Se acuerdan ustedes de aquel chascarrillo o chiste que venía a decir:
«Me llamó idiota, se lo pasé por alto, después me dijo imbécil, también lo aguanté, se metió con mi familia y a duras penas me contuve… Pero mire usted, señor Juez, me llamó INDIVIDUO y ya no pude sujetarme…«
Les propongo que sustituyan el término «individuo» por «bolivariano«. Me pregunto cuántas personas, después de escuchar el uso de este último término, llegarían a sentirse ofendidos. Al mismo tiempo, me pregunto cuántas de las personas que toman esta palabra como un insulto o, al menos, con valores negativos, sabría de donde viene el vocablo, cuál es su origen.
Reconozco que, en muchas ocasiones, bien por escrito en las redes, o de forma oral, cuando he escuchado en la cola de la panadería o en la frutería de la esquina decir a alguien -generalmente dirigiéndose al Gobierno o a una parte de él- » esos son unos bolivarianos«, he sentido muchas ganas de indagar en la propiedad con que el individuo utilizaba el término, en el conocimiento que del mismo tenía.
-Oiga, por favor, qué significa eso de bolivariano-
Reconozco que es la pregunta que se me ha quedado siempre a flor de labios, sin resolver. Así que, a partir de ahí, todo lo que puedo hacer son conjeturas sobre el conocimiento que las personas que la utilizan tienen de esta palabra.
Lo cierto es que dado el uso peyorativo que ha generalizado la oposición de derechas sobre la misma o bien responde a la conciencia de que la gente a la que se dirige esta poco formada histórica y lingüísticamente o, lo que no sería menos grave, ellos tampoco conocen la etimología del término con rigor.
Así que ofrezcamos un poco de luz. Bolivariano es un adjetivo que se forma a partir del apellido Bolívar. Apellido que corresponde al de un personaje histórico de gran relevancia. De hecho la Wikipedia lo describe así:
«Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el Hombre de América y una figura de la historia universal, ya que dejó un legado político en varios países latinoamericanos, algunos de los cuales lo han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas, monumentos, parques, plazas, etc.«
Estamos, entonces, ante un personaje histórico de primer nivel que recibió el título de Libertador, que fue enemigo del colonialismo y del imperialismo que ejerció sobre la América Latina, primero España y después ha seguido ejerciendo, fundamentalmente a nivel económico, pero también político, Estados Unidos. A este respecto, no olvidemos la frase de Monroe (5º Presidente de los Estado Unidos): «América, también, para los americanos».
Conocidos estos hechos y al personaje histórico que los protagonizó, Simón Bolívar, me pregunto si alguien, sabedor de los mismos, se sentiría ofendido o utilizaría como ofensa el término.
Aunque, ahora que lo pienso, teniendo en cuenta el denodado amor que la derecha más derecha española ha tenido siempre por la derecha más rancia e imperialista norteamericana, no es de extrañar que considere a Bolivar un malhechor, en el mismo sentido que a Pinochet o a Videla los consideró, en su momento, ejemplos a seguir.
Sí, sí…, si «bolivariano» es lo que es y significa lo que significa…, llámenmelo, porque no me molestará tanto como INDIVIDUO.
Juan Jurado.
Estimado Sr. Jurado.
Es un placer leer algo tan sincero, bien expuesto y redactado, con la sana intención de educar.
Me asusta mucho esta pérdida de recuerdos históricos tan de moda en España, que permite a algumos reescribir con tachones y errores de forma y concepto algo que nos pasó.
Esta demencia histórica, lingüística, expresiva, de concepción del pensamiento lógico, de estructuración del lenguaje viene dada por una perdida importante: la del placer de leer mucho y de todo.
Hace años que veo que el sistema educativo español hace aguas por todos los lados, y los sucesivos planes en poco o nada ayudan a la tan necesaria tarea de la formación. Aún quedan paises donde ser maestro o profesor es algo que se venera porque sobre ellos reside la tarea de formar las futuras generaciones del país, y la educación tiene un peso específico importante en la arquitectura del país.
Todo se puede revertir con voluntad, pero es una lástima que no seamos uno de ellos.