“ Mito es la fantasía concreta que actúa sobre un pueblo disperso y pulverizado, para suscitar y organizar su voluntad colectiva”. (Gramsci).
“Aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”
(Eva Perón)
Escribir sobre Eva Perón es algo que he querido hacer desde siempre, aunque les reconozco que es de tal calibre el personaje que retrae enfrentarse a él. Pocas veces en la historia se ha amado y odiado más a una persona que a Eva. Adorada hasta el paroxismo por las clases trabajadoras, mentora e impulsora del justicialismo que se asentó sobre el apoyo de los trabajadores, y de la épica convocatoria de Eva Perón que, incluso creó el Partido Femenino como sustento de la lealtad a toda prueba a la figura de Juan Domingo Perón dentro del justicialismo. Mujer controvertida hasta la extenuación, poliédrica, inencajable en un arquetipo femenino de cualquier época. Intronizada en la memoria popular como una Virgen María, o como un Cristo que da la vida por los pobres y pecadores de la tierra, y como él muere a los 33 años. Nacida en los barrios pobres de esa Argentina de principios del siglo XX, ha sido amada, vituperada, insultada con la misma fuerza; tachada de populista, demagoga, puta (como gran insulto descalificador de todo mérito femenino) . Eva Duarte de Perón fue todo eso y más.
Lo que sorprende al documentarse sobre Evita, es cuanta historia apócrifa hay sobre ella, información falsa o manipulada. Es difícil separar el agasajo exagerado del insulto impío, su personalidad hace difícil ser objetiva por el embrujo que desprende. Hago notar y pido disculpas por ello, la dificultad que he encontrado en mantener una incierta neutralidad al intentar desentrañar la biografía de Evita.
El morir joven, con solo 33 años, acrecentó la leyenda. El mito de que “el que muere joven es amado de los dioses” funciona con ella. Sufrió una enfermedad cruel ante los ojos de millones de espectadores. Durante dos años el pueblo argentino la vio deteriorarse, adelgazar de su ya escueta figura, pero no perder la belleza, casi diría al contrario, se volvió más etérea, con la hermosura pétrea de la muerte reflejada en el rostro. Otra cuestión a tener en cuenta en el personaje de Eva Perón, es que ser bella, glamourosa, simpática, con una sonrisa iluminadora y con un gusto por el lujo y el bien vestir legendarios, le hacen ser un personaje que está en la frontera de la política con star system hollywodiense.
Su contacto con el pueblo siempre fue directo, sin intermediarios. Besaba a enfermos, sucios, con llagas, tocaba las heridas sin importarle, abrazaba a niños cubiertos de moscas. No tuvo escrúpulos ante el sufriente, eso le acercó a un pueblo humillado y doliente. En una de sus visitas a un hospital, una mujer con la boca plena de llagas infectadas se acerca a ella, al verla Eva, le besa en la boca, ante el asombro y la estupefacción de sus acompañantes. Uno de ellos, se lo afea por el peligro que conlleva. Ella le responde: “usted se imagina lo que supone para esa mujer que yo la bese”
Situemos, ahora, cronológicamente la vida de esta mujer singular.
No hay fecha exacta sobre su nacimiento. Se sabe que falseó los datos de su partida de bautismo para quitarse tres años cuando contrajo matrimonio con Juan Domingo Perón. Hay versiones que sitúan su nacimiento en Los Toldos, Junin, en Mayo de 1919, aunque hay un acta oficial del Registro Civil de Junin que data su nacimiento en 1922… Es hija de un político local, Juan Duarte, que mantenía dos familias, la formada por su esposa y los hijos “legales” y en la que nació Eva, cuya madre Juana Ibarguren, dio a Juan Duarte tres hijos más. Jamás, el padre, reconoció a esta familia. Eran los segundos, los proscritos. Esta situación marca profundamente a Eva, que más tarde, cuando detenta el poder, luchó hasta conseguir la equiparación de los hijos nacidos fuera del matrimonio. En el parto de Juana Irigoyen, fue asistida por una partera mapuche, y durante la primera infancia de Eva, comparte folclore, cánticos y amistad con la población mapuche.
