Se ha solicitado una investigación sobre los innumerables casos de pederastia y abusos a niños/as en el Parlamento a instancias de UP, a la que parece ser se adhiere el Psoe. Vox y PP se niegan a la investigación…
Una se pregunta ¿Qué le pasa por la cabeza a la derecha (ultra, ultra) para no apoyar la investigación sobre los abusos a niños producidos en el seno de la iglesia católica ¿A quién protegen? No a los que fueron niños/as abusadas, claramente. Tampoco a la iglesia de todos/as, ni al cristianismo ni al catolicismo que mantiene su fe impoluta. Me pregunto y no encuentro respuesta. O sí.
Tal como ocurre con la Memoria Histórica esa derecha ultramontana que padecemos no quiere saber, ni que sepamos. Ellos, los protectores de la sacrosanta familia, los que velan por las buenas costumbres de los pequeños, con pines parentales no sea que se contaminen las mentes infantiles por saber que existe un mundo diverso, donde hay personas del mismo sexo que se aman y se acuestan juntas, o diversas razas en convivencia sana. Ellos, los que dicen cuidar de nuestros niños, no quieren saber quién y cómo los han abusado o violado. Ni castigar a los culpables para que jamás se padezca esa lacra.
Las que lo vivimos de cerca la Memoria sentimos la desafección que se produce por parte de esa misma derecha ante un hecho criminal realizado por el franquismo y sus secuaces. Silencio. Miedo. Una nube de olvido que desean se estrelle sobre la verdad. No pasa nada. Todo es mentira y si es verdad mejor olvidar. No removamos. No movamos la mierda…no sea que nos salpique demasiado y encontremos en los aledaños de nuestra familia, amigos, poder, algo muy turbio que nos avergüence. Mejor callar, son cosas de viejos. Historias antiguas, no como el Cid o don Rodrigo o los tercios de Flandes que los sacan a cada poco porque forjaron la patria. ¿La patria? será la suya porque la mía no.
Pienso que es el miedo lo que les mueve a la ocultación porque no quisiera pensar que con su silencio protegen a los abusadores o a los criminales que fusilaban bajo el manto de la noche a inocentes y los borraban tirándoles como a animales en una zanja abierta por ellos mismos. No quiero pensar que protegen a quien, amparado por la sotana, el poder y la confianza, sometía a pequeños/as desamparadas a los manoseos, las violaciones, las humillaciones y vejaciones cotidianas.
No quiero pensar que protegen a los violadores, a los abusadores. Si creyera que es a ellos a los que quieren cuidar una cólera ciega me embarraría el alma contra esos dos partidos que se inhiben de hacer justicia, de poner una paz tardía y leve en las pobres criaturas, hoy adultos, violados o abusados. No me quiero creer que amparan a los canallas que violaban o abusaban y con ello mantienen la impunidad para seguir adelante con las violaciones, y los abusos. Porque esos dos partidos, sus diputados, senadores y votantes serán responsables de lo que acontezca a partir de ahora impelidos por su silencio y el amparo que dan a la impunidad por el crimen más obsceno y salvaje. El abuso de la infancia.
No sé si alguno de esos que se inhiben ante la investigación leyeron en el Evangelio las palabras del judío palestino que dijo aquello de: “quien escandalizara a uno de mis pequeñuelos más le valiera atarse una piedra de molino al cuello” Piedra de molino al cuello…Que deberían llevar los abusadores, los violadores de la sotana. Como deberían llevarlo las monjitas y el personal que robaban bebés para negociar con ellos. Los curas de manos grasosas que nos tocaban las tetas solapadamente o nos contemplaban con mirada obscena en los confesionarios.
No quiero ni imaginar que sus señorías tienen el alma tan negra como para obviar los terrores que vivieron niños y niñas en patronatos, reformatorios, colegios, internados, seminarios. Cuando los ruidos de las pisadas apremiadas por el vicio y la abyección aterrorizaban a criaturas solitarias y sin amparo.
No quieren investigar. No quieren mover las piedras de una iglesia que necesita renovación, limpieza y castigo hacia los miembros (los que queden vivos que son muchos) que hicieron del abuso campo libre. Una iglesia que ha robado (pueden decir inmatriculación que suena mejor, pero es robar) y esquilmado el suelo patrio. Una iglesia que guarda demasiado horror y sevicias bajo las alfombras como para no querer orear.
Ambos partidos de la (ultra/ultra) derecha no quieren saber. Como no quieren saber nada de lo ocurrido en campos de concentración, en cárceles, en cementerios y en cualquier sitio donde la maldad anidó ensañándose con los vencidos con la única premisa de la venganza.
Callan y ocultan, es precisamente por ello que los apuntamos con el dedo de la culpabilidad. Hasta el mismo Vaticano con el papa Francisco a la cabeza se prestan a la limpieza con el fin de sanear al Reino de Dios. Ellos no. Ellos siempre dan lecciones a su dios de cómo ser dios. Ellos, los culpables por omisión.
María Toca Cañedo©
Historia de un genocidio. Patronato de Protección a la Mujer.
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