Más quisiera yo que hacer poesía
blanca, diáfana, culterana o estrambótica,
sin esquirlas ni garfios encendidos,
sin retranca, ni furias merecidas.
Os lo juro, quisiera ser vana, liviana , frívola, etérea
no dar la lata con la bilis
que se me pone a cada paso, en la garganta.
Para eso, debiera haber nacido
en otra parte, en un lugar seguro
donde ladrones y zafios no camparan
con sus huestes por calles,
al socaire de nuestro esfuerzo y adelante
con su vampírico estado de las cosas.
Así, que a conformarse. Si no gusta,
pasen raudos por esta casa, sin mirarme,
caminen derechitos, no se guarden
en esperarme, en contemplar la furia enjalbegada
que, a veces, me embarga y me emborracha.
Por eso, cuídense, hagan manada
en otra piara, dejen la mía, por extraña,
olviden que me conocieron
y alguna vez, hasta con cautela, sonrieron.
María Toca
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