El padre ( que apenas conoció) muere cuando ella tiene solo seis años, los acontecimientos que sobrevinieron fueron dramáticos , dejando a la segunda familia en total penuria económica y social. Los hijos naturales estaban sellados, constaba su filiación en la partida de nacimiento, no tenían derecho alguno sobre el patrimonio del progenitor. Ni Juana Ibarguren ni sus hijos pudieron asistir al sepelio de Juan Duarte. Fueron expulsados con gran escándalo por la familia oficial, tan solo pudieron presenciar a los servicios religiosos, desde lejos y de forma discreta. Eva recordará años después que las humillaciones sufridas en su infancia la marcaron a fuego , haciendo bandera y orgullo de su origen. Pudo restañar las heridas a base del empeño de mejorar la vida de sus descamisados, de ropas caras y del amor paternal y protector de Juan Domingo Perón pero no olvidó que fue una proscrita, una Cabecita Negra (nombre que se le daba a la gente morena, de piel oscura que no provenía de la oligarquía criolla). Ni vestida con sus maravillosos trajes de Dior o Saint Laurent y adornada con joyas carísimas olvidó que su sitio estaba en el suelo. Cerca del que sufría y del humillado.
Desde muy niña demostró dotes histriónicas, le gustaba declamar, dispuesta siempre, en los colegios que asistió, a protagonizar funciones escolares. A los quince años, buscando cumplir sus sueños de hacerse actriz abandona Junin y marcha a Buenos Aires acompañada de su madre, que la acompaña hasta que encuentra su primer trabajo.
Durante años se mantiene con trabajos precarios, llevando una vida de pobreza en la capital. Es una actriz mediocre, como ella misma reconocería posteriormente. Pasa penurias y estrecheces pero los que la conocen de entonces, afirman que era afable, simpática, presta a ayudar . A los veinticuatro años firma un contrato con una radio donde interpreta a mujeres famosas de la historia. Eso le permite tener una vida digna, adquirir un apartamento, que más tarde compartirá con Juan Domingo Perón. Incluso rueda una película como protagonista, que jamás se estrenó. Sus días de penuria han acabado, convirtiéndose en una actriz de cierta fama, incrementada por su labor radiofónica.
Se produce un terremoto en San Juan, con efectos devastadores, Eva Duarte, se implica en la petición de fondos para los damnificados; es el momento en que conoce a Juan Domingo Perón, participando ambos, en las cuestaciones. Antes, ha participado de la vida sindical en los diferentes teatros donde ha participado, mostrándose combativa y preocupada por los derechos debidos a su trabajo, quizá son los hechos precursores de lo que la llevaría después a desarrollar su vocación político-social.
El encuentro con Perón es definitivo para ambos. Él es viudo, coronel del ejército, veintidós años mayor que ella. Eva es frágil, menuda, casi trasparente, con una belleza etérea que embelesa, de sonrisa fácil, alegre, hiperactiva. Viven juntos de forma discreta por la diferencia social que les separa. Hasta que Juan Domingo es detenido, y trasladado fuera de Buenos Aires. Desde la prisión le envía tiernas cartas de amor, prometiéndole matrimonio y retirarse a la Patagonia, en cuanto sea liberado para llevar una vida tranquila juntos.
El destino quiere que la sosegada vida programada por el coronel no se cumpla. El 24 de Febrero de 1946 es elegido presidente. Se han casado poco antes en ceremonia sencilla en Junin. Eva Duarte de Perón tiene 27 años, comienza a caminar hacia la inmortalidad y el mito. Durante la campaña electoral, ha participado en todos los actos, haciéndose imprescindible y consiguiendo acrecentar el carisma del general. Es insólito, en aquel tiempo, ver a una mujer en esa tesitura, siendo la primera que lo hace.
Una vez instalados en el poder, Eva realiza una labor sin precedentes en la Secretaría de Trabajo y luego en la Fundación que llevará su nombre. Las obras se cuentan por millares, a modo de ejemplo, citaré las más significativas: Hogar de tránsito para las mujeres jóvenes del interior de nuestro país que viene a la Capital y no tienen donde alojarse (como le pasó a ella); una ciudad infantil con juegos y educación para los más pequeños sin precedentes en Argentina y el resto de América, colonias de vacaciones para los hijos de los trabajadores, hogares de ancianos, campeonatos de fútbol infantiles y juveniles que llevarán su nombre, escuelas de enfermeras, ciudades estudiantiles, clínicas y hospitales modernos, escuelas y hasta una cadena de provedurías para comprar los artículos de primera necesidad a precios ventajosos
La ayuda que brindaba la Fundación Eva Perón traspasaba las fronteras del país. Hace donaciones de ropa a los pobres del país más poderoso del mundo, en Washington (USA). Envía barcos con trigo a los países europeos que sufrían los estertores de la guerra mundial, entre ellos, España, medicamentos y abrigos a los latinoamericanos que sufrían inundaciones, terremotos y otras catástrofes naturales.
