Bendito sea el fruto (en respuesta al artículo de Carla de La Lá)

Buenos días Doña Carla;

Le escribo esta carta como respuesta a su considerado artículo y como usted presumía de gustarle mucho cambiar de opinión y que “le revienten sus argumentos”. Aquí estoy yo para hacerlo. Si pinchan en este enlace, podrán leerlo: https://www.larazon.es/familia/bendito-sea-el-fruto-EI18546211

Antes de nada quería hacer una mención especial a una serie de televisión, que parece que nos gusta a los dos, para poder comentar lo completamente salvaje de su –quiero creer- ironía argumental.

Usted ha utilizado un fotograma de una serie que se titula: “The Handmaid’s tale” (La criada) que está contextualizada en una guerra civil, en la que un grupo de fascistas armados consiguen derrocar -a través de la violencia- a un gobierno democrático, para instaurar a la fuerza esos “principios y valores” que usted ve amenazados.

Un gobierno que promueve e impone dogmas –que no valores- religiosos, como la construcción de una identidad nacional basada en dichos dogmas –manipulados- que aparecen en las sagradas escrituras a través de leyes caudillistas que someten a la población civil.

Por lo cual, la protagonista de la serie no es solo arrebatada de sus derechos civiles, sociales y políticos (tener propiedades, trabajo, votar…), sino que además es detenida, procesada, torturada, secuestrada, chantajeada, utilizada como vientre y para ese fin, violada sistemáticamente por parte del dueño de la casa, el padre de familia, a través de un ritual –por cierto- con precedentes en el libro que usted lleva bajo el brazo en cada misa.

June, la protagonista, es arrebatada de su propia identidad como mujer, madre y ciudadana de pleno derecho, a través de violencias institucionales –algunas más sutiles que otras- como prohibir la lectura, la escritura, las opiniones o cualquier ideación política y en definitiva, hasta utilizar su nombre de pila.

Cuando algunos, como yo, intentamos evitar que cualquiera de esos dogmas se instalen en la sociedad en la que usted y yo vivimos, le garantizo que me protejo a mí y sin duda a usted. No sé si usted puede decir lo mismo.

A las personas como yo, se las denomina “traidores de género” o “traidoras de género”. Aquí sí que no tienen ningún problema en desdoblar la terminología para identificar claramente a las lesbianas. Porque las mujeres lesbianas son condenadas a muerte o en el peor de los casos, enviadas a campos de concentración donde deben realizar trabajos forzados con productos químicos –sin protección- donde literalmente enferman y mueren con fortísimos dolores.

A los hombres homosexuales directamente se les persigue como traidores de género, entendiendo que es un delito, serán ahorcados posteriormente a un juicio sin ninguna clase de garantías y mostrados al público hasta que huelan a podredumbre, supongo que para calmar los aires de rebelión, como precaución supongo.

Algunas de las lesbianas y en general mujeres que no valen para la concepción, son prostituidas en burdeles, completamente ilegales, pero ya sabemos que la ley cuando es escrita por algunos hombres, siempre tienen vacíos completamente desinteresados y que se adaptan difícilmente a los “valores” que pregonan.

Lo que siempre dicen ustedes: “predicar con el ejemplo”.

Sería difícil escribir un guion de esta clase sin precedentes y sin nuestro imaginario colectivo intacto. Sería difícil de creer que alguien escribiera un guion realista y verosímil en el que hay persecuciones sistemáticas a heterosexuales o donde las mujeres violan sistemáticamente a los hombres y que alguien no pudiera pensar que es un futuro distópico, porque desde luego no es un pasado, ni un presente.

Yo suelo fijarme más en lo simbólico que en lo explícito, porque habitualmente creo que la consciencia muestra lo que quiere mostrar, pero el subconsciente siempre revela nuestra verdadera naturaleza y usted se ha valido de un sistema fascista para otorgarle base a sus argumentos. Solo usted sabrá por qué. Los cuales no habrían sido publicados por el diario «La Razón» si viviera en ese sistema que usted anhela desesperadamente.

Dicho lo cual, pasaré del subconsciente a lo (in) consciente.

