La historia de esta mujer comienza en Inglaterra donde nace el diez de marza de 1847, en la ciudad de Liverpool. Su nombre de soltera era, Catherine Wilson Malcom. Sus padres son escoceses con una buena posición, pronto cambian de residencia instalándose sucesivamente en Londres, Nair, Dublín. Por último, cuando Kate, contaba veintiún años, la familia se traslada a Nueva Zelanda, instalándose en Christchurch, donde poco después contrae matrimonio con un empresario de cierta fortuna del que toma el apellido Shepard y tiene a su único hijo, Douglas.
Inquieta y con preocupaciones sociales, comienza a movilizarse en movimientos cristianos con cierta relación con el socialismo. Sus primeras luchas empiezan impulsando una ley seca debido a los problemas sociales que ocasionaba el alcohol en la sociedad nuevazelandesa. Malos tratos, abandonos familiares e inseguridad por delitos cometidos bajo efectos etílicos, pronto se da cuenta que la solución a los problemas sociales y familiares tienen su origen en la marginación social de la mujer y comienza su camino en el sufragismo y en la reivindicación de derechos, educación y formación femenina. Entiende que dar poder equiparando las leyes y los derechos de la mujer supone mejorar la sociedad en su conjunto y conseguir unas familias cohesionadas.
Nueva Zelanda ha ampliado el derecho al voto en ese tiempo, pero solo hacia los hombres mayores de veintiún años, quedando excluidas las mujeres, los niños y la población penal. Kate Sheppard, entiende que sin el derecho a votar las mujeres padecen todas las marginaciones y se ven obligadas a una sumisión perpetua, es un primer paso definitivo para conseguir una igualdad legal absoluta.
La visita a Nueva Zelanda de Mary Leavitt, activista del sufragismo, la influye lo suficiente para que entre en la lucha abierta por el voto femenino. Convirtiéndose en una sufragista con gran actividad; pero no solo le interesa el derecho al voto sino que expande el movimiento que encabeza hacia el resto de derechos. Divorcio, eliminación de la sumisión legal…incluso impulsa la eliminación del corsé en el vestuario femenino, que ahogaba y entorpecía la anatomía de la mujer y sus movimientos.
En 1893, su movimiento consigue reunir treinta y dos mil firmas para la causa del voto femenino que presentan al Parlamento neozelandés. Poco después, en septiembre, se aprueba una ley que permite votar a las mujeres, convirtiendo a Nueva Zelanda en el primer país del mundo en el que las mujeres pueden votar, logro que se debe al empeño de esta singular mujer y su enorme labor en pos del feminismo.
Kate Sheppard sigue con su actividad incansable, liderando el Consejo Nacional de Mujeres en Nueva Zelanda, además de viajar de forma incansable por diversos países del mundo con el fin de exportar su ideario sufragista y feminista.
En su vida personal, no tuvo tanta fortuna pues la muerte la azotó con dureza. Pierde, primero a su esposo, luego a su único hijo y a una nieta. En 1925 vuelve a casarse, enviudando a los cuatro años de nuevo.
Siguió escribiendo y viajando hasta que las fuerzas le abandonaron y murió en su ciudad de adopción, Christchurch, con 87 años, el trece de junio de 1934.
Su labor ha sido reconocida no solo por Nueva Zelanda sino que el feminismo mundial le rinde homenaje por su labor ingente en pro de los derechos de la mujer.
María Toca Cañedo©
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