En 1947 realizó una visita oficial por diversos países de Europa: España, Francia, Suiza, Portugal e Italia. Es recibida de forma diferente en los países que visita. En Madrid una multitud la espera, ya que su viaje supone miles de kilos de trigo y carne que el gobierno de Perón envía a nuestro país a fin de paliar el hambre de la postguerra. Es recibida y agasajada por Franco y su esposa, con la que no consigue intimar. Se dio la circunstancia de que en uno de sus actos, se le acercó un pequeño dándole una carta. Le pedía que intercediera por su madre, condenada a muerte. Eva Perón insiste ante Franco, con gran disgusto de doña Carmen, hasta conseguir la conmutación de la pena. El desprecio que se profesan las dos mujeres trasciende de la intimidad.
En Roma el papa Pio XII la recibe en audiencia. Se encierra con ella durante un cuarto de hora, cosa excepcional . Le regala un rosario de marfil y plata con el que muere, años más tarde, enredado en sus dedos.
A su vuelta, es recibida en Buenos Aires por una multitud enfervorecida. Es el momento de la Eva Perón bella, con moños altos, ropa carísima de diseñadores franceses, joyas ostentosas…
En el país sigue una desenfrenada labor social, agotadora, desde la Fundación Eva Perón. Hace discursos emotivos y emocionales a los trabajadores, los descamisados, de la Confederación General del Trabajo (CGT) que promueven el grueso de votantes justicialistas. El gobierno, incauta el periódico La Prensa, significado periódico propiedad de una familia de la oligarquía, para entregarlo a los trabajadores de la CGT. Desde la tribuna del diario, se forja la propaganda que divulga su obra, como forma de hacerla llegar al pueblo y capitalizarla en votos, así como también se convierte en vocero del justicialismo, del peronismo y de la obra que realizan en el gobierno.
Hay un cambio físico en estos años. Deja los vestidos lujosos, las joyas, para enfundarse en trajes sastre, peinarse con moño bajo con el pelo tirante. Trabaja de forma incansable agotando a los colaboradores, que cuentan, como sus piernas estaban hinchadas y debía estar descalza en la mesa del despacho ya que comienza la jornada laboral a las ocho de la mañana, dejándola no antes de las cuatro de la madrugada.
Consigue, a pesar del encono de la oposición y de miembros del partido justicialista, el voto femenino y pronuncia esta frase premonitoria “Este siglo no pasará a la historia con el nombre de «siglo de la desintegración atómica» sino con otro nombre mucho más significativo: «Siglo del feminismo victorioso»”
“La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos.”
“Mujeres de mi patria, recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos, y lo recibo ante vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está hermanas mías resumida en la letra apretada de pocos artículos una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas, por eso hay en ella crispaciones de indignación, sombras de aucasos amenazadores, pero también alegre despertar de auroras triunfales, y esto último que traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional, sólo ha sido posible en el ambiente de justicia, de recuperación y de saneamiento de la Patria, que estimula e inspira la obra de gobierno del general Perón, líder del pueblo argentino.”
Hacemos notar que se erigen contra ella poderes importantes y la crítica, como no, es de género, aunque también es despreciada por su origen humilde. Hay una frase lapidaria de uno de los detractores del peronismo, el escritor, Ezequiel Martínez Estrada, que dice de Perón: “En realidad, él era la mujer y ella el hombre” Estamos en un país enormemente machista que ve y siente el enorme influjo que esta mujer tiene en el poder y eso mueve los cimientos culturales no solo de Argentina, sino del mundo.
En 1951, hay un golpe militar abortado, decide entonces armar a las milicias obreras. Adquiere las armas para la avanzadilla del sindicato con su propio dinero.
