Una se pregunta, viendo Rita, como es posible que existan personas carcas en el mundo teniendo la posibilidad de vivir como vive esta profesora que nos ha cautivado desde el primer capítulo de su esperada saga. Monumental actriz – y no me refiero solo a sus dotes interpretativas – que la sola presencia de sus jeans ajustados a sus perfectas posaderas levantan más pasiones que varios desnudos. Rita es pura hermosura visual. Su vida caótica, desordenada, marcada por un pasado triste que no se termina de asumir y que se vuelca como un torrente en el amor a la docencia consiguiendo una y mil veces que esos niños desarraigados, tristes, desolados por unas familias que los destierra de la ternura, lleguen a confiar en ella y la tomen como guía de sus vidas.
Y es que Rita, a poco que lo piense, tiene clara su vocación. Es maestra con el fin de proteger a los niños de sus padres. Protegerlos de las viles manipulaciones, desafectos, egoísmos, soledades a que los mayores les someten. Como le ocurrió a ella, cuya retrospectiva nos llega en unos capítulos que nos hacen entender mejor su actitud ante la vida.
Rita es solitaria. No ama bien, aunque nos tememos que ama mucho. Sus propios hijos vagan por la serie sin mayor entidad, como eslabones de algún episodio, supeditados a la trama. Rita es más que madre, maestra. Vive para enseñar y el tiempo libre que la resta lo pasa de forma un tanto salvaje, practicando sexo con desconocidos, en sitios inverosímiles y de forma poco ortodoxa. La vemos bajarse sus jeans, y subirlos poco después con la misma asepsia que se hace la cena. O enciende un cigarrillo, cosa que realiza de forma constante, aunque en la última tanda de la serie planea dejarlo, cosa que nos parece difícil, porque ver a Rita sin soplar su humo y sin tirar la colilla con la genuina pirueta macarra con que lo hace, nos desvirtuaría el personaje. Cumplido el cortejo y protocolo, levanta anclas hasta la siguiente. Cuando las circunstancias la convencen de mantener una relación más estrecha, no sale. No está dotada para residir en jaula, la hermosa Rita, y no se somete.
Les recomiendo esta serie de forma clara. Es danesa, y tanto los paisajes como la forma de entender la sociedad de ese modélico país nos cautiva tanto como su hermosa protagonista y la encantadora compañera de nombre impronunciable, así como las diversas historias de los chicos que complementan una hermosa serie.
María Toca
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