A la “voluntaria del libro” María Luisa Caballero ya la conocen ustedes porque ya se la presenté aquí la tarde que se estrenó al frente de la Librería Solidaria de AMICA hace un mes sobre poco más o menos. A los voluntarios del libro, a la mayoría de nosotros, nos toca este voluntariado al menos una vez al mes, por el momento. Cuando aumente la bolsa de voluntarios nos repartiremos las horas con ellos y a lo mejor nos toca una vez cada dos meses. Por ahora no. Y no nos importa. O a lo mejor lo que hacemos es estar abiertos más horas. O a lo mejor abrimos más días, también los sábados, por ejemplo, o los festivos. O como nos están sugiriendo por ahí, a lo mejor vamos y abrimos otra librería por el estilo en otro sitio. Por el mismo precio…
Librerías. Libros. Todos tenemos un libro que despertó en nosotros al lector que llevamos dentro. El primer libro que impactó a Marisa y la aficionó a leer se llamaba precisamente “Lecturas”. Se acuerda perfectamente de él. Era un libro muy antiguo y ella era muy pequeña. Lo recuerda como solo se recuerda a los libros, cerrando los ojos y aspirando imaginariamente su olor. Aquel libro tenía grabados. Unos grabados preciosos. Todavía no se le han olvidado y mira que han pasado años.
De todas las lecturas que venían en “Lecturas”, la que de verdad la enganchó a ella fue la historia de Robinson Crusoe. Las fascinantes aventuras de aquel héroe solitario, su capacidad para arreglárselas por sí mismo, su ingenio, la sorpresa ante la presencia intuida de las huellas de otro ser humano, la emoción del descubrimiento de otras huellas de persona como las suyas propias sobre la arena, el exotismo del ambiente, todo ello despertó en la lectora niña interrogantes y sensaciones que aún reverberan en su cultura personal. Es lo que tienen los libros, es lo que Marisa le diría a cualquier persona: Lee, cualquier momento es bueno para buscar un libro, con un libro te sentirás bien. Se lo dice a todos, pero muy especialmente a los niños. Con un libro en la mano nadie pierde el tiempo, aprovecha todos los momentos y ejercita la imaginación.
Fue precisamente en la Librería Solidaria donde se topó con el libro que ahora mismo está leyendo. Es de poesía. Ni siquiera conocía al poeta.
Lo compró, se lo llevó a casa y es lo que está leyendo estos días. Se titula “Pernoctando en la escapada” y el autor se llama Luis Ernesto Vega. Si le llamó la atención de repente fue porque en «Pernoctando en la escapada», Luis Ernesto no usa ni una sola mayúscula, ni en la portada, ni para su nombre, ni para los títulos de los poemas, ni en las capitulares. Cada uno es cada uno.
El voluntariado engancha como la lectura de poesía. Es lo que dice Marisa: “No existe fórmula mejor de sentirte útil ante cualquier tipo de necesidad como hacerte voluntaria”.
Pensar en la necesidad del otro, hacerse cargo de ella y arrimar el hombro es una de las más altas manifestaciones de civilización humana. La poesía y la música también lo son. Y si piensas en las necesidades que tienen los discapacitados, te sientes impulsado a hacer voluntariado a su favor, porque reconoces las limitaciones de esas personas, sabes que no son distintas a ti, sabes que de alguna manera puedes completar sus capacidades para que se sientan más integradas y empatizas con ellas.
Colaborar con AMICA está siendo una experiencia enriquecedora. A Marisa le encanta que la Sociedad Cántabra de Escritores se haya implicado tan activamente con estos objetivos de apoyar la atención a la discapacidad y que a la vez haga promoción y propaganda de la lectura, de la afición a leer y del placer de leer. Como esta tarde lo hace ella misma en la Librería y a través de estos testimonios.
Isidro Cicero.
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