Veryover

Llueve. Hace frío. En el bosque, las gotas de lluvia caen una y mil veces, de hoja en hoja, sobre los helechos.
Me gustan los helechos.
Uno de mis lugares favoritos para esconderme (no sé muy bien de qué, pero me escondía a menudo. Algo que ver con auto excluirme, creo) era el ribazo boscoso que había un poco más adelante de la casa de Isabel y Nene, camino del cierro del Cagigal. Había mucho helecho ahí, alguno casi tan alto como yo, y me gustaba jugar entre ellos, tocarlos, rascar las manchitas marrones de su envés.
Cuando hablé con Pipe de la conveniencia o no de publicar «Veryover», lo hice desde un boque de acacias lindero con la ría. Era primavera, poco después del confinamiento, y los helechos estaban verdes, espléndidos. Yo pasaba la palma de la mano por sus hojas, muy suavemente, para no hacer daño, mientras escuchaba la voz sabia de Pipe al otro lado.
Al padre de Luisa y Suso, también le gustaban los helechos.
Cuando su embrutecedor trabajo le daba tregua y le pillaba a mano, entraba en el bosque, su bosque gallego, a dejarse acariciar por él, a sentir su energía, su vida, de la que los helechos son parte, no por frágil, menos importante.
Allí, en uno de esos momentos, fue donde murió de un tiro de Mauser en la espalda. La bala le dio en la columna y le atravesó un pulmón. Cayó entre sus queridos helechos de bruces, paralizado, con los ojos abiertos, contemplando hasta que se ahogó en su propia sangre, la vida secreta de el suelo del bosque.
El soldado raso, bisoño, alistado por hambre de posguerra, que disparó asustado por las historias de maquis que le contaban sus compañeros, no acertó ni a mirar si estaba vivo o muerto, mientras su compañero de patrulla iba a Espasandín, a informar de los hechos a su superior.
El mismo vecino que identificó el cadáver, fue el encargado de dar la noticia a la viuda, embarazada entonces de Suso.
El soldado que disparó, jamás olvidaría que su único muerto fue un hombre inocente y bueno
Yo tampoco, pues soy su memoria.
Buenos días.
(Esto no sale en «Veryover«, pero sí cosas que pasaron más tarde)
(Comprad «Veryover» que lo he escrito con mucho cuidado y todos los beneficios van para Sbq Solidario)
Javi Viadero.
enga, un poco de alegría
Sobre Javi Viadero 38 artículos
Ayudante de la jefa. Cocinero disperso y outsider. Relaciones Púnicas en Hostería Sol y ocasionalmente corresponsal de https://www.lapajareramagazine.com en Meruelo, Cantabria.

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