Sigo pensando, que mejor sería poder verte
contemplar el brillo de tus ojos, cercano,
sentir tu voz, tronando por la casa,
con prisa, como si tuvieras el tiempo tan medido,
y tu sonrisa, a la altura de mi vista.
Sigo pensando, que sería mejor
tener tu abrazo, presto a envolverme
cuando, en momentos, algo nos quebraba
y sonaba el silencio, torvo, dolorido,
presto a escuchar el lamento y a quedarnos
sin voz, y sin aliento, por el miedo.
No niego que lacera aún la herida
cuando los recuerdos o los hechos, llegan al socaire
de momentos vividos, que se dan la mano
con fechas duras que muestra el calendario.
No lo niego, cariño, no lo niego,
tan solo, digo, que se me hizo el alma
a escuchar el silencio, yo callada
-hasta el corazón se hizo silente-
a encontrarte en cada gesto
de los que aquí dejaste, como muestra
de tu paso, camino de ese cielo donde habitas.
Se mi hizo la mirada a buscarte en el viento,
en el infinito, en la noche, en las estrellas
que contemplo, con el amor infinito
que siento cada día,
cuando, aún enloquecida,
busco por cualquier sitio tu aliento.
Y al fin, hallé consuelo en escribirte,
como ahora, contando cuitas,
desmadejando el tiempo
que me queda para volver contigo,
porque mientras marcho, hago camino,
y desgrano las palabras que me entiendes.
María Toca
In memorian
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