Es en mi sangre en mi cuerpo
donde me dueles España.
En mi pensar libre y limpio.
En mi alma.
Como una cruz
clavada.
(…)¿Qué hiciste de Fray Luis
de Cervantes de Quintana
de Quevedo de gracián
de la fabulosa hazaña
que Colón preso insultado
ofreciera a tus monarcas?
(…)
Destierras. Persigues. Odias.
Condenas. Calumnias. Matas
la flor de la inteligencia
de la entereza y la gracia.
Desagradecida tierra.
Intolerante. Iletrada.
La que desterró a Unamuno.
La que asesinó a mansalva
a aquel poeta inocente
que a los gitanos amaba.
Ana María Martínez Sagi.
Nació Ana María en el seno de una familia de la alta burguesía catalana. De padre empresario y directivo del FC Barcelona, con talante humano y preocupado porque sus trabajadores tuvieran condiciones dignas en el trabajo, y de una madre conservadora que durante su infancia intentó sembrar, infructuosamente, en Ana María los valores de la mujer burguesa. Nunca congenió con la progenitora con la que tuvo encontronazos variados por las diferencias de carácter que las marcaban.
En su casa se hablaba español porque los progenitores despreciaban el catalán como idioma de payeses. Fue una criada de la casa, llamada Soledad, quien le enseño expresiones catalanas, a desenvolverse en las Ramblas, tomar el metro y perder los miedos de una burguesa de la época. Con ella dio los primeros pasos en pos de una liberación posterior.
Debido a un trastorno metabólico que le hacía engordar, su padre consultó al doctor Marañón a fin de encontrar un tratamiento que la regulara. Este comprobó que sus ovarios y matriz estaban atrofiados, la recetó tintura de yodo, dieta y deporte para paliar el exceso de peso. Ana María siguió los consejos del doctor Marañón, hasta el extremo de convertirse en una atleta a la que ningún deporte se le resistía. El tenis, baloncesto, natación, esquí, atletismo…fue plusmarquista nacional en lanzamiento de jabalina. Para ella el deporte era la forma de consolidar el poder femenino cultivando el cuerpo, haciéndose fuerte trazando un plan de empoderamiento feminista.
Avalada por los éxitos deportivos, a los 27 años es nombrada directiva del Fútbol Club Barcelona, convirtiéndose en la primera mujer del mundo en tener cargo de responsabilidad en un club de fútbol.
Además del deporte descollaba en la poesía, publicando un libro que fue muy celebrado. Pérez Ruano se entusiasma con su obra, la entrevista y manifiesta su admiración considerándola sucesora de Rosalía. Elisabeth Mulder, poeta como ella, también considera su obra dedicándole estas palabras en la revista La Noche “La irrupción de una mujer que canta entre tantas que gritan”
Ambas mujeres se conocen, Ana María queda impresionada por la belleza serena de Mulder y se enamoran. Es posible que el amor de Segi por Mulder fuera más fuerte, incluso obsesivo tanto que llega a ahogar a Margareth. Pasan unos días juntas, que marcan a Segi para el resto de su vida, pero renuncia a su amor debido a las convenciones sociales. Mulder era viuda, tenía un pequeño de siete años de su matrimonio, quizá todo contribuyó a deshacer el idilio, también es posible que la falta de respuesta de Elisabeth ahogara la difícil relación. El resto de la poesía de Ana María Segi quedó marcado por ese amor frustrado, por los días que en 1932 pasó en compañía de Elisabeth y que fueron vividos por Ana María como el culmen de una felicidad perdida
“Hoy me da pena todo: los árboles desnudos,
la calle solitaria, la tarde tan callada,
los sollozos del viento que pasa enloquecido,
la canción melancólica de la fuente lejana.
La feliz inocencia de aquel niño que ríe,
la pureza inefable de sus pupilas claras,
la belleza infinita de su corazón limpio
que ha de saber tan pronto todas las cosas malas”
En la entrevista que Ruano la realiza, en plena dictadura de Primo de Rivera manifiesta sin reparos que se siente ante todo republicana. Forma parte del Club Femení i d,Esports, lo cual era una manifestación clara de su rebeldía y feminismo. Sus escritos la muestran como una mujer sin miedo y con un verbo revuelto y revolucionario que le ocasiona problemas.
Escuchando un día a Durruti en un mitin en Pedralbes quedando atrapada por su verbo y abraza el anarquismo lo que también marcará su futuro. Comienza la guerra, ella tiene un trabajo burocrático que abandona marchando al Frente de Aragón para realizar las crónicas de guerra que libraban los batallones anarquistas. Al acabar la guerra se exilia en Francia, duerme en parques, se hace pescadera, pintora de calle… Entra en la Resistencia y es perseguida por la Gestapo. En una ocasión la mujer del Aga Khan la conoce siendo pintora callejera y la encarga pintar una de sus mansiones. Poco después se dedica a cultivar yerbas medicinales hasta que marcha a EEUU donde da clases en la Universidad de Francés y Español.
En 1977, muerto el dictador, regresa a España donde su obra es desconocida y decide ocultarse en el anonimato. En 1999, siendo una anciana enferma, Juan Manuel de Prada, fascinado por su enorme personalidad la conoce y entrevista. Labran una amistad en la que ella le confía toda su obra inédita, que más tarde él publicará bajo el título: La voz sola.
Mientras la trata, de Prada escribió una novela: Las esquinas del aire, inspirada en la vida de Ana María, justamente al acabar de corregir el manuscrito muere en el año 2000.
Mujer importante que rompió moldes en el deporte siendo pionera tanto en su práctica como siendo directiva, feminista, republicana y anarquista, además de una gran escritora. Sus artículos publicados desde el frente son de un vigor que apasiona, a la vez que su obra poética posee gran talento. Por su obra y su peculiar vida, merece un reconocimiento y recuerdo perenne.
María Toca Cañedo.
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