En el pasado capítulo hablamos de la extraordinaria Leonora Carrington, al finalizar comentábamos la amistad que la unió a la también pintora, Remedios Varo.
Ambas abrazaron el surrealismo, con diferencias. Lo que en Leonora es biográfico, mostrándose ella con ropajes masculinos, visiones personales de su propia vida que trasmite a su pintura, en Remedios, la pintura, se torna más científica. Ambas comulgaban con un surrealismo esóterico, que exploraba el subconsciente, influidas por Freud. Tiene Remedios un cuadro impresionante cuyo nombre es definitorio: Mujer saliendo del psicoanálisis. Ambas, amigas, fueron grandes creadoras, combinaron su arte con la amistad sin atisbos de rivalidad.
Varo, nación en Anglés, Girona, el 16 de Diciembre de 1908. Recibió el nombre de Remedios, porque fue concebida como remedio al dolor de su madre ante la pérdida de una hija anterior. De salud enfermiza, tuvo problemas cardiacos desde niña. Su padre era ingeniero, librepensador, la influyó desde niña para que desarrollara el talento artístico que adivinó en ella. La influyó para que entrara en la Academia de San Fernando, con solo 15 años, siendo de las primeras mujeres en España en hacerlo.
En 1930 se casa con un compañero de la Academia, Gerardo Lizarrageride. Se trasladan a Paris poco después. En 1932 regresan a un Barcelona republicana, donde ella se integra en ambientes libertarios. Conoce a Esteban Francés que la introduce en ambientes del grupo surrealista de Bretón. Fundan el grupo pictórico, Logicofista (significaba, opuesto a la lógica) donde se integra con entusiasmo, realizando producciones pictóricas en unión del resto del grupo.
Fue pacifista, al estallar la Guerra Civil, se posiciona claramente con la República y en ambiente antifascista. Conoce al poeta Benjamin Péret, luchador antifascista del que se enamora, siendo posiblemente el gran amor de su vida. En 1941, se exilian ambos en México, acogidos por el presidente Cárdenas, como a tantos exiliados, obligados a la diáspora por la corriente de fascismo europeo.
Comparte la pintura con trabajos de supervivencia artesanales, de diseño gráfico. En 1947 se separa de Péret, regresando él a Paris. Años después, ella le cuidará en su enfermedad hasta la muerte del poeta. Separada de Péret, se traslada a Venezuela, donde sigue trabajando para subsistir como diseñadora gráfica para la Bayer. Firma sus trabajos con el apellido materno, Uranga.
En 1949, se casa de nuevo con Walter Gruen, político austriaco refugiado en México, quien la convence y la apoya para que solo se dedique a pintar. Resueltos los problemas económicos por el patronazgo de Gruen, Varo, realiza en 1955 su primera exposición en la galería Diana, en la que presenta tan solo cuatro cuadros, pero logra un gran éxito. Al año siguiente, realiza otra exposición, ya de forma individual. Se produce un revulsivo con sus obras y pasa a ser una pintora valorada.
Muere de forma prematura, el 8 de Octubre de 1963, de un paro cardíaco, cuando la esperaba un gran futuro. No obstante su obra ha tenido gran repercusión siendo considerada un de las principales integrantes del movimiento surrealista.
María Toca
Deja un comentario