«Me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo»
Hayek visitando el Chile de Pinochet
No nos cabe duda que a esta altura hemos de reconocer que se han adueñado del relato. Manida frase que retrata a la perfección lo que ocurre en la sociedad actual. Se adueñaron del relato con una estrategia perfectamente diseñada para provocar el salto en la tripas y promover la dirección en que les beneficia la opinión pública.
Cuando el jefe de la oposición declara en medio nacional que España está en bancarrota, o cuando Abascal clama contra los desastres que nos acucian (inmigración, cultura islámica, comunismo, barbaries sin fin, sin justificarlo con datos o informes serios, obedece a una clara estrategia diseñada para producir el efecto esperado: un temor impreciso que resulta paralizante. Debidamente analizado por el extraordinario talento de Naomi Klein en el libro La doctrina del shock, nos acerca a un estado de miedo, una especie de catalepsia moral que invade al ser humano bajo los efectos del miedo, a algo concreto (bombardeos indiscriminados, violencia ciega y visible…) o algo que se percibe como amenaza bajo las ampulosas palabras de los lideres ultraderechistas. Los hechos proclamados no se conocen pero si alguien con autoridad lo proclama con voz segura y delante de medios que lo difunden, el efecto noqueante es seguro que haga mella y condicione el pensamiento social.
Es una técnica utilizada y estudiada por diversos organismos, entre ellos la CIA, puesto en práctica en los golpes de estados y las diversas guerras que asolaron y asolan países con “intereses” claros por parte de la potencia o la clase social dominante.
Tenemos un ejemplo claro en la invasión de Irak tan poco cuestionada, incluso aplaudida por países en los que nada se nos perdió en la confrontación ¿Qué le hizo al presidente Bush elegir Irak como país a invadir? Me responderán que fue la respuesta al 11 de Septiembre y la ofensiva vengadora de EEUU ante el atentado. Error…de ser así se hubiera elegido Pakistán, por el amparo que ofrecía y ofrece a integristas islámicos y la amistad demostrada con Bin Laden…Incluso Arabia Saudí era mejor candidata, ya que financiaba y financia todo movimiento integrista que merezca su interés en el mundo.
Se eligió a Irak por su petróleo y por tener un gobierno poco “afín” a los intereses occidentales. Para ello se bombardeó de forma masiva e indiscriminada el país creando el caos y el terror entre la población. Con ello se noqueó la posibilidad de una respuesta contundente ante la invasión. Claro que Saddam Hussein tenía adeptos en su país, como los tenía Gadafi en el suyo (con esto no estoy dulcificando las figuras de ninguno de ellos que fueron dictadores sanguinarios que a su vez utilizaron la política del shock para someter a la población) pero quedaron desactivadas por la terrible realidad del terror de un ataque veloz e indiscriminado.
Cuando las voces de la ultraderecha hispana (englobo a parte del PP en ese apartado) se levantan nombrando desastres varios, cuando Abascal trona con mirada luciferina y bravatas de legionario no es más que utilizar lo aprendido por los docentes yanquis de Steve Bannon y compañía. El efecto shock funciona por noqueamiento del que escucha con mente primaria, con pensamiento poco elaborado y poca cultura política. Por eso se nos produce perplejidad el comprobar cómo son personas precarizadas las que llenan mítines y propagan la buena nueva en forma de voto. Entran en la lucha del ante último contra el último.
Hemos dicho, de forma reiterada, la obviedad de que los poderosos son pocos. Pocos y no nos suelen caer bien porque intuimos en sus fortunas algo muy turbio, un pasado –incluso un presente- desalmado porque nos parece imposible que el forjado de tamaña acumulación de activos sea conseguido de forma legal y honesta. La vida de una persona es limitada para conseguir entrar en la lista Forbes a los cuarenta años más o menos. Por eso los poderosos y los ricos del mundo se empeñan en lavar un rostro que saben que no gusta a todo el mundo.
