Era Agosto ¿recuerdas?
un día como otros, caluroso,
el sol había salido. Llegaste
como llegabas siempre,
con el viento a favor,
deprisa,
porque tú y el tiempo competíais
a ver quien corría más
el uno en pos del otro.
Feliz, despreocupado,
contándome la vida,
a borbotones, como siempre,
queriendo hacer en minutos
lo que horas no podían.
Querernos.
Quererte hasta el dolor.
Admirarte.
Convertirme en amiga, por un rato,
incluso reírnos de la vida.
Acumular recuerdos, compartidos o no…
felices del encuentro.
Era Agosto, la fecha nos da igual,
un día como otros, con sol,
acalorados. Nos fuimos a comer,
hablamos, me contaste.
Escuché.
Conté. Escuchaste. Reímos.
A veces te volvías el niño
que yo, amante, arropaba,
otras, en cambio, tornaba
el adulto tan sabio que yo reconocía,
como capitán de una nave mayor.
Y yo, de madre me saltaba,
hasta el muro donde apiadarme
de tu desafección,
porque tenías siempre tanto que hacer…
Y yo. Y la vida que se nos complicaba
cada vez más, sin tiempo.
Hoy, en cambio,
antes de la cita con el médico
tuvimos tiempo de reír.
Era Agosto, un día como otros,
el sol calcinaba el paseo
cuando nos separamos.
Nos habían dejado ya sin voz,
sin más palabras que los ayes lastimosos
que lanzamos, ambos, prestos a recorrer juntos
el Gólgota final.
Era Agosto, un día como otros.
Para mí comenzó el castigo más grande
que la vida me dio.
Para ti, ese día, comenzó a caer el telón.
María Toca
Santander- 11-08-2018. 21,16
Un día de Agosto, un diagnostico, unos minutos largos como un tunel que recorrimos juntos, en silencio, con las manos cogidas, intuyendo que justo era el momento en que la vida se volteaba y ya jamás seríamos los mismos.
Agosto, tú estabas, presto a recorrer el último tramo de tu vida. A mí, se me comenzó a hacer el hueco profundo que tu muerte horadó. Era un día de Agosto del 2013.
María Toca: tu madre.
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