Desde que Rosa Parks se negara a ceder su asiento a un hombre blanco y moverse a la parte trasera de un autobús en Montgomery, han pasado muchos años. Aun así, el clima social, el contexto de exclusión económica, la segregación racial, la sistemática violencia contra los negros y sus respectivas justificaciones por parte de determinados cuerpos sociales, gubernamentales y hasta por cierta antropología no escrita, siguen siendo prácticamente los mismos. Una muy clara muestra de ello, acabamos de verla con la tortura y asesinato de George Floyd en Minneapolis, hace tan sólo unos días.
Montgomery, Alabama, 1 de diciembre de 1955, por esta acción aparentemente inocente, Rosa Parks fue detenida y acabó con sus huesos en una sombría cárcel del estado sureño, si bien es verdad que no fue exactamente la pionera en este sentido, pues unos días antes, Claudette Calvin, había protagonizado un incidente semejante, fue sin embargo, y a partir de ese momento, conocida como la primera dama de los derechos civiles en los Estados Unidos de América.
El relato de los hechos está recogido en la autobiografía de Rosa Parks (1913-2005) “My story”, redactada por ella misma junto al autor Jim Hiskins.
“ Una tarde, a principios de diciembre de 1955,estaba sentada en la primera fila de asientos para personas de color en un autobús de Montgomery, Alabama. Los blancos ocupaban la sección blanca. Subieron unas personas blancas y todos los asientos de la sección blanca quedaron ocupados. Cuando eso sucedía, nosotros, los negros, debíamos ceder nuestros asientos a los blancos. Pero no me moví. El conductor, blanco, me dijo: Deja libre esa primera fila. No me levante.
Estaba cansada de ceder ante los blancos”
El incidente del autobús tuvo como primera consecuencia, no sólo el encarcelamiento de Parks, también la creación de la Montgomery Improvement Association, cuya finalidad era la defensa de los derechos civiles de la minoría negra, socavados y restringidos desde la llegada de las primeras remesas de esclavos al nuevo mundo.
La mencionada asociación organizó un boicot a la red de autobuses de Montgomery que logró un seguimiento masivo por parte de la población. La acción reivindicativa se prolongó durante 382 días y fue causa de que la problemática de los afroamericanos de los Estados del sur fuese conocida a nivel mundial. Como colofón y a consecuencia de las protestas, el gobierno se vio en la obligación moral de abolir la segregación en los transportes públicos. Un simple acto de desobediencia había precipitado un gran paso para los derechos humanos.
Más tarde llegarían las figuras de Medgar Evers y M. Luther King. Evers había nacido en 1925 en una granja de Decatur, Mississippi, muy pronto destacó como militante pro derechos civiles, hasta llegar a presidir la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color( NAACP).
A la par que aumentaba su prestigio como activista, crecía también el peligro y la amenaza del entorno en el que se encontraba.
En la medianoche del 12 de junio de 1963,Medgar Wikey Evers llegó a su casa en la 2332 de Margaret Walker Alexander Drive, en Jackson, Mississippi, lo esperaban su mujer y sus tres hijos pequeños, desde algún lugar, entre la oscuridad de la noche, resonó el eco de un disparo detonado por un rifle Enfield 1917,el autor del disparo un supremacista blanco, miembro del Consejo de Ciudadanos segregacionista y que posteriormente pasaría a llamarse el Ku Klux Klan.
Transcurrirán 30 años desde su muerte hasta que la justicia condene al fin al autor del crimen, Byron de la Beckwith a cadena perpetua. Finalmente, aquella sentencia que Evers pronunciará con frecuencia, “Se puede matar a un hombre, pero no a una idea”, se impuso con absoluta inmutabilidad, como si ésta fuese una ley sacra y universal.
Martín Luther King es posiblemente, el más conocido entre los líderes de los derechos civiles en Estados Unidos.
Nace en 1929 en la ciudad de Atlanta, Georgia. En la década de los años 40 el periódico Atlanta Constitution publica una carta de Martín en la que afirma que los negros son dignos de los derechos básicos y las oportunidades de los ciudadanos americanos.
En 1948 es ordenado pastor ayudante en la iglesia de Ebenezer de Atlanta.
Y a partir de este momento, es cuando asume una mayor responsabilidad en cuanto a las luchas por los derechos civiles de los negros, hasta que en 1964 el presidente Johnson presenta al Congreso el proyecto de ley de los derechos civiles, siendo posteriormente aprobado.
1967 es el año de la Gran Marcha sobre Washington en la que pronunciará su célebre discurso “ I had a dream”.
Un año más tarde, se compromete a apoyar con su presencia la huelga de los trabajadores de la basura de Memphis donde es asesinado por un supremacista blanco.
No voy a mencionar a Malcom X porque a él habré de dedicarle un artículo al completo, lo que sí puedo adelantar, es que los puntos de partida de Martín y Malcom eran contrarios, con gran distanciamiento en cuanto a sus puntos de vista y posicionamientos, sin embargo, con el paso del tiempo, fueron aproximándose y entrando en confluencia, de tal manera que ellos mismos se sintieron sorprendidos.
El pasado 25 de mayo asistimos a un incidente no por habitual, menos aterrador, dos agentes de policía de la ciudad de Minneapolis ajusticiaban en directo, delante de las cámaras y con multitud de testigos a un hombre negro, a un afroamericano cuyo único delito era vivir en una sociedad profundamente enferma, dentro de una estructura, la del capital y sus múltiples segregaciones, – la racial, la clasista, la económica,- fundamentada en la violencia y la exclusión de millones de personas, no sólo en los Estados Unidos, sino a lo largo y ancho de todo el planeta.
Siempre encontrarán excusas para excluirnos y maltratarnos, es algo que tengo muy claro.
La fotografía en la que se ve como el policía Derek Chauvim hace uso de su rodilla como un arma de asfixia y de tormento sobre el cuello de George Floyd, se me antoja como un símbolo que refleja con gran exactitud lo que es y significa el sistema de opresión en el que vivimos. Un sistema con ínfulas de democracia pero fundamentalmente ficticio y mentiroso, un sistema-mundo que literalmente quiebra nuestro cuello, nos condena a una hipoxia que desde los tiempos de Rosa Parks apenas se ha modificado, o como mucho, ha adoptado procedimientos algo más disimulados, disfraces capaces de esconder la sangre que en el pasado se nos presentara de forma demasiado evidente.
Cuando ejecutan a cualquier ser humano, de cualquier raza y condición, nos están enviando un mensaje muy claro, y es que cualquiera de nosotros podría ser esa víctima, todos nosotros, en potencia, podemos ser los siguientes.
José Miguel Gándara
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