¿Qué manejos hay que hacer para tener la fortuna de Bill Gates, Amancio Ortega, Jeff Brezos o George Soros? Intuimos que no todo fue un camino de rosas. Nos dicen sus hagiógrafos, que trabajaron mucho… ¡oh sí, de sol a sol! Tuvieron la idea genial que no se le había ocurrido a nadie, por común que fuera. Fusilar alta costura, encargar su factura al tercer mundo en régimen de esclavitud y venderla barata. Inventar un sistema de comunicación, imponer un monopolio con obsolescencia cada poco obligando a comprar terminales si queremos seguir activos, o vender naderías por todo el mundo con trabajadores y productores en semiesclavitud. Y lo que quiera que haga George Soros, que no lo sé…Todo ello supone un margen muy amplio que toca la explotación, saltarse las leyes comunes al resto de los mortales, evadir impuestos y unas cuantas indecencias más. No nos engañemos…Serán más listos, pero no tanto. Sin explotación de recursos tanto humanos como medio ambientales no serían lo que son.
Y luego están los mercados…Esos vendedores de humo que construyen con humo economías de humo. Hacen caer gobiernos, imponen otros, someten pueblos y construyen ciudades en aras de ese activo inconcreto que se llama accionista.
No nos cae bien el mundo capitalista si lo miramos de forma descarnada. Es más, hasta los/as más recalcitrantes (que los/as hay, gente que encadenada es feliz) levantarían barricadas y hasta guillotinas si contemplaran el poder desde una visión nítida y realista ¿Cómo es posible que se acepte una forma de estado frente al que está alguien por mero nacimiento? ¿De dónde procede el mandato de que por apellidarte de determinada forma y ser hijo de… mantengas el estado en tus manos de generación en generación y privilegios de clase por encima del resto de la humanidad? No hay explicación posible. Se me dirá que la monarquía procede de Dios, que cede el poder a unos privilegiados para liderar…Seamos serios, este argumento se nos cae por los cuatro costados. En el momento actual no hay por donde cogerlo.
¿Y las dictaduras? ¿En base a qué se admite que una pequeña parte de la sociedad tome el poder ideológico y lo ejerza con violencia si hace falta? Claro que hay una justificación del fascismo…El pueblo es basto, inculto, incapaz de gestionarse, por lo que es preciso un liderazgo fuerte, un hombre (ahí no puedo ser inclusiva porque los dictadores han sido hombres) dotado de poderes especiales (por Dios o por la historia, depende del signo del fascismo) que saben perfectamente cómo conducir a su pueblo hacia el reino de paz, abundancia y felicidad soñado…Llámese el ideario de dictador, Ramiro Ledesma Ramos, José Antonio Primo de Rivera, King-Yon Un o Stalin. El pueblo obedece y el jefe dirige. Ese es el axioma del fascismo. De cualquier fascismo. Disciplina, obediencia y fe ciega en la decisión del líder…
No mola. Ustedes le cuentan este cuentito a sus hijos envueltos en volutas de maría y preocupados por el siguiente examen o el trabajo precario y les mandan a la mismísima mierda. No es agradable el discurso. Hay que realizar un relato atractivo que cale en mentes sencillas que, víctimas de inseguridades y precariedades varias, necesitan la mano firme del conductor.
Se nos cuenta, por esas mismas fuentes, algo muy calvinista, que el éxito es patrimonio de los “elegidos” que la causa del triunfo económico y social es únicamente producto del esfuerzo y/o de una inteligencia superior. Falacia suprema para la que no hay más que contemplar la sociedad. Si creen que saliendo de un suburbio, sin acceso a la cultura ni medios de supervivencia se pueden acceder al triunfo social, háganse una revisión de ideario. Claro que se nos muestran ejemplos del “milagro” del pobre vendedor de periódicos que llega a construir un emporio. Lo que no nos cuentan es cómo llega y a base de qué llega. No, en su inmensa mayoría, los ricos y los poderosos son descendientes de ricos y poderosos, o crean su fortuna y poder gracias a la sangre y el sudor de los demás.
