
Si el cuñadismo fuera asignatura en este mundo, en este país, no la aprobaría nadie porque todo el mundo tendría su propia «opinión» y la llevaría a la categoría de verdad.
Yo sé más que el resto o incluso yo sé muchísimo de duelo, trauma, salud mental, alimentación, crianza, menopausia, política, migración, racialidad, vejez, patologías médicas, infancia, procesos sociales, esgrima, natación sincronizada, intercomunidad de vecinas, terapia, cocina, conducción o física cuántica.
Yo también soy feminista o incluso más feminista que tú.
El mundo cuñado es un lugar lleno de certezas, en el que no se admite el no tengo ni idea, jamás he leído nada de esa autora, nunca he atravesado una experiencia así, ante esto que me cuentas tan solo puedo escuchar y callarme.
Mundo cuñado contiene egos muy frágiles que se desmoronan cuando hay una o un interlocutor que les espeta:
– No sabes nada de esto. No se te ha pedido opinión. No utilices la autorreferencia porque eres un hombre y no te embarazas, cállate por favor.
En esta universidad de las verdades falsas no podría haber una asignatura troncal para decodificar el cuñadismo y deconstruirlo porque todo el alumnado sabría más que los demás y se pelearía por imponer su NADERIA.
Dejémoslos solos y solas en un aula virtual y vayamos juntas a construir un espacio mejor.
(«Bah, no tienes ni idea», diría él
)

María Sabroso.
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