—¿De qué te ríes? A mí no me hace ninguna gracia.
—Mujer, es divertido…
—¿Divertido que a Lola la engañe su marido? Mira que eres bruta
—Por qué bruta, vamos a ver, si Lola lleva media vida presumiendo de matrimonio perfecto. Dándonos lecciones a las demás, creyéndose que él no mira más que por sus ojos. Y ella sin hacerle ni puto caso
—Eso tú no lo sabes
—¿Cómo que no lo sé? ¿Y cuándo se va sola de vacaciones con el cuento de que está estresada?
—Bueno, pero eso son cosas pactadas entre los dos, y a Mariano se le ve contento, se le veía.. Bueno, ¿cómo te has enterado?
—Porque en la cena de empresa de mi marido fueron a un sitio nuevo, y allí, en un rincón, estaba Mariano muy acaramelado con una chica. Bueno, chica no, de nuestra edad más o menos
—¿Lo de muy acaramelados te lo dijo Enrique?
—Bueno, no sé… el caso es que lo quiso saludar y Mariano se hizo el despistado. Mi marido ya no insistió, claro
—Me dejas atónita. ¿Qué estaba claro?
—Mujer, que era un lío, no te pongas tonta. Además, ya sabes, según Lola, Mariano no sale solo por la noche, por lo visto nunca sale sin ella.
—Ya. ¿Sabes qué día fue?
—El viernes pasado, que Lola se subió a esquiar con los vecinos. Como a Mariano no le gusta esquiar… Qué cara dura, a saber si se está aprovechando de las veces que ella se va
—Qué son muchas, como todas sabemos
—Sí, pero dice Lola que él siempre se queda en casa leyendo. No como mi Enrique, que sale tanto…
—¿Y qué? Tú siempre has dicho que te da igual, que a ti no te gusta salir. Cada pareja es un mundo.
—Ya que estamos, sabes, Enrique debió volver muy tarde ese viernes. Y no sé en qué condiciones, porque se metió a dormir en la habitación de invitados, y a la mañana siguiente casi llamo a la policía cuando no lo vi. Pero no se lo cuentes a nadie, por favor.
—¿Y a quién le importa, vamos a ver? Por cierto, ¿a quién le has contado tú lo del lio de Mariano?
—Bueno…
—O sea, que es lo que te contó Enrique cuando lo encontraste en el cuarto de invitados. Que había descubierto a Mariano con una mujer que no era Lola.
—Sí, figúrate que situación…
—Claro, tremendo. Por cierto, a la cena de empresa de tu marido ¿fue también la secretaria nueva? Esa que dices que es tan guapa…
—Pues claro, siempre van todos. Precisamente me dijo que le tocó acompañarla a casa y que por eso había llegado tan tarde y no quiso despertarme.
Luisa Horno.
Deja un comentario