Yo no conozco a su amiga, pero tal y como ha descrito a su marido sueco, sí que me gustaría conocerla. Yo amo con locura a mis amigos y a mis amigas, pero le soy sincero, prefiero formarme con datos científicos evaluables cuando se trata de algo tan y tan relevante como la educación y el sistema que la acompaña.

Y simplemente le recomendaré eso mismo, leer algunos estudios e investigaciones más para que pueda sacar alguna que otra conclusión que no sea basada en el boca a boca de su amiga del alma. A la que no pongo ni cara, ni cuerpo, ni credibilidad.

Sea usted sincera, quería mencionar el tema del chalet, pero no sabía si ofender al colectivo LGTB o a Podemos y después de unas copas de sangre de cristo, su amiga le dijo: “No hay huevos” y sí, los hubo.

Respecto al chalet de Podemos. Yo fui el primer crítico, no porque crea que una pareja de rojos peligrosos deban vivir en un zulo sin ventanas, coserse la ropa y cobrar en sacos de arroz, sino porque hubo contradicciones que se cargaron directamente el discurso y además, entiendo que alguien en un chalet es muy fácil que pierda la perspectiva y deje de defender los intereses de la clase trabajadora. Imagínese si hay salud democrática en Podemos, que no solo no permitimos la corrupción, sino que no permitimos las incoherencias dialécticas.

Dicho lo cual. Respecto al «nosotras y nosotros».

Yo, habitualmente, si el lenguaje me lo permite y no queda muy cargado, suelo usar ambos términos. Decía George Steiner que lo que no se nombra no existe y las mujeres durante siglos tuvieron vetada la posibilidad de nombrar.

Me gustaría recordarle que muchas profesiones totalmente feminizadas como las “azafatas” no existían hombres, por tanto, la Real Academia Española sin dudarlo un solo segundo introdujo el término “azafato”. No sea que algún hombre y su masculinidad puedan ser dañados de gravedad. Lo mismo ocurrió con la enfermería. Todas las enfermeras era mujeres, por tanto, el término estaba construido en femenino, hasta la inclusión eventual y todavía episódica de hombres en la enfermería y, de repente, sin comerlo ni beberlo, aparecieron los “enfermeros”. Lo mismo ocurrió con las modistas y los modistos. La palabra modisto ni existía y se introdujo por las mismas razones.

Eso sí, ni se le ocurra decir “médica”, “abogada” o “política” que está usted cometiendo un delito gramatical feminazi irreparable. Desde que se dice «abogada» Arturo Pérez-Reverte llora cada noche hasta quedarse dormido y moja la cama.

No pasa nada por nombrar, repito, las mujeres fueron vetadas para tal cosa durante toda su existencia, por eso no es de extrañar, ni nada llamativo que el lenguaje esté masculinizado. Porque su control, desarrollo y avance ha sido cosa de hombres. No pasa nada por asumirlo, usted que lo asume todo.

El neutral con la “e” a mí tampoco me gusta, porque no me parece estético ni necesario, creo que la lengua castellana tiene recursos suficientes como para no alterarlo, aunque tampoco es imposible hacerlo. De hecho en Alemania, un país muy feminazi, se introdujo el “hes” como neutral de “él” y “ella”. También le digo que aunque pusieran un neutral artificial, nadie le pondría una pistola en la cabeza. Está usted muy nerviosa. Mire si no sabe que es la opresión que le da miedo una “e” mal puesta y cree que acabará con los penes de los niños.

A mí lo que me parece más clasista no es contratar a una filipina como asistenta, me parece más clasista todavía considerar que ser una asistenta filipina es un insulto. Y de este tema sin más.

Usted dice que su madre sabiamente le dijo que tenía asumidos todos los desastres del mundo. Admiro a su madre. Lo que creo que entendió mal es que asumir no es sinónimo de perpetuar, sino un instrumento analítico para combatir.

Cuando usted dice que no da consejos deliberadamente pero sí en su columna, usted induce al error. Repita conmigo para terminar la frase: “No doy consejos deliberadamente… gratis”.

Respecto a la “presunción de la heterosexualidad”. Yo no sé en qué círculos se mueve usted, o cuadrados, pero lo que está claro es que no se mueve en los míos y tampoco se lee los libros que me leo yo.

