Dos vacas locas, locas

ALFONSINA y PIRULA, eran dos vacas que, de madrugada, después de haber sido ordeñadas por su propietario, Vicentuco, salieron a pastar al prado, desde el que se veía el aeropuerto, y al fondo, la Bahía de Santander.

En ese momento justo, como todos los días del año, el primer avión con destino Madrid enfocaba su rodadura hacia la cabeza de la pista, con sus motores rugiendo. Alfonsina, mirando a Pirula con ojos de vaca resignada, le dijo:

-Por más que llevo años aquí, jamás logro acostumbrarme a ese ruido infernal. Estos humanos desde que se levantan hasta que se acuestan siempre están produciendo ruido. Cualquier día se me cortará la leche y Vicentuco ya no querrá saber nada de mí y me enviará al matadero.

-Pues chica, a mi me entusiasmaría poder volar como ellos- contestó Pirula, mirando como el primer avión de la mañana se elevaba en el cielo.

-Ni se te ocurra volar, pensarían que estás loca y ¡zas! para el matadero. Ultimamente los humanos están haciendo una auténtica escabechina con nuestras hermanas, que dicen que están “locas”. No se porqué, pues si siempre hemos estado cuerdas y dando buena leche, alguna culpa tendrán ellos en nuestros desarreglos-comentó Alfonsina.

Pirula meneó la cabeza afirmativamente y le espetó a Alfonsina:

-Yo podría enseñarte a volar, Alfonsina.

-Tú, no creo. Las vacas no podemos volar como los humanos y los pájaros, por que somos muy pesadas y al no tener motores no podemos despegar como los aviones.

-Yo, dijo Pirula, vengo observando día a día los aviones y creo que sé como hacen para volar. Lo primero es concentrarse. Ellos se concentran al principio de la pista, están allí un ratito, pensándolo, muy concentrados y emitiendo un ruido sordo, como el de los toros cuando están cabreados. Y luego, empiezan a avanzar muy deprisa, muy deprisa, avanzan veloces y metiendo un ruido ensordecedor, toman un fuerte impulso hacia arriba… ¡y ya están, volando!

-No se, no se- dijo Alfonsina, meneando la cabeza lateralmente.

-Mira, ponte ahí y yo te dirijo la maniobra- ordenó expeditiva Pirula- Todo es cuestión de concentración, Alfonsina.

Alfonsina se situó en una zona del prado con ligera pendiente y tras concentrarse durante breves minutos, arrancó veloz, pateando el suelo con fuerza, proyectando trozos de hierba y tierra hacia atrás, dejándose deslizar por la pendiente hasta que en su punto máximo de velocidad intentó elevarse en el aire…con tal mala fortuna, que saltando sobre sus patas traseras, apenas se elevó cincuenta centímetros, cayendo con sus enormes tetas y panza en un charco. Miró hacia atrás para ver a Pirula, y la encontró con cara de fastidio.

-¿Qué tal lo he hecho Pirula?

-Fatal, Alfonsina, fatal. ¿Y el ruido? No has hecho ruido. No has hecho nada de ruido. Así imposible elevarse.

-Ya, pero tú no me has dicho por donde tengo que hacer el ruido. Si por delante o por detrás.

-Pues claro que por detrás. Tú no ves que los aviones echan el ruido y los gases por detrás. Es que no piensas más que en comer y no te fijas. ¡Aparta, que ahora voy yo!

Pirula, se situó en lo alto de la pendiente, bajó la cabeza como si estuviera meditando, escarbó el suelo con sus patas delanteras y se lanzó cuesta abajo en veloz carrera, a la vez que lanzaba ruidosos gases por debajo de su rabo al viento y cuando alcanzó su máxima velocidad, pegó un gran salto y se elevó en el aire más de un metro, aterrizando después encima de la alambrada de espino que cerraba la finca.

-¡Eureka, has volado! exclamó Alfonsina asombrada.

Pirula y Alfonsina miraron asustadas a su alrededor comprobando que nadie les observaba.

-Menos mal que nadie nos ha visto-dijo Pirula- si no creerían que estamos locas, locas…pero volamos, Alfonsina, volamos…y es que lo importante para conseguir es proponérselo y estudiarlo bien a fondo. ¿No te parece Alfonsina?

JESUS GUTIERREZ DIEGO

Premio del X Concurso Nacional de Cuentos Infantiles Tertulia Goya de Santand

Sobre Jesús Gutierrez Diego 32 artículos
Ingeniero Técnico Químico. Nacido en Santander, residente en Las Palmas de Gran Canaria. Escritor. Recibe diversos premios en relato tanto infantil y juvenil como adultos. En 1971 publica con Isaac Cuende el libro de poemas "Carne Viva" como consecuencia es procesado en Consejo de Guerra y cumple año y medio de condena. Sigue publicando y recibiendo premios diversos.

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