Contando la distancia de la época y la poca importancia que tenían las mujeres en esos tiempos, no tenemos constancia clara de la fecha de nacimiento de Beatriz Galindo, se supone que fue en 1465, aunque algunos biógrafos apuntan a 1464. Tampoco se tiene certeza de la identidad de sus padres; quien tiene más posibilidades es Juan López de Gricio, aunque se ha apuntado que bien pudiera ser hija de Martín Fernández Galindo, caballero de Écija.
Nace en Salamanca, su familia es hidalga venida a menos, no pertenece a las grandes familias ni su patrimonio es extenso. Beatriz, mostró de niña gran inteligencia, amor profundo por la lectura y una facilidad para el estudio ya que con solo quince años leía y traducía textos clásicos y no solo eso sino que era capaz de mantener una perfecta conversación en latín, con amplios conocimientos de griego, incluso traduciendo y conociendo en profundidad la obra de Aristóteles. Su cultura es muy amplia, ya que es educada en ciencias y artes, menos en retórica, porque es una formación especifica para la política y ésta correspondía solo a los hombres.
Con esos mimbres, los padres decidieron, con buen sentido, dedicarla al claustro, por un doble motivo; carecían de dinero para su dote y tanto el carácter y la inteligencia de Beatriz, le hacían poco atractiva para el matrimonio. La dureza de la vida en pareja en la época hacía que muchas mujeres prefirieran la sobriedad de la vida conventual a la de convertirse en esposa y madre. Al fin, en el convento, además de rezos y plegarias, podían estudiar, leer y compartir con otras mujeres de semejante condición.
Lo que ocurrió con Beatriz Galindo es que había nacido en una época de crisis, o de cambio en la sociedad lo cual supuso una ocasión para que su talento brillara y fuera conocida como La Latina. Los Reyes Católicos, sobre manera Isabel, pretendía realizar cambios estructurales en la política y la sociedad de la época. Enterada de la valía intelectual de Beatriz, la hizo venir a la corte, donde la reina se estaba rodeando de mujeres cultas, religiosas y muy piadosas…bajo la devoción de la Inmaculada Concepción (detecto en esa devoción un ligero atisbo de contrariedad ante las demandas sexuales de sus maridos…no sé si serán cosas mías) con el fin de crear un foco de consulta y de intelectualidad, exclusivo con mujeres cultivadas.
La reina se dejaba aconsejar por estas mujeres cultas y sensatas, dándose cuenta pronto de que Beatriz Galindo destacaba entre todas por sus conocimientos de la lengua latina, que era la empleada por las damas para comunicarse en sus reuniones. Se cree que Isabel recibe de ella también consejos políticos, no solo conversaciones sobre cultura, intuyéndose que tuvo bastante influencia en el gobierno, que, como suele ocurrir, han intentado eludir los biógrafos. En 2019, el historiador Carabias Torres, intentó demostrar que Beatriz Galindo no había sido tan importante para la reina Católica ejerciendo como consejera, opinaba que solo se trataba de una “moza de cámara” es decir, una simple camarera obviando que fue maestra para diversas damas, hallándose incluso cinco reinas que fueron sus discípulas: la propia reina Isabel I y sus cuatro hijas: Juana, reina de Castilla; Catalina, reina de Inglaterra, e Isabel y María, reinas ambas de Portugal. También cabe citar a Luisa de Medrano, primera profesora de una universidad hispánica, a Francisca de Nebrija, hija de Antonio de Nebrija, que colaboró con su padre en la Gramática castellana y le sucedió en la cátedra de retórica; a María Pacheco, hija del conde de Tendilla y mujer del comunero Padilla; a Ana de Cervatón, señora de Chucena, dama de honor de la reina Germana de Foix; a Juana de Contreras, que como la anterior fue discípula y corresponsal de Lucio Marineo Sículo; y a otras muchas como Ángela de Carlet o Isabel de Vergara. Todas fueron brillantes cultivadoras del género epistolar, pero no se conserva de ellas mucha obra escrita, salvo de Luisa Sigea
La reina católica estimaba tanto a Beatriz que decide casarla con un hombre importante cercano a ella, a quien debe mucho y en quien confía plenamente, entregándole además una dote de 500.000 maravedís. El capitán de artillería Francisco Ramírez de Madrid, luchó con bravura en la batalla de Toro, contra Enrique IV y su hija Juana, rivales de Isabel, cuya victoria consiguió la corona de Castilla a Isabel. Francisco Ramírezz de Madrid, también había inventado un tipo de proyectil muy útil en la artillería. La reina le había premiado haciéndole Alcayde de los Alcazares de Sevilla, más tarde fue secretario del Consejo del Rey Fernando, armado caballero y terminó siendo Secretario del Consejo del Rey, puesto de mucha responsabilidad que le proporcionaba relevancia social . Francisco Ramírez de Madrid, era viudo, tenía cuatro hijos y bastante mayor que Beatriz, pero suponía un compañero ideal, pensó la reina, porque de ese modo, unia a dos personas de suma confianza y de fidelidad contrastada, además de inteligentes por lo que serían útiles como consejeros.