Anthony Giddens, un sociólogo al que admiro profundamente, decía que las familias eran el espejo de las sociedades. Si analizábamos como se constituían las familias a nivel microsocial, podríamos entender lo macro social. Porque nuestra crianza marca nuestras ideas, deseos y demás intereses asociados a nuestra identidad personal. Asumiendo que eran construcciones culturales arraigadas a unas pautas culturales, tradiciones y costumbres, porque Doña Carla, las sociedades en abstracto no existen.

Las sociedades se constituyen en normas y esas normas son instalaciones regladas sobre la conducta que se entiende social y la contraria o la que no se adapta a la pauta sociocultural, es entendida como anti social.

Cuando usted dice que la homosexualidad no permite la pervivencia de la especie y que usted vela por las normas de la naturaleza, está perpetuando una idea sociocultural, no natural. Se equivoca de leyes.

Aunque le sorprenda sé cómo funcionan los gametos, sé cómo funciona la reproducción y supongo que usted también y eso me lleva a preguntarle: ¿todas sus relaciones sexuales han tenido objetivo reproductivo? ¿A que no? Y ¿Sabe por qué?

Porque las relaciones sexuales y las relaciones emocionales pueden crearse simplemente con ese fin. Es muy normal y muy natural que un ser vivo busque placer fisiológico en función de sus preferencias.

El colectivo LGTB no es político per se, se politiza cuando gente que no forma parte del propio entiende que nuestra vida tiene que ser objeto de debate y lo pone en el centro de la agenda política, permítame decir, que con algo de obsesión.

Detrás de una mayoría social hay normas que la regulan. La heterosexualidad jamás es un problema, jamás. Jamás hemos odiado a nadie por ser heterosexual y además le garantizo que intento vivir sin odio, aunque a veces me lo pongan difícil.

Lo que decimos es que todos y todas somos heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario. Que tutelan ustedes nuestra vida como si tuvieran el copyright de la corrección y fueran los guardianes de la decencia, pero no ustedes por ser heterosexuales, sino la ideología social que hay detrás.

Usted ve algo grotesco donde no hay nada más que preferencias sexuales y emocionales. A mí no me dan asco las mujeres, al contrario, pero prefiero a un hombre estéticamente, físicamente y sexualmente.

La sexualidad cambia, no es estática, forma parte de nosotros y la desarrollamos, como todas las demás funciones corporales y extracorporales del ser humano. Es indecente, permítame que le diga, que usted considere que nacen gays como setas y esté permanentemente intentando justificar su homofobia con argumentos perdonavidas.

Lo único que queremos transmitir a la gente, a todos y a todas las personas de esta tierra, es que la sexualidad no tiene barreras físicas ni emocionales y que las únicas barreras que existen son construidas por la moral sexual imperante y ¿quién si no va a marcar la moral sexual que la mayoría social? Lo que queremos transmitir es que podemos amar de muchas maneras, que el sexo puede ser o no una expresión de ese amor y que podemos relacionarnos con quien queramos siempre y cuando sea libre, deseado, consentido y esa persona tenga la capacidad de decidir, es decir, voluntad.

Yo no sé usted, pero yo me considero homosexual y me he sentido atraído por algunas mujeres. Del mismo modo que queremos que muchos hombres y mujeres rompan las barreras de las catalogaciones morales y que crean que autoproclamarse hetero o LGTB solo sea un paso previo a la libertad sexual.

La sexualidad es una línea de preferencias, sin más. Y además, estoy convencido que hasta usted ha sentido alguna vez algo de atracción sexual por una mujer y convencido estoy de que se negará a decirlo y si no usted, alguien de su alrededor que se considera totalmente heterosexual. Quien sabe, tal vez ¿su marido?

La sexualidad no es como se la han contado, es compleja, rica, diversa y eso Doña Carla, y solo eso es lo normal. Lo normal es la diversidad, lo normal es querer, lo normal es enamorarse independientemente de lo que tenga entre las piernas.

Usted ve a un traidor de género y por eso me posiciono políticamente ante la moral sexual socializada e imperante. Espero que algún día pueda dejar de hacerlo.

Me sorprende y me genera cierta incredulidad que usted crea que el foco del problema de la natalidad está en la perversión de la naturaleza reproductiva, cuando en realidad, en muy pocos años el planeta ha cruzado límites de superpoblación que jamás en la historia se vieron. Hemos pasado de 7 mil millones de personas a casi 8 mil millones en menos de 10 años y ¡usted hablando de los peligros de la pervivencia de la especie!

