Está viva. La piel, el alma están vivas
y yo que pensaba que habían muerto
y que nada ni nadie la haría ya vibrar,
convertida en mortaja de mi yo desesperado.
Y ahora, el milagro me llega solapado
en un momento…un soplo de esperanza
se me alientan enteras estas carnes
al contemplar mi temblor
y tu bonanza.
Está viva, la sangre que me corre por las venas
y camina como rio bravo, despeñada,
en pos del último rescoldo de una llama
que la incendia y la despierta en cada madrugada.
Se me tiemblan las carnes al pensarte
al sentir tu aliento, como sube por mi nuca
hacia mi pelo.
Y me enerva toda entera, con la gota de sudor
que me estremece, al correrme rauda por la espalda.
Mientras tus manos me recorren con calma
los caminos de mi torso y tus labios horadan,
apenas sin notarlo mi garganta,
con el grito que sale a borbotones
por mi cuello.
Como una adolescente calcinada,
te espero, cada noche en mi almohada
mientras lágrimas de viva emoción
se me hacen agua.
Porque estar viva y amar van paralelas.
…no sabía. Te lo juro. No sabía
que mi piel con la tuya se uniría
y al unísono, tocaran la dulce sinfonía
de una melodía sincopada
que apenas comenzada
ya me abraza
arrancando de la muerte
mi cabeza.
María Toca
Santander-02-07-2018. 17,55
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