Él, la miró con ojos golosos. Él, contempló sus piernas que asomaban por debajo de la mesa. Vio tobillos finos, pies escasos que calzaban tacón y media delicada. La falda peleaba por ausentarse de los muslos. Él, supuró un poco de saliva por su boca torcida. Por eso llevaba barba, para no ver esa cara que le resultaba enemiga. Por eso evitaba los espejos. Menos mal que era inteligente. Diputado, nada menos. Menos mal que legislaba. Menos mal que él conocía el significado exacto de la palabra polisemia. Él era un hombre. Ella solo estaba casada con un académico.
Texto: #MariaToca
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