Aprender a vivir

A la mujer de la foto le ha costado sobremanera aprender a vivir y abandonar la posición de humana bondadosa como defensa frente a posibles ataques, como protección de la rabia interna y como olvido del propio dolor.
A la mujer que posaba así en las fotos le era más sencillo averiguar lo que otros deseaban y lo que esperaban de ella que contactar con sus propios deseos y necesidades genuinas.
Entendía el amor como un sentimiento que conllevaba dar y darse a toneladas, no veía el mal por ningún sitio, abría la puerta de la casa interna y física hasta el fondo a cualquier narcisista que le apretara el ego y devaluara a continuación y no sabía bien cómo construir su identidad si no era a través de la mirada ajena y el reflejo de su cuerpo en los ojos masculinos y la observación familiar.
Esa mujer tenía miedo y culpa, se lamentaba por ello a cada paso y sufría mucho aunque sonriera e ironizara sobre la existencia como mecanismo de protección aprendido.
No sabía querer/se bien ni reconocer el buen amor y en sus tripas albergaba ciertas dosis de resentimiento por no ser vista o amada como ella «necesitaba«.
La guía interna estaba enmudecida.
Hoy, después de ahogamientos y cicatrices mediante, no busca tanta aceptación en lugares con nombres rimbombantes como familia, amistad o pareja.
No se inmola por ninguna causa ni es atenta y servicial a cambio de amor; no genera deudas a base de regalar toneladas de todo lo no pedido, ha dejado de responsabilizar a los demás de sus heridas y emociones, vive la rabia con algo más de facilidad y conoce un poco qué es eso de los límites, los asustadizos límites.
No necesita autoafirmarse como buena persona poniéndose las manos en la cara virginalmente, mira de frente al mundo y a su herida y no llama familia a aquellas personas a las que nunca elegiría ni para tomarse un café.
Y sigue aprendiendo, agradecida de la existencia como escuela amigable, con asignaturas más comprensibles y otras que requieren algo más de tiempo para superarlas.
Sobre María Sabroso 158 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

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