El matrimonio tuvo dos hijos varones, el primero, Fernán, fue apadrinado por el rey Fernando y el segundo tomó el nombre de Nuflo, porque el santo era muy venerado por el padre , pensando que tuvo su especial protección en la batalla emprendida ante la rebelión morisca que tuvo que luchar en Granada. Tuvieron hijas, pero poco se sabe de ellas.
Beatriz Galindo enviudó pronto, cuando los hijos eran aun pequeños. Vivía en Madrid, donde se había trasladado el matrimonio al casarse decidiendo continuar allí protegiendo las propiedades y los cargos del marido que esperaba pasaran a sus hijos. Jamás volvió a casarse debido a que de hacerlo, hubiera perdido la tutela de sus hijos, cosa impensable para ella. Durante su viudedad, además de cuidar e incrementar el patrimonio familiar, fundó un convento, la Concepción Jerónima, atendido por monjas jerónimas y bajo el patrocinio de su devoción preferida, la Inmaculada Concepción. También fundó el Hospital de la Concepción de Nuestra Señora (conocido como Hospital de la Latina)En ese tiempo los hospitales no se ocupaban solo de atender enfermos sino que sus atribuciones iban desde el cuidado de gente precaria, de pobres o de huérfanos. Galindo, hizo que sus fundaciones se ocuparan de forma especial de mujeres abandonadas, solas, madres solteras…haciendo una gran labor social.
Fundó dos conventos más ampliando las funciones de beneficencia que eran su motor más importante. En el hospital principal habilitó una parte para vivienda de ella y sus hijos, de esa forma conseguía supervisar y mantener la vigilancia sobre el desarrollo del trabajo de su obra.
Durante esos años mantuvo en todo momento el contacto con la reina y siguió aconsejando y compartiendo con ella las decisiones importantes para la corona. Debió realizar una obra escrita de importancia, pero se ha perdido en su totalidad, cosa que lamentamos porque se supone que una mujer de su cultura hubiera sido una aportación de valor a la cultura.
En ese tiempo fueron bastantes las mujeres que escribieron y tomaron parte activa en la cultura, pero sus obras así como las biografías y los nombres han sido borrados de la historia. Carlos I de España, solicitó que se retiraran del libro escrito por Lucio Marineo Sículo, “De las cosas memorables de España” a las mujeres celebres por su sabiduría como Luisa de Medrano o la misma Beatriz Galindo.
Cuando los hijos se independizan llegados a la mayoría de edad, Beatriz les entrega su herencia y a las hijas los mayorazgos. No fueron tan buenos administradores como ella, ya que dilapidaron la fortuna amasada por Galindo y en numerosas veces tuvo que prestarles dinero para compensar las deudas contraídas. Ambos hijos y sus nueras le recriminaban la implicación en las fundaciones y que les dedicase un dinero que ellos deseaban para su ostentosa vida.
La fundaciones de Beatriz Galindo estaban situadas en el centro de Madrid, por ese motivo, se dio el nombre de La Latina a esa zona de la ciudad. De su hospital Concepción Jerónima no queda más que la nomenclatura de la calle puesto que fue derruido.
Vivió sus últimos tiempos siempre vigilando su obra, estudiando, leyendo y orando hasta el momento de su muerte, que sucedió en Madrid el 23 de noviembre de 1535.
Su cuerpo fue enterrado, al principio en el convento de la Concepción Jerónima, pero el aprecio que la reina Isabel sentía por ella hizo que a su muerte, trasladaran el cadáver de Beatriz junto al de la reina hasta Granada, donde ambas descansaron. En el siglo XIX el convento granadino estaba en malas condiciones por lo que sufre otro traslado hasta la calle Lista y más tarde, ya de forma definitiva, se encuentra en el monasterio de la Concepción Jerónima que se encuentra en el Goloso.
Su recuerdo es muy querido en Madrid, recordando su nombre el citado barrio. En 1971, uno de los tres distritos en que se dividió Carabanchel también lleva el nombre de La Latina, además de tener un monumento en la puerta del Ángel.
María Toca Cañedo©
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