¿Sabe qué es lo que pone en cuestión la pervivencia de la especie? El hambre, la guerra, la pobreza y el terrorismo. Eso que parece no importarle y que si analizamos un poco la historia reciente del libro que lleva debajo del brazo, no solo parece no importar, sino que es algo de lo que se alimentan con cruel cinismo.

Nosotros y nosotras no cuestionamos a la familia biológica. Todos y todas tenemos madre y padre, yo creo que es obvio. Lo que ponemos en cuestión son los modelos de crianza, que estará usted de acuerdo, que el nuestro no es el único en el mundo, ni obligatoriamente el mejor. Usted que sabe tanto de sociología y de todas las disciplinas que estudian al ser humano.

Dígame un solo país en el mundo, uno solo en la historia que haya condenado a muerte o a prisión a un heterosexual, por el mero hecho de serlo. Si lo consigue, se lo agradeceré.

¿Resentimiento? ¿No estaría usted resentida si cada vez que se besa en público con su novia (como hacen los heterosexuales) les gritaran desde un coche en marcha: “bolleras de mierda” o se girara toda la terraza de un bar para mirarlas? A mí un día hasta me fotografiaron, como si fuera un animal mitológico, como su dios. Deje de pensar en los resentidos y empiece a pensar en los que nos resienten que son los que ejercen una violencia real y son aquellos y aquellas que atentan contra la vida y los que representan un peligro.

Respecto al “león que se acuesta con la jirafa”. No me quiero ni imaginar sus pensamientos y lo que le pasa por la cabeza cuando mira “El Rey León” con sus hijes, pero suena –como decimos los y las jóvenes- un poco creepy.

Le pregunto y me gustaría que me respondiera si se diera la situación en la que me lee: ¿en serio esa es la educación afectiva y sexual que recibió?

El género es un constructo social y el sexo una característica fisiológica. Ser sensible o emocional no es cosa de mujeres o niñas -aunque así se haya socializado-. La sensibilidad es una emoción humana. Pensar que hay que promocionar una idea de «niño» y una idea de «niña» genera más problemas de identidad de género y de sexo, que desdibujar el género y promocionar una personalidad desarrollada en función de cada ser humano y sin borrar las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Tenemos cuerpos diferentes, jamás lo hemos negado, sería absurdo hacerlo. Es tan absurdo negarlo como negar que usted es el perfil idóneo para trabajar en La Razón.

Los y las abolicionistas del género no queremos promocionar una idea destructiva del mundo, ni prohibir, ni odiar, ni coartar, ni censurar, porque sabemos lo que es vivir en un mundo hostil y que nos odia. Queremos la construcción de un mundo y de una sociedad sin jerarquías, sin autoritarismos y sin un poder caudillista. Queremos promocionar el liderazgo natural, el sentir, el bienestar social y la cohesión. En definitiva, lograr la igualdad a través de la asunción de nuestras diferencias. Porque, Doña Carla, todos y todas somos diferentes y eso es, sin duda, lo que nos convierte en iguales.

Y para acabar, usted decía que lo tolerable no es obligatoriamente deseable, con lo cual podría hacer un ejercicio de tolerancia si su hija fuera lesbiana, pero no sería lo deseable para usted y ¿Sabe qué he pensado en seguida? Primero, que confunde sus deseos individuales egoístas con los derechos colectivos y lo segundo, que ni la tolero, ni le deseo a nadie tener una madre como usted.

  • ¿Bendito sea el fruto?
  • El Señor permita que madure (pero ya, urgente)

Antoni Miralles Alemany

Artículos de interés: «Por qué los hombres violamos» (Respuesta a Víctor Lapuente)

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Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

33 comentarios

  1. Madre mía, cuánta parrafada para no decir nada y encima creer que algo se ha dicho. A ver, Tony, me temo que no has entendido nada y necesitas un espejo. Sí, te voy a hacer mainsplaning de manual. Copio y pego de tu columna:

    «Un gobierno que promueve e impone dogmas –que no valores- religiosos, como la construcción de una identidad nacional basada en dichos dogmas –manipulados- que aparecen en las sagradas escrituras a través de leyes caudillistas que someten a la población civil»