Después de la II Guerra Mundial el mundo quedó tan conmocionado que la teoría económica desarrollada por Keynnes se impuso en forma del New Deal de Franklin Delano Roosvelt. Propició la reconstrucción de Europa y la creación de capas de clase media relativamente bien tratadas. Fue posible por la creación de estados fuertes que invirtieron medios para sacar de la precariedad a gran parte de la población a la vez que se crearon normas de protección al más débil, con sindicatos fuertes, escuela y sanidad pública…No es que fuera la panacea pero se construyó una etapa socialmente pacificada que caminaba hacia la justicia social.
En los años setenta se produjo una quiebra del ideario keynesiano. Ciertos pensadores económicos como Friederich Hayek propiciaron la idea de que el control estatal aplastaba al individualismo y su creatividad. Comenzó a construirse el mito de la “libertad de mercados, libertad social” cuando solo hablaban de la “libertad del poderoso para hacer lo que le sale de las gonadas” Hayek, Mises y el Nobel de economía y arquitecto del neoliberalismo, Milton Friedman comenzaron su pontificado creando zonas exclusivas de estudio y promoción del ideario, como las Universidades de Virginia y Chicago (triste recuerdo el de los chicago-boys que llegaron a Chile de la mano de Pinochet y su largo proceso de muerte, como luego lo hicieron con Argentina y más tarde, troceado el Telón de Acero, lo extendieron en los antiguos países comunistas creando verdaderos monstruos de un capitalismo descarnado y propiciando la pobreza de los pueblos ) Estos pensadores monopolizaron la idea de que el premio a la eficacia era la riqueza.
Reagan y Thatcher fueron adalides del ideario neocon, debidamente explicado en nuestras páginas referentes a España en el artículo de https://www.lapajareramagazine.com/privatizaciones-como-nos-arrebataron-robaron-un-pais
Al calor del ideario de los chicago boys, se crearon organismos como el Banco Mundial, FMI,Tratado de Maastricht, Organización Mundial del Comercio que se aprestaron a confabular a favor del ideario conservador.Torno a referirme a Naomi Klein, que en el citado libro “La doctrina del shock” demuestra como supieron aprovechar cada una de las crisis para imponer su ideario. El golpe de Pinochet, la guerra de Irak, la caída del muro, el huracán Katrina…El propio Milton Friedman confesaba poco antes de morir que el huracán Katrina, después de haber barrido las escuelas públicas y viviendas de protección donde residían gente sin posibles, era una gran oportunidad para reformar el sistema educativo privatizando todo y construyendo viviendas para quien pudiera pagarlas. Ya lo dijo Reth Butler en Lo que el viento se llevó: en la construcción o destrucción de un país es donde se labran las grandes fortunas…
Todo es bueno para nutrir a los “mercados”, ente etéreo que desconocemos su procedencia. Trabajamos para desconocidos que no tiene cara, con lo que es difícil enfrentarlos. Vivimos en casas de consorcios anónimos contra los que no se puede luchar debido a su potencia y fuerza. No nos engañemos, las voces de la ira no protegen al pequeño propietario o al dueño de la carnicería o al súper de la esquina. En absoluto. Su defensa es de grandes consorcios económicos. Cuando nos hablan de libertad de mercado se refieren a libertad de los ricos para hacer de su capa un sayo.
Todo esto es muy feo de explicar, muy retorcido y enemista a la persona que padece la bota neoliberal hasta hacer imposible la vida. Por lo que hay que ganar el discurso y vestirlo con ropa bonita. Hay que crear falacias como las patrias, las banderas, la libertad (esa libertad) lo nuestro, las fronteras impermeables, la seguridad ante el crimen que siempre viene del pobre, del extranjero cuando el verdadero criminal viste con traje y pisa parquet.
