Hay muchas situaciones que me provocan ira. Muchísima rabia y mucho desprecio. Los que me conocen lo saben. No puedo evitarlo.
No soy mejor persona que nadie, no sé más que nadie, simplemente me dedico a leer a los que sí y, de repente, un día empiezas a ver situaciones, reacciones, contextos… y percibes e identificas cosas que antes no y te empiezas a preguntar cómo se te había podido escapar tantos años todo este desastre y si de alguna manera yo mismo fui partícipe.
Algunos me acusan de sectario ¿Sectario yo? ¿Por defender que a una mujer no se la insulte por serlo, que a un homosexual no se le agreda por serlo, que a una persona de raza negra no se la discrimine por serlo? ¿eso es sectario? ¿indignarme? Vale, bienvenidos a la secta de Toni.
Hoy no he podido evitar sacar mi ego. Que tengo mucho y a veces llega muy, pero que muy lejos. Intentaré no usar insultos para describir el panorama, porque por lo visto no es muy formal, es más bien vulgar y ¿quién sabe en este país? Hasta podría ser delito.
Un hombre de procedencia extranjera –ni me he ocupada en conocerla- llegó a España en avión de manera irregular. Al salir del avión le negaron la entrada en España por no tener todo en regla. Es decir, era un señor sin documentación nacional reglada, fuere la que fuere necesaria.
Por tanto, se procede a su repatriación o en lenguaje más bien realista, expulsión por no tener DNI. A lo que los pasajeros del avión se negaron a que sucediera dicho acontecimiento. Resulta que ese señor se puso a gritar y a llorar, al darse cuenta, que sus esfuerzos no sirvieron de nada. Los pasajeros del avión evitaron su repatriación, al menos, en ese avión.
Esa publicación se hace en muchos medios de comunicación con un “copia pega” ya muy común en titulares. Vamos, una personalidad y originalidad periodística que eclipsa. No me quiero referir a la calidad de los medios como instigadores del odio, porque eso sería muy poco respetuoso, pero digamos que la idea de que alguien escape de la guerra y nos traiga algo tan trágico como las ganas de vivir, no era del gusto de algunas redacciones.
En definitiva, los comentarios de la publicación no me dejan indiferente. Y mirad, ya sé que no les voy a cambiar de opinión, sé que no reflexionarán, que no leerán, que no sacaré su empatía, que no colaboraré en nada, pero alguien tendrá que defenderle y a la vista de la cobardía en redes, no sea que nos bloqueen las redes por llamar clasista a un clasista, la multitud calla ante el escándalo de tildar de “invasor” a un pobre hombre que huye de la guerra, del hambre y de la muerte más brutal y sádica.
No solo persistían las típicas frases de los candidatos al CNI como: “quien quiera mantenerlos que se los metan en sus casas”. Aunque me pregunto seriamente qué hacen ellos para los españoles, más que intentar pagar lo menos posible, llorar porque cobran poco, al tiempo que critican el derecho a huelga, pero no hacer 3 horas de cola para comprarse el iPhone 7.
Sé que es una demagogia terrible lo que acabo de decir, pero sabéis que es verdad. Todos y todas conocemos algún caso, no puede ser coincidencia, nunca lo es.
Dicho lo cual, ser generoso de forma selectiva, en el caso de que sí atendieran las necesidades básicas de los españoles, no les da criterio ni razón para justificar el apartheid de cobertura de necesidades básicas. No es cierto que den de comer a Españoles, dan de comer a blancos que entienden prioritarios.
¿Qué justifica que un nigeriano no deba ser atendido? ¿Qué no tiene DNI? ¿Su aportación al estado en materia impositiva? ¿Su aportación en fuerza de trabajo? ¿Su integración social en espacios comunes?
Bien, vamos a ello. Un DNI es un documento administrativo. Ser español, más allá del sentimiento que uno pueda tener, es una cuestión meramente administrativa. Traducción: eres español porque has nacido en España y te dan un documento que lo acredita. Algo que es completamente arbitrario, nacido de la probabilidad y la estadística.
El sentimiento nacional es muy legítimo, pero no regla nada. No reconocerte con una identidad nacional no es algo punible, es un sentimiento, una emoción, algo que sientes o no. Sientas o no, objetivamente lo eres si has nacido aquí. Punto. Las representaciones simbólicas de un país son las que son, te identificas o no, pero es una cuestión, que repito, es emocional.