    ¿No me te digas que no te suena de nada? Pues yo, te lo cuento. Eso es, ni más ni menos, el objetivo que se persigue desde ciertos lugares del colectivo LGTBI. Que Dios (o el ejército que al final vamos a acabar mal y vamos a tener que necesitarlo por desgracia) perseguís imponer vuestro criterio. Lo hacéis con perversión y victimismo, de manera que quién no os enmienda la plana, es homófobo. Y no perdéis el tiempo y enseguida lo señaláis para que sea lapidado, de momento en plaza pública virtual (como haces con esta columna que menos mal que no lee ni el tato). Si alcanzaseis poder, el linchamiento sería en plaza pública física.

    No soportáis que nadie piense de manera diferente (en eso sois iguales que la iglesia en el franquismo y de hecho os parecéis muchísimo en la performance desfilando bajo palio en el orgullo). La columna a la que refieres es fresca y sin más intención que, desde el humor, recordar que poco a poco vais imponiendo vuestras ideas sin ninguna piedad. Mire señor, desde el cariño, a mí me importa un huevo con quién folle nadie. Me es indiferente. Lo que no me es tanto es que alguien quiera imponerme que yo considere que lo suyo es lo normal, la norma, lo diferente o lo guay. No debería estar si quiera en el debate.

    Muchas gente os reímos las gracias hace años, muchos os estuvimos, además, apoyando y ahora resulta que no queríais la igualdad: buscabais la superioridad, la moral, la de facto, todas. Y por ahí sí que no, no pasamos.

    Estáis empezando a dar miedo. Tanto que la contra reacción (forocoches y similares) será peor que la de Gilead. Porque igual no lo sabes pero ese lugar tan horrible surge para tumbar una sociedad que aupó tanto a las minorías que logro terminar hasta con las mujeres fértiles. Y si no, lee el libro.

    Tu artículo rezuma fascismo, condescendencia, censura, caspa.

    • Uf Marta, que hables de fascismo y caspa después de lo que has escrito…
      Hay un refrán que, en mi modesta opinión, refleja muy bien tus argumentos (o la falta de ellos): cree el ladrón que todos son de su condición.

    • ¡Hola! La infertilidad está asociada a la contaminación, no a la promoción de las minorías. Deberías revisar la serie un poquitín.

      ¿imponer? ¿el qué? ¿Que cada uno haga lo que considere mejor para su vida y que no permita que nadie tutele sus decisiones?

      No me tienes miedo ¿sabes a lo que temes? A que os hagamos lo mismo que nos habéis hecho a nosotros.

      Me encanta lo del victimismo, porque el victimismo se produce generalmente sobre aquellos que no son víctimas de nada. Como es vuestro caso.

      En Madrid las agresiones homófobas aumentaron un 1000% en 2016, en las escuelas el acoso escolar -lejos de reducirse, aumenta- es fundamentalmente machista y homófobo. En países, con los que españa comercia armas -por cierto- persigue, detiene, tortura y asesina de forma masiva a los homosexuales, pero la que tiene miedo eres tú.

      Hablando de victimismo.

      Fascismo es defender y dulcificar un sistema fascista, entendiéndolo como un sistema que aporta algo o que soluciona. La represión es irónica, porque generalmente consigue todo lo contrario a lo que pretende.

      Por cierto, Carla esgrime un argumento en la plaza pública voluntariamente y debe asumir, como persona responsable de sus palabras, que puede haber alguien que le responda.

      Si no le gusta exponerse al público, que no se exponga.

      • Se expone igual que usted, señor, igual que usted. Pero, a diferencia de usted, responde con elegancia. Por cierto qué le parecen las diferentes frases que le voy a comentar?

        No te quiero convencer de nada
        Detesto la opresión
        Mis ideas estarán siempre del lado del oprimido
        No tolero la opresión
        Este artículo es violencia
        Es inadmisible lo que has escrito
        Lo condeno porque es opresión y violencia
        No te atrevas a decir que lo sientes
        Me da igual lo que sientas
        No hables de libertad, tú no hablas de libertad
        Puedes expresar lo que quieras pero es opresión
        Que pares de llorar
        Me dan igual tus pataletas, tu artículo es violencia

        terribles, ¿verdad? Están sacadas una a una de su muro, de una persona con muchísima violencia. Pero qué más da. Esa personas puede porque considera que tiene LA VERDAD, la que usted suscribe.