Cuando desde la derecha recalcitrante (no la derecha democrática que merece respeto y desaparece engullida por la ultra cavernaria) clama por la libertad, en realidad habla de la libertad de los poderosos, no del pobre o precarizado. Cuando el estado intenta nivelar el precio de la luz ¡anatema! se les acusa de intervencionismo y de privar a las empresas de su libertad para imponer los precios. Cuando el estado crea normas para la protección de la naturaleza ¡anatema! nos están quitando el derecho de ir con el coche, contaminar, hacer vertidos hasta ahogarnos en mierda…
Solo es falta de libertad para el que contamina no para el/a envenenado/a. Sirva como ejemplo de lo que digo que el Institute of Economic Affairs, que se manifestó rotundamente en contra del aumento de las regulaciones de la industria del tabaco, recibía fondos de British American Tobacco desde 1963. También supimos que Charles y David Koch, dos de los hombres más ricos del mundo, fundaron el instituto del que surgió el Tea Party. Sabemos lo que dijo Charles Kock al crear uno de sus laboratorios de ideas: «para evitar críticas indeseables, debemos abstenernos de hacer demasiada publicidad del funcionamiento y sistema directivo de nuestra organización«.
Silencio, volvamos al circunloquio, no demos palabra a las verdades que resultan tan antipáticas a la ciudadanía. Y luego, Chris Hedges puntualiza con rotundidad que «los movimientos fascistas no encontraron su base en las personas políticamente activas, sino en las inactivas; en los ‘perdedores’ que tenían la sensación, frecuentemente correcta, de que carecían de voz y espacio en el sistema político«.
Para decepción e incomprensión de la izquierda son precisamente los grupos sociales más depauperados por las crisis quienes adoptan el mensaje de los mismos que les han sumido en la sima de la pobreza. No tenemos más que comprobar el voto de la América profunda a Trump (la mal llamada, basura blanca) El discurso no miente del todo, solo se reviste de ropajes diversos que difuminan la verdad haciéndola sencilla, comestible para estómagos delicados y poco elaborados. Hablan de libertad cuando en realidad son privilegios. Hablan de abundancia cuando solo la buscan para sus bolsillos.
Con el hundimiento de los mercados en 2008 estaban apuradas las teorías keynesianas, incluso las socialistas con el fracaso de ese “socialismo real” que cayó estrepitosamente a finales del siglo XX. No había teorías de sustitución y los neoliberales se aprestaron a confirmar su ideario porque cuanto mayor es el fracaso más extremismo muestran los ideólogos en su aplicación. Y eso es lo que está ocurriendo.
Las teorías neoliberales han fracasado dejando un mundo enrocado en penurias, injusticias sociales, guerras enquistadas y países empobrecidos mientras la “clase media” (falacia creada mucho antes que ni existe ni se la espera) se precariza a paso de ganso con el consiguiente enfado de sus integrantes que culpa a cualquiera de su descalabro mientras se une a los cantos de sirena de este fascismo larvado y vestido de populismo. Con la falta de repuesto ideológico, de teorías económicas y políticas lo que ha llegado es el “agiornamiento” del discurso. El maquillaje que desnaturaliza la crueldad de unas teorías asesinas que nos ahogan.
Porque no nos equivoquemos, los neoliberales no preconizan la desaparición del estado -quizá los primeros teóricos sí, es posible que tuvieran hasta buenas intenciones, pero no esta camada de adaptógenos surgidos desde la última crisis- Al contrario, les viene muy bien un estado protector al que critican con axiomas anarcoides. Les interesa el estado que les socializa las pérdidas y asume la protección de los desfavorecidos mientras ellos embolsan las ganancias liberados de la protección al consumidor.