Por tanto, “el crimen” de una persona en situación de irregularidad administrativa es no tener DNI y no haber nacido en España. De aquí al terrorismo islámico, hay un pasito.
Respecto a su aportación muy necesaria en impuestos para evaluar sí tiene o no derecho a la vida. Solo por el hecho de vivir en España, consumirán en España, lo cual obligatoriamente hace que todo lo que se consuma en España sea con carácter impositivo. Es decir, si compran una barra de pan, pagarán IVA. O sea, impuestos y además uno de los que más ingresa el estado.
Por otro lado, el colectivo inmigrante aproximadamente supone el 10% de los cotizantes de la Seguridad Social, lo cual, implica que aportan más de lo que reciben del estado en servicios públicos. Es decir, muchos españoles disfrutan de servicios pagados por inmigrantes que deberían ser ofertados para ellos por proporcionalidad. No solo no roban, sino que regalan.
Solo el 7’8% de servicios sociales son dirigidos al colectivo inmigrante. Del cual, más del 60% son, básicamente, asesoramiento e información. Es decir, no son prestaciones económicas. Éstas representan un porcentaje mínimo, ya que, la mayor parte de prestaciones económicas, tienen criterios tales como: acreditación nacional, un periodo de tiempo vivido en España… etcétera. Lo cual hace que la idea de que los españoles cobran menos prestaciones que los inmigrantes es completamente falsa. No solo cobran más, sino que se las han pagado ellos.
España no tiene un problema de inmigración, sino de emigración. La tendencia cambia porque no es estática, pero aproximadamente por cada inmigrante que entra se van 3. El porcentaje de inmigrantes que cobran una pensión de jubilación es mínima. Supone menos del 1% y la mitad son europeos. Es decir, vienen en edad de trabajar y se van.
El número anual de visitas al médico por inmigrantes es ínfimo. No llega a 2 al año. Sin embargo, los niños españoles en edades prematuras pueden llegar a acudir al médico hasta 11 veces al año y más de 8, personas que superan los 65 años. Los centros clínicos piden que los inmigrantes acudan antes a atención primaria, porque esperan demasiado y acuden a las urgencias, que son más costosas. Sin embargo, la mayor parte de la atención médica española en atención primaria son minucias ¿quién abusa? 😉
Detrás de afirmaciones como “te los metes en tu casa” “los mantienes tú” “No podemos acogerlos a todos” o “nos invaden” hay toda una ideología. Una ideología, que bajo mi criterio, confundimos.
Puede haber racismo o xenofobia sin duda, pero no es racismo y xenofobia, eso es decorativo. Es aporofobia. Es rechazo a los pobres. A aquellos que nos amenazan con bajar nuestro nivel de vida y nuestros privilegios de blancos occidentales.
El argumento no es que nosotros les odiemos, sino que son ellos los que nos odian a nosotros y solo nos defendemos.
Es una ideología que se sustenta en la peligrosidad de la solidaridad, en el cuidado de nuestra casa, en el miedo a la invasión y dominación de todo lo creado, en base, a la ideología de la patria. Fundamentalmente paranoica y falsa, pero muy útil para los estados a la hora de justificar recortes, privación material, cuchillas en las fronteras, disparos y gas lacrimógeno, entre otros atentados contra los derechos humanos en las fronteras nacionales.
Cuidado, no estoy diciendo que podamos acoger a todo el mundo. Eso es imposible, pero dentro de nuestras capacidades es importante que tengamos la constancia de aportar de alguna manera.
A todo esto sin mencionar, la venta de armas a países en conflicto, los conflictos bélicos tolerados por países hermanos, la incapacidad de diálogo de España en asuntos exteriores, la pérdida total de soberanía nacional, al tiempo que la abanderan, por formar parte de la Unión Europea… En fin, cositas que algo tienen que ver con el éxodo permanente de muchas personas que residen en determinados territorios del continente africano, por ejemplo.
En definitiva: ¿Cómo se recibe a un empresario de Arabia Saudí dueño de una petrolera? Con una alfombra roja ¿Cómo se recibe a un refugiado? A tiros.
No es racismo, no es xenofobia. Lo que les molesta es que no es rico y pone en riesgo sus privilegios. No lo queremos, porque es pobre.
Es violencia clasista. Aporofobia.
