«No he sido consciente de mi carrera profesional, me he dejado llevar por mi instinto y por un compromiso conmigo misma».
Dorothea Lange
Seguimos con la colección de mujeres que en los albores del siglo XX despertaron del letargo social para dar vida y fuerza a un arte nuevo: la fotografía dando cuenta de un relato social con la fuerza visual que sus ojos trasmitían al objetivo convirtiendo en puro arte lo que veían.
Dorothea Langre, nace en Hoboken, Nueva Jersey el 25 de mayo de 1895. El nombre que recibe al nacer es el de Dorothea Margaret Nutzhorm, ya que su padre era de ascendencia alemana. En su juventud decide tomar el apellido de su madre por el que fue conocida.
El padre desaparece siendo Dorothea muy pequeña, dejando a la familia en total precariedad . A los siete años, la pequeña Dorothea sufre poliomielitis lo que supondría una limitación durante toda su vida debido a las secuelas que dejó la enfermedad.
Durante su juventud estudia fotografía en la Universidad de Columbia, luego asiste a las clases del gran fotógrafo, Clarence H. White. En 1918 se muda a San Francisco. Poco después se casa con Maynard Dixon, y tiene dos hijos. Dorothea, lleva una vida tranquila, realizando fotografías a familias judías ricas, en un estudio que ha montado en la ciudad. Su apacible vida familiar de pronto se trunca por un suceso que convulsionó el país. El martes negro de 1929 voltea la sociedad americana y mundial, como consecuencia del crack de la bolsa. Cientos de miles de personas se quedan sin trabajo, produciéndose un terrible éxodo desde la América profunda, sobre manera desde Oklahoma y Arkansas hacia California en busca de la supervivencia.
Obreros con sus familias huyen del hambre con la desesperación de carecer de todo. Dorothea, que solo hace fotos de estudio, se da cuenta que la vida trascurre en las calles, que el mundo se tambalea y el reflejo de ese drama se ha marcado en los rostros de los inmigrantes que huyen de la pobreza sumidos en el desamparo pasando por delante de ella.
Sale a la calle con su máquina Garflex y comienza a fotografiar lo que ve. Ya no paró jamás, tal como ella misma dijo: . “Fue la primera vez que hacía una foto en la calle. Esa era la vida”. Siendo testigo y dejando pruebas de un tiempo inhóspito.
Roy Stryker la propone trabajar para la Farm Security Administration (FSA) que dependía de la Seguridad Agraria. Dorothea Lange es contratada para mostrar los estragos de la Gran Depresión en la América rural.
Comienza su camino como cronista de la penuria que abatía a las miles de familias que avanzan en busca de mejorar la vida. Es entonces cuando realiza la icónica foto de la madre inmigrante que mira con desesperada parsimonia el futuro mientras sus hijos la abrazan. Se trataba de Florence Owens Thompson y sus tres hijos. Ella no quería hacerse esa foto ni que fuera publicada. Le contó a Dorothea que se alimentaban de raíces y de pájaros que cazaban los niños, en el momento de la foto, había vendido las ruedas de su camión para poder comprar algo de comida…Su imagen decora la desesperación de los nadie. Esa mirada al vacío nos emociona desde la pasividad desesperada de una madre que no ve futuro.
Las fotos de Dorothea Lange son crónica mordaz del tiempo en el que vive. En la literatura quedó reflejado por John Steinbeck en Las uvas de la ira.
Poco después se divorcia de su esposo casándose con el economista y profesor universitario, Paul Taylor. Junto a Taylor realiza un documental sobre la pobreza en las zonas rurales que conforman el libro: An American Exodus: A Record of Human Erosion
Las fotos de Lange eran hermosas, al igual que los textos de los pies de foto que cuidaba mucho. Formaban parte del mensaje que pretendía trasmitir. Como ejemplo, sirva este pie: «Un leñador parado acude con su mujer a la recogida de judías… Lleva en su brazo tatuado el número de seguridad social»
Cuando Japón ataca a EEUU, en 1941, haciendo que este participe en la II Guerra Mundial, el gobierno norteamericano decreta la detención de la población estadounidense de origen nipón recluyéndolos en campos de concentración, produciéndose una de las mayores vergüenzas del país. Eran ciudadanos de pleno derecho a los que sacan de sus hogares y los tratan como a presos de guerra. De nuevo Dorothea Lange sale de casa con su Garflex y fotografía la iniquidad que se comente con esa gente. Se constata la contradicción de que les obligan a jurar fidelidad a la Constitución antes de confinarles como a presos de guerra…
Las fotos ilustraban de forma tan real la crueldad sufrida que fueron censuradas y no salieron a la luz hasta 2006 que su biógrafa Linda Jordan las rescató, editándolas.
Las secuelas de la antigua poliomielitis van haciéndose notar al paso del tiempo. Dorothea Lange, muere en San Francisco el once de octubre de 1965, dejando una obra que nos narra en imágenes bellísimas la historia de su país.
María Toca Cañedo©
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