Como ejemplo tenemos a la sanidad, privatizada hasta el extremo en las zonas de dominio neoliberal pero ¡oh! cuando llega la pandemia se recurre al dinero público con el fin de crear hospitales de campaña (Zendal, con 170 millones de costo a los hombros de la ciudadanía madrileña) construido por empresas privadas pero con financiación pública…Más y más ganancia para consorcios privados (recuerden, las crisis son la perfecta ocasión de medrar) Socializamos lo costoso, las enfermedades duras, las pandemias y privatizamos lo rentable. Si usted tiene un cáncer en EEUU prepárese a perder su casa si quiere tratarse, porque pocos o ningún seguro privado le asume el costo.
El neoliberalismo en esencia es eso: lo bueno, lo rentable a manos privadas y lo duro, lo costoso para el estado. Claro que mantener el estado es cosa del pueblo en penuria porque ya se sabe que imponer impuestos a los ricos es coartar la libertad…De ellos, naturalmente. Los Gobiernos utilizan las crisis neoliberales como excusa y oportunidad para reducir impuestos, privatizar los servicios públicos que aún no se habían privatizado, abrir agujeros en la red de protección social. Como ejemplo les pongo el ocurrido en el maltratado México, Carlos Slim obtuvo el control de casi toda la red de telefonía fija y móvil convirtiéndose en el hombre más rico del mundo en un tiempo de crisis para el país tan castigado.
De no ser así ¿por qué nunca se ha cuestionado el IRPF al trabajador y sí el impuesto sobre trasmisiones patrimoniales, sobre trasmisiones de herencias…etc.? ¿Recuerdan lo primero que hizo M. Rajoy al llegar al poder en su primer mandato? Sí, subir los impuestos a los trabajadores, el IVA, suprimir pagas a funcionarios y bloquearles el sueldo. El PP, partido neoliberal por excelencia. Libertad y exención de impuestos para ellos, los poderosos, a nosotras nos toca pagar siempre.
Ese discurso que les desgloso es terrible dicho a lo bruto. No se puede llevar a un mitin, es mucho mejor contar que los/as madrileños/as tienen libertad para tomar cañas. O los murcianos/as riqueza y trabajo, aunque sea a costa del envenenamiento del Mar Menor. Y el suelo, ¡venga! liberemos todo para construir en el litoral o en el margen de los ríos. Sin control, sin medidas porque la libertad es todo…Aunque se nos hurte la tierra y se la esquilme hasta la muerte.
Hoy el discurso banal, rastrero, falaz hasta la nausea es de ellos. Han ganado el relato y lo cuentan sin vergüenza por falta de datos o por mentiras manifiestas. Ni les preocupa ser tan falaces, por eso partidos de la extrema derecha consiguen millones de votos porque cuentan, no para el cerebro de los oyentes, sino para las tripas. Lo llaman populismo pero no lo es. Es puro y duro fascismo.
No quisiera terminar este tétrico artículo sin contarles una anécdota que Klein suele repetir, a sabiendas de que puede no ser real. Se dice que en plena expansión del New Deal, Franklin D. Roosvelt recibía con frecuencia a sindicalistas y activistas variados. Le hacían propuestas duras para mejorar sus condiciones de trabajo y de vida. Él respondía sin falta: “salgan ahí afuera y oblíguenme a hacerlo…”
Saber y conocer la verdad de los vendehúmos nos obliga a difundirla y a trabajar por obligar al poder (cualquier poder…todo poder) a doblarse ante la mayoría que somos -no la mal llamada clase media, inexistente- sino la clase trabajadora a la que pertenecemos el grueso del más del 90% de la población total.
Recuerden, los ricos son pocos, pero tiene medios para convencernos de sus razones. Y siempre, siempre, van en nuestra contra. Nosotras somos muchas. Salgamos afuera a obligarles.
María Toca Cañedo©
Los ricos, en su mayoría, labraron sus fortunas con la sangre y la explotación de la gente.