Poco después se produce un hecho que marca la devoción sentida por los trabajadores sindicados. Durante un discurso la propician para ser Vicepresidenta . La multitud entabla dialogo con ella; no se quieren ir hasta que prometa hacerles caso, Eva pide tiempo; la responden con gritos enfervorecidos que no. Rompe a llorar en el balcón, abraza a Perón y les suplica, de nuevo tiempo. Se disuelven convencidos de que aceptará, pero no lo hace, las presiones políticas son tremendas…y ya sabe que tiene una enfermedad que la irá consumiendo lentamente.
Le llegan nombramientos variopintos, conforme pasa el tiempo y la enfermedad hace mella en su cuerpo y su rostro, crece el misticismo y la veneración por su figura. Joven, enferma, debilitada, sigue trabajando de forma incansable, es vista como una martir que da la vida por el pueblo trabajador. La propaganda en sus manos hace acopio de los recovecos sentimentales de un pueblo que la adora y que ella sabe modular con maestría. Se le reconoce que toda su ambición va encaminada al engrandecimiento del general Perón, no quiere honores más que para agasajar al supuesto, gran hombre, que ella describe con veneración. Su lealtad hacia Perón es inquebrantable, así como su posición de mera intermediaria entre el pueblo y el presidente. Volvemos a poner las palabras en su boca:
“Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi Patria. Quisiera que de ella se diga, aunque no fuese más que en una pequeña nota, al pie del capítulo maravilloso que la historia ciertamente dedicará a Perón, algo que fuese más o menos esto: «Hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que luego Perón convertía en realidades». Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada si la nota terminase de esta manera: «De aquella mujer solo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita”.
Se erige y es elegida intermediaria entre ese pueblo que ella representa y el poder del General en el gobierno.
Cercana ya su muerte publica “La Razón de mi vida” que se convierte en texto obligatorio en colegios.
La enfermedad (cáncer de cuello de útero) avanza despiadada, dejando a la vista las secuelas que padece. Recibe sesiones de quimioterapia, radioterapia, es operada en intento desesperado de salvar su vida. Todo es inútil. Debilitada, casi moribunda, le llevan una urna a su cama para que deposite el voto que ella consiguió para la mujer argentina. Dicta discursos con las pocas fuerza que le quedan como testamento político: “Me rebelo indignada con todo el veneno de mi odio, o con todo el incendio de mi amor —no lo sé todavía— en contra del privilegio que constituyen todavía los altos círculos de las fuerzas armadas y clericales. […]
A Perón y a nuestro pueblo les ha tocado la desgracia del imperialismo capitalista. Lo he visto de cerca en sus miserias y crímenes. Se dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia… Pero más abominables aún que los imperialistas son las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos”
Imaginen el efecto de estas palabras en boca de una bella y joven mujer moribunda.
Muere un 26 de Julio de 1952. El clamor que se produce en el país es inconmensurable, la exaltación del mito ya no tiene freno. De inmediato sindicalistas piden su canonización al papa, el sepelio dura quince días a fin de que todo el pueblo se despida de ella. Es embalsamada, desfilan delante del cadáver más de dos millones de personas. Se ordena poner la hora de su muerte en todos los relojes parados del país, radiándose, a partir de entonces, cada día a las ocho y veinticinco de la tarde la frase: “Es la hora en que Eva Perón entró en la inmortalidad”
Para el pueblo es santa, madre,diosa, a la que erigen como mito necesario y protector, en un tiempo que necesitan reafirmarse y alzar la voz para lo que sirve la figura mítica de Evita, que sin duda utilizó el poder, en provecho de consolidar la figura de Perón y de resarcirse de heridas pasadas, con tal efectividad que consiguió un amor incondicional de millones de personas. Y el odio también.
En 1955 un nuevo golpe de estado derroca al general Perón. Los nuevos gobernantes secuestran el cuerpo embalsamado de Evita, la tienen durante un tiempo vagando dentro de un camión por las calles de Buenos Aires, luego es trasladada al despacho de un siniestro militar que ultraja el cadáver y lo mantiene durante tiempo en su posesión. Por último, el cadáver, es enviado a Europa para ser enterrado en un cementerio de Milán. Años más tarde es devuelto al general Juan Domingo Perón que reside en España, en Puerta de Hierro, Madrid. Lo mantiene durante un tiempo con él, parece que no está deteriorado, tan solo le falta un dedo, amputado de forma intencionada, y presenta la nariz machacada. Después regresa a Argentina, donde es honrado y descansa cerca de sus queridos descamisados en el cementerio La Recoleta.
María Toca
Deja un comentario