Cenizas

Entre brasas, quedaron las cenizas
de un amor abrasado que pugna por no irse
convertido en humo o en pavesa
soplada por el viento o urdida entre espinos.
Sin ánimos ni risas, sin alma, apenas nada,
solo resmas de aire y favela diluida
entre barros que la lluvia difumina,
tal que sombras teñidas del destino.
Nos quedó el recorrido de unas manos
por la piel, que hambrienta recibía,
la dulce caricia o el respingo
del sabor salado de unos labios.
En medio del vientre se abría un fuego,
a cada poco tiempo renovado
luego de apagarse, quedaban los rescoldos,
que iluminaban la mañana,
antes de que la luz asomara
y dejara la penumbra para luego.
Asidero de miedos, fue bastante
el amor crecido como un río
-desbordado- camino del despeñe
o del roquedal donde las aguas,
se diluyen, o son tragadas por el hambre
de una tierra sedienta de rocío.
Tierra seca, baldía, que se toma
el fruto de nuestra pasión, alimentada,
por los rescoldos y brasas encendidas
que ni una cruda tormenta nos lo apaga.
¿Quedó algo de la falla de aquel tiempo?
o solo las cenizas hacen peso
entre el laberinto perdido de los besos
y las banderas arriadas del destierro.
María Toca
Santander. 28-07-2021. 20,42.
Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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