        Deja de llorar. (es de tu amiga, la de facebook)

        • Usted ha dicho que acabarán necesitando al ejército y vinculándolo a un sistema fascista. Sí, es una amenaza de muerte directa.

          Quizás yo necesite revisión lectora y usted de escritura.

          Literal: «Que Dios (o el ejército que al final vamos a acabar mal y vamos a tener que necesitarlo por desgracia) perseguís imponer vuestro criterio.»

          ¿Explicar y dar alternativas es «imponer» y «perseguir»?

          Hablando de victimizarse y llorar.

          En 72 países es ilegal ser homosexual y en 8 se condena a pena de muerte y usted hablando de los peligros de ser heterosexual.

          Quédese con esta frase: Está usted haciendo el ridículo y da igual cuando lo lea.

    • Martita, querida, nada que decir de tus palabras porque nuestro colaborador y amigo Toni te ha respondido como mereces. Como coordinadora de @LaPajareraMgz y madre de la criatura me has tocado los ovarios. Sí ¿Cómo que no nos lee ni el tato? ¿Entras, acaso en nuestros datos para saberlo? ¿Tendré que ponerme paranoica? No, solo haces lo que acostumbras, hablar por hablar. Te voy a dar unos datos, ricura: una publicación gratuita, sin subvención ni apoyo (nada que ver con la «prensa» donde escribe tu querida Carla que mama del estado y de poderes oscuros y facticos, recibe más de 1000 lecturas al día, Martita. Nada, para ti y para Carla no será nada, acostumbradas a las enormes audiencias de esa jojoya periodística que es La Razón. Pocas veces me ven mis lectores entrar al trapo. Honor que puede apuntarte, pero es que lo del tato me ha llegado, Martita. Y así todo…Ya lo dijo alguien que a ti no te suena: Castilla dominadora y que hoy desprecia cuanto ignora. Pues eso. Guapi.

        • O como la Razón, con la plantilla sin cobrar o cobrando en negro, querida. Vamos a compararnos, todavía hay clases. Las de ustedes, inútiles con poder, o nosotras que amamos la cultura y difundimos gratis. Orgullosa, señora Llarena, muy orgullosa de mis 1000 tatos al día. Por cierto ¿Cuántos la leen a usted?

          • Muy señora mía, ni idea de lo que se cobra en la Razón. Yo trabajo en una clínica. Y mis empleados cobran muy bien, por cierto. ¿Cobran en negro en la razón? vaya, qué interesante. No será usted Eduardo Inda disfrazado? Ni idea de cuántos leen la razón. Yo no la leo, llegué a este artículo porque alguien lo estaba compartiendo. Sin más, oiga. sin más.

  2. Muy buen artículo, Antoni.

    – «Muchas gente os reímos las gracias hace años, muchos os estuvimos, además, apoyando y ahora resulta que no queríais la igualdad: buscabais la superioridad, la moral, la de facto, todas. Y por ahí sí que no, no pasamos.»

    ¿Las gracias, los derechos sociales son unas gracias? ¿La superioridad moral? Madre mía, me meto en un jardín, me desoriento; me meto en otro, me pierdo aún más. Desde luego esta señora se ha retratado solita.

    – «Lo hacéis con perversión y victimismo»

    Hay no sé cuantas agresiones homófobas en España al año, muchas de ellas que no se están considerando delitos de odio, y en la otra punta del mundo están metiendo a la comunidad gay en campos de concentración y asesinándola, pero somos unos victimistas. Vaya whiskies cortitos que se meten algunos para desayunar.

    – «La columna a la que refieres es fresca y sin más intención que, desde el humor»

    Tampoco tiene abuela.

    Bueno, es La Razón, claro, es que también qué se puede esperar….

  3. Estupendo artículo. Todo lo que piendo y más. Y ciertamernte! Algunas personas son increíbles de descaradas, hablando de victimismo, cuando evidentemente prefieren victimizarse por ser «heterosexuales?» que luchar por verdaderas causas, como el hambre en el mundo, la contaminación, la biodiversidad! Y por el amor de Dios, a quién se le ocurre hablar de supervivencia de la especie cuandonla superpoblación es un problema más inmediato y REAL.