Si pensáis que la violencia aporófoba es minoritaria y buscáis y no encontráis datos, es simplemente, porque los organismos nacionales e internacionales no prevén una relación cultural con este hecho. Es decir, no entienden o indentifican una violencia estructural.
Si entendemos que vivimos en una sociedad patriarcal, el machismo existirá. Si entendemos que vivimos en una sociedad hetero normativa, la homofobia existirá. Si entendemos que vivimos en una sociedad supremacista blanca, el racismo existirá ¿por qué no entendemos que si vivimos en una sociedad capitalista, no existe la aporofobia? Muy buena pregunta. No lo sé.
Os daré algunos datos sobre violencia clasista o aporófoba al colectivo de Personas Sin Hogar en España. Copio textualmente del Trabajo de la asignatura Políticas Inclusivas que hice con mis compañeras Silvia y Cristina sobre el Sinhogarismo en España. Esta parte la realicé yo y son datos actuales.
“Desde una perspectiva sociológica, los delitos de odio son actos de violencia, hostilidad e intimidación dirigidos hacia personas seleccionadas por su identidad, que es percibida como ‘diferente’ por quienes actúan de esta forma (Chakraborti, Garland y Hardy, 2014). Los delitos de odio pueden tomar varias formas, de manera que agrupan desde agresiones físicas a experiencias de acoso e intimidación en la vida diaria, que quizá no sean tan llamativas, pero generan un mayor efecto acumulado en las víctimas […] Un aspecto fundamental que debemos tener en cuenta es la desigualdad en la posición estructural que tienen perpetradores y víctimas. En este sentido, los delitos de odio pueden ayudar a mantener la posición de ‘superioridad estructural’ de quienes los cometen, mientras mantienen la identidad subordinada de las víctimas.” Observatorio de delitos de odio a las PSH.
En el año 2013 se registraron 1.172 delitos de odio a las PSH, sólo registrados en las comunidades autónomas de Andalucía, País Vasco y Baleares. En 2014 sumaron algunos más, llegando hasta los 1.285 casos anuales solamente en 3 comunidades autónomas.
Estos datos son los recogidos por fuentes oficiales como el ministerio de interior, que evidentemente, presentan múltiples carencias, tanto en análisis conceptual de lo que representa un delito de odio, también respecto a la territorialidad que abarca y especialmente sesgados, porque solo destaca aquellos denunciados, sin mencionar otros informes oficiales de otras organizaciones con datos relevantes, actualizados y con análisis más completos.
Sin embargo, a través de estos datos podemos formular un perfil general de víctima, aunque impreciso y orientativo. Aunque acompañado de los datos relativos al Informe Mambré (realizado por Fundación Mambré) que establece este perfil.
El 88% de víctimas eran hombres sin hogar, frente a un 12% de mujeres. La procedencia no es un dato determinante ya que manifiestan datos de víctimas invariables significativamente. El 77% de experiencias de victimización se produjeron en un espacio público y el 42% de casos de violencia finalizaron con la muerte de la víctima.
Respecto a los datos ofertados por el INE, estos no se centran en el componente estructural de violencia por odio, sino en experiencias más bien generalistas de situaciones de violencias arbitrarias, no regidas por una estructura de violencia contra el colectivo de PSH. Más del 50% consideraba haberse sentido discriminado al menos en alguna ocasión y casi un 10% constantemente.
Los dos organismos internacionales referentes en la lucha contra los delitos de odio son: la Organización para la seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Agencia de la Unión Europea para los Derechos Fundamentales (FRA).
Ninguno de los dos considera que las PSH sea susceptibles de ser víctimas de discriminación por su situación económica y social. Por tanto, no incluyen en sus estudios a este colectivo. Por tanto, los datos internacionales no son muy conocidos o irrelevantes.
Los datos y resultados de algunos estudios ponen de manifiesto que las personas sin hogar tienen 13 veces más probabilidad de ser víctimas de violencia y 47 veces más probabilidades de ser víctimas de robo que la población general.
De acuerdo a los datos recabados, casi la mitad de las personas sin hogar habrían sufrido agresiones, humillaciones e intimidaciones motivadas por la intolerancia y los prejuicios de sus agresores hacia su situación de extrema exclusión social. Dormir y vivir en la calle tiene un componente de violencia estructural, que además se ve agravado por la violencia directa de la que son objeto estas personas.”
Antoni Miralles Alemany
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