Sentado cómodo en el sofá con el telemando listo
para captar subliminales distracciones y amenazas que
ellos usan para meternos el miedo a todo, incluida
la pérdida de control del telemando,
que atesoramos como la vida propia.
Así, con el temor en nuestras carnes,
rehenes de sus manipulaciones
estamos preparados para la obediencia.
Porque nunca les dimos, ni les damos miedo…
Y, qué más…
Texto. Mario Yudicello.
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