    Lo otro es atraverse a venir aquí a decir que los homosexuales quieren imponerse, pareciera decir que ahora se debe sentir obligada a tratarlos bien o a ser amables con ellos. Bendito Dios. Que a mí más que importarme que mi hijo vaya a ser gay o geek, lo que me importa es que sea un ser humano maravilloso, que luche contra las injusticias donde las vea, que sea generoso, compasivo, que se preocupe por el medio ambiente donde vive y que no me de nietos por sentirse obligado con la raza. Si además de todo eso puedo evitar que se vuelva un loco religioso, por mi mejor.

    • Claro, para algunos y algunas «violencia» es coartar su privilegio de ser homófobos/machistas, racistas o [inserte discriminación] y habitualmente, algo tan arraigado y que siempre ha estado en una atmósfera de impunidad, se considera un derecho, por tanto, cuando ven mermados ese «derecho» hablan de cosas completamente paranoicas como la heterofobia y demás chorradas, que simplemente no existen.

  4. Estimado señor Miralles. Debo felicitarle por el artículo que ha escrito. Es inteligente y bien razonado. A pesar de la ira que ha podido generar el artículo de La Razón en algunas personas afines a sus ideas, usted ha sabido mantener la capacidad reflexiva, sin desbordarse por emociones negativas, manteniendo una gran educación y elegancia en su exposición.
    Su artículo invita a la reflexión en personas como yo, pertenecientes al colectivo heterosexual, ayudándonos a entender mejor cómo piensan y sienten los miembros de colectivos diferentes.
    Sólo un pero, si me lo permite, a su brillante exposición. Y es que en algún punto de su artículo deja entrever la ilusión de que, en el fondo, todos tenemos o hemos tenido fantasías homosexuales, insinuando la posibilidad de que el heterosexual sea en realidad un bisexual castrado por una educación dogmática y represiva, que sin darse cuenta ha llegado a hacer propia.
    En caso de haberlo entendido mal, le ruego me lo aclare.
    En caso de haberlo entendido bien, implicaría por su parte una fantasía deliroide megalómana de superioridad moral y evolutiva, similar a la que achacan a grupos arcaicos y dogmáticos de poder.
    Un saludo y muchas gracias.

    • No, no. En ningún caso digo que todos los heterosexuales tengan preferencias homosexuales episódicas. Lo que digo es que algunos sí están castrados emocionalmente para asumirlo y expresarlo, en el caso de que se diera (conozco casos). Para entender que la libertad sexual no solo atraviesa al colectivo LGTB sino también al heterosexual.

      • Por cierto, soy el hermano de Carla. Y he de decir que ambos hemos disfrutado y aprendido con su artículo. Cómo ya he dicho, permite entender mejor y abrir la mente a otras perspectivas.
        Cuando posturas dispares consiguen comunicarse con respeto, acaban siendo capaces de modificarse y evolucionar, siempre que no estén patológicamente cristalizadas.
        Gracias de nuevo.

  5. Sr. Miralles, en primer lugar, muchas gracias por leer mi columna y contestarla tan extensa y brillantemente. Reconozco que no me he leído su texto al completo porque_perdóneme_no tengo tiempo, soy madre de varios hijos y mascotas además de periodista y no doy más de mi, aunque le confieso que disfruto mucho de esta vida tan esforzada que llevo, de ahí mi columna. Le correspondo sólo con un pequeño tip: no se extienda tantísimo en sus escritos, aunque sean suyos, aunque sean geniales. Aunque fuera Oscar Wilde o James Joyce, hay que usar la tijera (yo practico la tijera con lo mío como una perra, sin piedad, cuando no me imponen una extensión x).

    La columna de Carla de La Lá es una crítica laxa del contemporáneo a través de una señora de mi edad, desde la tolerancia y el humor, que es lo mío, y la frivolidad, lo reconozco, es más, se lo aseguro.

