicación, es decir, en tragedia, en el sentido más clásico de la palabra.
Las personas que suelen leer mis reflexiones por esta red saben que he defendido como mejor he podido o sabido, es decir, con un argumentario más o menos afortunado, el proyecto que encabeza Yolanda Díaz. Pero déjenme que les diga que eso no significa que YO SEA de SUMAR, como tampoco FUI de PODEMOS o de IU, mientras estuve. Si soy riguroso, he de decir que, hasta el momento presente, sabiendo lo que sé de SUMAR e intuyendo lo que intuyo que pueda llegar a desarrollar dicho proyecto, creo que debo apoyarlo. Eso no significa que no albergue dudas con el mismo, las albergo, la duda es el mejor antídoto contra las «adhesiones inquebrantables», porque, entre otras cuestiones, te hacen buscar respuestas o hacerte preguntas.
Así que, puedo decir que ESTOY con SUMAR porque me parece interesante que se priorice la participación ciudadana, no afiliada, en la política, porque esto hace falta para acercarla a la ciudadanía, porque esto es devolver a la política su papel originario, el que ha ido perdiendo a fuerza de aparatos y luchas partidistas, a fuerza de intereses que nada tienen que ver con el «bien común». Esto por poner un ejemplo.
Por la razón opuesta, no ESTOY desde hace algún tiempo con PODEMOS, porque entiendo que este partido ha hecho el camino que acaban haciendo todos los partidos, parapetarse en sus intereses y alejarse de la política real. De otro modo, no se puede entender su intransigencia o miopía para leer lo que ahora necesita la gente, los no afiliados. Es lo que vengo constatando, pero no deja deja de ser mi opinión y no una verdad absoluta.
Me hubiera gustado, en todo caso, un debate rico a cerca de las causas que han llevado a PODEMOS a estar en la situación que hoy está o los argumentos que contradigan esta percepción mía, o de los peligros de que SUMAR pueda cometer los mismos errores que le lleven a un sitio parecido. De hecho, aquí descansan algunas de las dudas que todavía albergo sobre este nuevo proyecto.
SOY humano y, como tal, me constituyen dos planos que se definen como pensamiento y sentimiento, la razón y los afectos. Mezclar ambos o, peor, utilizar el segundo, cuando el contexto o la realidad exige utilizar el primero, nos puede llevar a situaciones tan aberrantes, como hacer del espacio que habitamos un enorme campo de fútbol donde cobra sentido el sinsentido, donde el ESTAR se confunde con el SER.: YO SOY DE…
Juan Jurado.
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