    Apreciado Tony, vengo aquí a repetir por enémisa vez que no soy homófoba, ni transfoba ni fobinada, ni ninguna de esas barbaridades de las que se me acusan tan injustamente. Respeto a todo el mundo, valoro la diversidad y la libertad, como cualquier persona civilizada y razonable. Creame, usted, no me haga tener que repetirlo, aunque sólo sea porque es aburridísimo repetir. Yo no soy homófoba, Crealo, no tengo por qué mentirle. Nunca comprenderé a la gente que disfruta no creyendo, no aceptando, los argumentos que otro les está ofreciendo de frente, con franqueza…( como si el final del problema, la resolución del conflicto, significara el final de la fiesta, que les quiten la música con la que freneticamente bailaban…) hablo como si me hubiera tomado un tripi, y mire, Tony, no es para menos…(no sabe las denigraciones y amenazas que esta pobre está soportando desde hace días)
    Investigue sobre mí, sobre mi vida, sobre mis amigos y se sorprenderá. Sobre las personas que frecuentan mi casa, a la que está usted invitado, por supuesto.

    Sobre mi artículo, lo suscribo, no se enfade, no tenemos por qué pensar igual en todo.
    Me pesa mucho que algunas personas no lo hayan entendido (pienso que tenemos en España un caso de insuficiente comprensión lectora severísimo y a tratar).

    Veamos: cuando hablo de «minorías resentidas» me refiero a los radicales (no a los gays); en mi opinión, los radicales de cualquier corte y color, de cualquier país y edad, religiosos o ateos, son minorías resentidas. La vida es dura para todos y todos debemos lamer nuestros heridas, con cariño, sentido común, con humildad y humor. Algunos no son capaces y se radicalizan. Y entonces adiós a la democracia y a la libertad de expresión.

    Para estas personas, la libertad de expresión del otro es caca, es un mal que se ha de erradicar. Si estas personas llegaran al poder, al gobierno (están cerca) no habría medios de comunicación, porque no son capaces de aceptar que otros piensen diferente. No hablemos de respeto…esta gente se desestructura con una opinión distinta y pasan a la agresión verbal (si pudieran a la física). Personas en cuyo pensamiento no existe una sola duda razonable.

    Sigamos, cuando digo “desviación de la normalidad” estoy hablando de un concepto estadístico, no de perversión.
    Desviación como concepto estadístico, jamás como un juicio moral ¡vale!. Estoy hablando de cantidad, no de cualidad. De las relaciones entre los números, las cantidades y las proporciones, no de las relaciones sexuales.

    Por último, la “presunción de heterosexualidad” no significa ser homófobo, yo supongo que mis hijos son heterosexuales, como casi todos los padres del mundo. Si no lo son, no pasa nada (evidentemente).
    Sin embargo, muchos hacen apología de la neutralidad genérica, con una agresividad sin igual.

    Su idea de establecer una enorme neutralidad sexual en el planeta tierra, la respeto, cómo no, aunque no esté de acuerdo, porque esa es la base de la convivencia, de la libertad y del pluralismo.

    Me dicen que es usted una persona brillante, y, no lo dudo, me queda claro desde el momento en el que decide emplear un tono equilibrado y sereno.

  6. Tremendo artículo, tremendas argumentaciones y tremendo tú. Me encanta la ironía con la que escribes. Esta frase lo resume todo:
    “Tenemos cuerpos diferentes, jamás lo hemos negado, sería absurdo hacerlo. Es tan absurdo negarlo como negar que usted es el perfil idóneo para trabajar en La Razón”.

    Gracias por hacer visible lo que MUCHOS y MUCHAS pensamos de Doña Carla.

    ¡Un tato/tata más a la lista!

  7. Muy buen artículo en respuesta al de ese medio que no voy a nombrar. Me gustaría responder a Carla, ya que no lo has hecho tú (bien pensado), y por la parte que me toca, puesto que nos acusa a los lectores de falta de comprensión en vez de cuestionarse la posibilidad de que quizá deba ella mejorar su escritura (no digamos su puntuación, que no sé si ese medio para el que trabaja tiene en plantilla a algún corrector) que si tiene que venir aquí a explicar lo que quería decir con su artículo y matizar esto y lo otro, esa «tijera» que comenta debes utilizar tú, debería ella guardarla en el cajón; y eso sólo para empezar…

    En fin, que para hablar de temas tan sensibles es mejor dejarse de frivolidades y «al pan, pan y al vino, vino», que para eso ya están las fiestas con vizcondes y las tertulias con pamelas.

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